EL SONIDO DE LOS LATIDOS DEL
CORAZÓN DE LA PACHAMAMA.
por: Ricardo Luis Acebal
La percusión produce la música que los parches, acariciados (no golpeteados,
ni mucho menos aporreados) por un ser humano (varón o mujer) acompaña guitarras,
violines y demás instrumentos de los cuales se sirven cantoras y cantores
populares desde tiempo inmemorial para expresar lo que la Madre Tierra les
dicta, les secretea en sus oídos.
De origen indudablemente africano, el bombo legüero santiagueño produce
sonidos que pueden escucharse a kilómetros de distancia de donde se lo está
ejecutando sin haber necesitado nunca la ayuda de un amplificador eléctrico ni
electrónico de los que hoy conocemos.
Desde luego esa audición "a leguas" de distancia, será posible si el oyente
no tiene su capacidad auditiva reducida (al cincuenta por ciento o más) por
abusar permanentemente de auriculares y/o equipos de sonido a potencias
desmesuradas que le estropearon sus oídos.
Domingo Cura, un elegido por la Pacha, como otros grandes que no "se
hicieron" sino que "nacieron", se hizo visible en la ciudad de Santiago del
Estero el 7 de abril de 1929.
En su casa del barrio de Boedo, Ciudad de Buenos Aires.
Durante una entrevista que le hizo la periodista Blanca Rébori (integra su colección "Retratos Sonoros") Cura le
dijo a Blanca: "La chacarera nació con mi cuerpo. ¿Vos conoces Brasil? Bueno,
en Brasil a los chicos de 5 o 6 años los ves moviéndose "con ritmo" por la
calle. En Santiago del Estero, los changuitos que lustran botines tocan ritmo
de chacarera con los cepillos sobre sus cajones y con el trapo que sacan brillo
sobre tus zapatos hacen ritmo de chacarera".
Eso mismo le ocurrió a él y cuando pudo tener acceso a un humilde bombito
comenzó su carrera de percusionista.
De movida nomás, sin maestro ni profesor académico, porque algo muy
poderoso dentro de él lo impulsaba a manifestarse así.
De padre, madre y esposa sirios, Domingo Cura fue (y seguirá siendo) uno de
los grandes "turcos" de nuestro Folklore: Cafrune, Falú, Hermanos Simón, etc.
"Llegué a tocar en la orquesta infantil de Andrés Chazarreta, junto con
Hugo Díaz, que luego sería mi cuñado". "A los 9, 10 años con Hugo ya teníamos
un pequeño conocimiento de jazz, sabíamos cómo se tocaba un bolero, un cha cha
chá, sabíamos cómo tocar un pasodoble, Hugo con armónica y yo con un
redoblante. Ya a los 12 o 13 años ya trabajábamos en una orquestita, en la que
Hugo inclusive tocaba el bajo y el violín, todo de oído. Yo tocaba el bombo y a
veces con un palillo un redoblante, que me lo habían prestado porque mis padres
fueron siempre muy humildes y no tenían cómo comprarme una batería o cosa así.
En la escuela yo era pésimo, no me entraba nada, sólo me entraba la música.
Agarrar un palo y tocar y tocar. Desde que tengo uso de razón no he hecho otra
cosa que tocar."
En 1950, integrando "Hugo Diaz y sus changos"
A BUENOS AIRES EN TREN DE CARGA
"Hugo me había llamado varias veces para que bajara a la Capital, en la que
él ya estaba haciendo algunas actuaciones. En 1943 viajé en un tren de carga.
Toda una aventura, cinco días de viaje. Casi me muero, era invierno. Después un
hermano mío que vivía en Buenos Aires me mandó de vuelta. Y a partir de ahí
estuve yendo y viniendo, hasta que a mis 18 años (año 1947) Hugo me dijo que me
quedara con él, que ya estaba empezando a trabajar más o menos bien.
En ese tiempo la avenida Corrientes, desde Callao hasta el bajo, ni bien
anochecía se poblaba con una verdadera multitud que concurría a los distintos
bares y confiterías en los que se podía escuchar Tango, Jazz, nuestro Folklore...
Con Hugo actuábamos en Trocadero, donde tocaba Buenaventura Luna con La
Tropilla de Huachi Pampa. ¡Era una belleza escuchar eso! También las Hermanas
Berón y las Hermanas Cornejo, Carlos Montbrun Ocampo, mi hermana Victoria...
CÓMO EXPLICAR EL SONIDO DEL
BOMBO...
"A mi me abrió una cosa muy grande dentro de la percusión, me dio pie para
que yo pueda abarcar muchas cosas. El latir del bombo me ha dado mucha tristeza
en algunas cosas. Hubo bagualas que me hicieron llorar. El bombo también trae
alegría. Y tristezas, por nostalgias del pago.
