TAREA DIFÍCIL LA QUE ENCARÓ DON
GALASSO
por Ricardo Luis Acebal
La obra que aquí comento, editada por Imprex en 2020, cuenta con un prólogo
firmado por el doctor Marcelo Jorge Lima
y palabras finales a cargo del profesor en Historia, escritor e investigador Maximiliano Molocznik.
Molocznik abre su participación expresando: Rufino Blanco Fombona hubiera sido un ilustre desconocido en la
Argentina de no haber mediado el tesón de Norberto Galasso para recopilar su
obra. La presente publicación –que salva del olvido a este escritor venezolano-
ha abierto un espacio para reflexionar sobre la formación de las matrices de
pensamiento latinoamericano a lo largo del siglo Veinte.
En efecto. Las 160 páginas que Galasso emplea para transcribir escritos de
Fombona tienen que haberle costado meses de investigación e infinitas
transcripciones para poder concretar finalmente este libro. En su prólogo, Lima
señala: "...Nos hace prestar atención sobre un personaje esencial para nuestro
destino latinoamericano, Rufino Blanco Fombona; este venezolano, patriota de la
patria grande, extraviado por las páginas de la historia colonial, es rescatado
por el Autor para ponerlo en el pedestal de la historia y así contribuir a la
construcción de la gran espiga esperanzadora, nuestra Latinoamérica unida. Al
decir de Blanco Fombona: ‘Los pueblos americanos han podido ser en la historia
una cosa absolutamente original... fundar una cultura propia diferenciada.’ Y
sentencia: ‘Aún sería tiempo’, epígrafe indispensable para que nuestra juventud
la lea, la razone, la haga suya y la eche a andar como una copla."
En 2001 publicó la editorial
Corregidor "Manuel Ugarte y la lucha por
la unidad latinoamericana". En sus 490 páginas Galasso reveló entonces la
lucha denodada de un intelectual argentino que consagró su vida a aclarar las
razones por las cuales los países de "al sur del Río Bravo" no hemos podido
consolidar una unidad que nos permita hacer valorar nuestros merecimientos a
vivir decidiendo nuestros destinos de soberanía y justicia social que nos
marcaron nuestros libertadores del siglo 19, en especial Simón Bolívar y José
de San Martín.
Norberto Galasso. Según el prologuista Lima: "Si se recorre el historial de sus obras, todas ellas tienen un hilo conductor, una coherencia que permite afirmar: este hombre está convencido."
UN BOTÓN DE MUESTRA
Páginas 165 y siguientes del libro que estoy comentando:
Manuel Ugarte
, en su obra "El
naufragio de los argonautas" escribe sobre Fombona:
"Rufino tuvo una personalidad arbitraria de héroe de novela. Yo sé que no
rechazaría, si viviese, esta vecindad con los grandes ilusos desequilibrados.
Esa existencia trato de evocar en este libro.
"Nada me parece tan odioso como el hombre solemne" me declaró hace cerca de
medio siglo cuando nos conocimos por casualidad en una pensión española en New
York, viajeros anónimos, los dos, pero con diabólico orgullo. Lejos estábamos
Rufino y yo de adivinar el porvenir. Él resultó efímero gobernador de Guipuzcoa
durante la Revolución Española. Yo proyectaba reldimir América de los
imperialismos. Él soñaba por ese entonces con llegar a ser presidente de
Venezuela. Pero eran tan leales las ilusiones, siendo aventuradas y diferentes,
que nos sentíamos hermanos y desde el primer momento nos tratamos de tú. Esta
amistad con Rufino Blanco Fombona que duró hasta su muerte, sin eclipse ni
sombra, ha sorprendido a algunos porque el venezolano pasaba por ser de trato
difícil y hasta peligroso, dadas sus impetuosidades. Debo declarar que conmigo
nunca las tuvo. Discutíamos ruidosamente a veces, pero siempre lo hacíamos
dentro de la más sana cordialidad. Aunque esto del carácter violento es una de
las artimañas que han inventado los cobardes, los hipócritas y los traidores
para escabullirse.
Era un enemigo a muerte del imperialismo y cultivaba una soberbia retadora,
pero en el trato corriente siempre le vi sencillo y agradable. Como a mí, le
seducían, por otra parte, las aventuras y en uno de sus libros cuenta cómo
siguió cierta vez, en París, a una mujer elegante y su decepción burlona cuando
comprobó que, por traviesa casualidad, la dama codiciada entraba a una
pastelería para reunirse conmigo.
En el curso de los viajes nos encontrábamos en lugares diversos. Poco antes
de la guerra del 36 le vi llegar bruscamente a Niza, donde yo era cónsul de
Bolivia. Fombona había venido con sus vecinos de Meudon, cerca de París; y
entonces, con la impetuosidad que conocemos, subió a un tren para instalarse en
la costa azul y seguir la pelea. En aquella época fabulosa Rufino era cónsul
del Paraguay en Bolivia. La última carta que me había escrito este
desequilibrado magnífico que fue Rufino Blanco Fombona, vino desde Montevideo,
donde actuó, al final de su vida, como ministro de Venezuela. Después no supe
más de él hasta que leí la noticia de su muerte. Por una travesura del destino,
cayó en Buenos Aires, ciudad donde nadie le quería porque, con razón o sin
ella, atendiendo a su sinceridad, puso en tela de juicio muchas cosas que
parecían intachables. Pero las represalias ocasionales no disminuyen la
irradiación durable de una obra. Blanco Fombona quedará entre los más grandes
escritores de la Generación del 900. Con responso o sin él."
Entre las cosas que Fombona ‘puso en tela de juicio aunque parecieran
intachables’ (al decir de Manuel Ugarte) y seguramente le valió el odio de la
"intelectualidad elegante" porteña cuyo líder político era Bartolomé Mitre, fue
haber demostrado que eran falsas todas las virtudes que el poder de entonces afirmaba
que tenía don Bartolo. Padre, como sabemos, de la Historia Argentina con la que
desgraciadamente se sigue mal educando en 2022 a nuestros estudiantes
primarios, secundarios y universitarios.
A partir de la página 42 con el título "El pobre Mitre" Fombona pulveriza
al Mitre poeta, al Mitre militar (que perdió todas las batallas que comandó,
salvo la que le "entregó" el traidor Urquiza), al Mitre político...
Textual de Fombona: "Y si Mitre es pequeño como poeta, más pequeño aún como
político y microscópico como militar, es, como historiador, un hombre sin
escrúpulos que ha falsificado toda la historia del continente."
EL PRÓLOGO Y LAS PALABRAS FINALES
Maximiliano Molocznik: "Rufino murió en Buenos Aires en 1944. La prensa oligárquica ("Crítica" y "La Nación") escupieron sobre su tumba" y el prologuista Marcelo Jorge Lima: "Estoy convencido que cuando el lector concluya estas magistrales páginas, se sentirá más comprometido con la construcción de una patria grande".
Ambos acompañaron a Galasso en la
presentación de este libro en la Casa de la Provincia de San Juan en Buenos
Aires el 16 de septiembre de 2022.