Una joven fue encontrada en Rivadavia Banda Sur - 400 km aproximadamente de
la ciudad de Salta - llorando y en estado de shock, luego de haber sido víctima
de una violación en grupo.
El hecho vuelve a poner en escena una lamentable práctica que se da en todo
el norte del país, y con otros nombres en el resto del país.
Para algunos esto responde a una "práctica cultural" que
históricamente fue llamada "ramear", en el norte, aunque en otras
zonas del país ha sido nombrada de diversas formas, como "chinear".
CON LICENCIA PARA VIOLENTAR
El "rameo" consiste en: varones blancos violan y luego devuelven
a sus comunidades a jóvenes menores de edad sin ningún tipo de sanción. A lo
largo de la historia, fue considerado una práctica cultural que existe desde
hace siglos y continúa como parte de un odio de clase.
Al igual que en la Edad Media, a plena luz del día varones criollos,
adinerados, comerciantes o terratenientes, con poder económico o político,
someten a niñas menores de edad de las comunidades indígenas del norte del país
a un ritual de iniciación sexual que parece increíble que aún exista: se las
llevan de los pelos, las alcoholizan, abusan sexualmente de ellas (muchas veces
en manada), y luego las devuelven a sus comunidades como si nada hubiese
sucedido. Una forma de racismo contra los pueblos originarios que se mantiene
en el tiempo y que aún no ha desaparecido.
RACISMO
Durante décadas mujeres indígenas han intentado erradicar tan aberrante
acto, aunque hasta la fecha resulta complejo. Referentes como Octorina Zamora, del pueblo wichi, Noelia Chumbita, del pueblo diaguita y Moira Millán, del pueblo mapuche, se
han referido a esto como constantes abusos sexuales en todas las comunidades
Wichí, Qom, Pilagá, Moqoi, entre otras.
"Esto es posible por la
impunidad que se disfraza de ‘costumbre cultural`, pero esto no es cultura, es
un crimen racista y queremos que se termine esta práctica atroz"
, explica Noelia
Chumbita.
Es así que las referentes del Movimiento
de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir exige que este tipo de abusos sean
juzgados como crímenes de odio. "La
gente piensa que la esclavitud es la producción de la tierra sin remuneración,
pero la esclavitud acá también es el sometimiento y la opresión de los
derechos", señaló Moira Millán.
CRÍMENES DE ODIO
"Por un lado, los violadores
amenazan a las niñas abusadas y por el otro, en ciertos casos, se aprovechan de
la necesidad y del hambre de nuestras comunidades. Acuerdan intercambios de
comida o apenas migajas para callar el abuso o embarazo. Frente al abandono y
desprotección del Estado, esos acuerdos terminan sucediendo"
, agregó la referente.
Fuente Rivadavia te informa.