Yo tengo un bombo legüero, que lo ubico siempre a mi izquierda. Es el de
sonido más grave de todos, que me ayuda a definir todo lo que voy haciendo. Yo
uso a veces seis bombos, desde el más agudo al más grave. Sin éste, el más
grave, no podría tocar. Es el que me lleva todo a mi. El sonido del bombo es importante, pero también es importante la fuerza
de uno. No la de las manos sino la del corazón".
Entrevistado en Radio Nacional por Jorge
Puerta y publicado por el periodista Diego
Vázquez Comisarenco le reveló:
- "Siempre hay algo que aprender. Sobre todo en la música. Y en todas las
cosas, en la Medicina, por ejemplo. Por eso yo vivo tratando de escuchar cosas
y ver cosas. Uno, que se dedica a esto, puede pensar: "Ya llegué al
límite" Pero no, siempre hay algo que aprender".
- "A mí me gusta que me digan Domingo y no maestro"
- "A los chicos, que a veces los padres me han pedido que les enseñe la base
folklórica y el bombo legüero, que sé yo... He tenido la oportunidad de hablar
con muchos chicos y los mandé a que aprendan un poco de solfeo. Yo no tuve la
suerte de chico de aprender solfeo. Pero hay muchos chicos que yo les dije: -
Ustedes quieren abarcar de golpe muchas cosas que a mí me costaron más de
cincuenta años. Entonces, hay chicos que lo comprenden y otros que no. Yo
quisiera dar un ejemplo del caso mío. He vivido unos años muy malos desde que
vine con mi cuñado Hugo Díaz a Buenos Aires. El ha sido un gran músico, que
llevó la armónica por todas partes del mundo, la armónica folklórica y nos hizo
quedar bien en todo el mundo. Hemos luchado tanto por llegar a estas cosas...
Lo que yo les diría a los chicos, es que no pueden hacer de un día para el otro
lo que a mí me costó cincuenta años. Trato de meterles bien eso en la cabeza".
- "Un país como la Argentina, yo no lo cambiaría por nada del mundo. Es
extraordinario".
HASTA SIEMPRE QUERIDO DOMINGO
Participó como percusionista en varios álbumes históricos de la música
popular argentina como la
Misa Criolla
(1964), de
Ariel Ramírez
, Folklore en Nueva
Dimensión (1964), junto a Ariel Ramírez (piano) y
Jaime Torres
(charango), Cantata
Sudamericana (1972) con
Mercedes Sosa
, etc.
Con respecto a la primerísima importancia de su participación en la Misa
Criolla, recomiendo escuchar a través de un equipo que reproduzca correctamente
los sonidos graves el Kyrie, con que la obra comienza. Solo los bombos de Cura
acompañan a Los Fronterizos y al Coro del Socorro. Creo que escuchando
atentamente podrá comprobar el porqué de mi aseveración de que Cura nos hacía
escuchar EL SONIDO DE LOS LATIDOS DEL CORAZÓN DE LA PACHAMAMA.
En el escenario del Festival de Cosquín 1986 (domingo de cierre al mediodía) junto a Ariel Ramírez y demás participantes de la interpretación de Misa Criolla (Foto: Ricardo Acebal)
Nunca necesitó inspirarse en percusionistas famosos, de Argentina o de
cualquier otro lugar del mundo. Ni mucho menos "copiarlos".
Falleció el sábado 13 de noviembre de 2004, a la noche, a los 75 años,
víctima de un paro cardíaco en pleno escenario. Su muerte se produjo durante su
actuación como invitado especial del espectáculo de Chico Novarro en el teatro
Lola Membrives. Cinco minutos después de comenzar su intervención, sufrió un
paro cardíaco progresivo y cayó al piso frente a los espectadores. Cuando los
médicos de la sala lo atendieron en los camarines ya no había posibilidades de
reanimarlo.
Durante el espectáculo, Domingo Cura había sido presentado por Chico Novarro
como "mi maestro" y había comenzado su participación al frente de un set de
bombos ubicado en el extremo derecho del escenario. Más tarde, Novarro lo había
reemplazado en esa percusión y él se había sentado en una silla en el medio del
escenario para pasar a tocar bongós. Fue así como murió: haciendo lo que más
quería. No le faltaban proyectos: para febrero del 2005 tenía previsto hacer el
espectáculo Tiempo de percusión, con Oscar Alem.
El 11 de noviembre de 2005, al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento, la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo con el auspicio de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural, descubrió en el frente del edificio donde tuviera su domicilio durante más de 35 años, una placa que recuerda su presencia en el barrio, bautizando con su nombre la intersección de la Av. San Juan con la calle Colombres
Si desea escuchar a Domingo Cura,
a cuenta de mayor cantidad, haga click en los siguientes "Audios de la nota":
Audio 1: "Kyrie", vidala baguala,
de "Misa Criolla".
Audio 2: "Chacarera del rancho",
de Hermanos Abalos y "El pintao" (gato de Hermanos Díaz y Adolfo Abalos), ambos
con Eduardo Lagos en piano y conjunto con arreglos de Kelo Palacios.
Audio 3: A toda percusión.