"QUIEN TOCA ESTE LIBRO, TOCA UN
HOMBRE"...
...sintetizó alguna vez el enorme Walt
Whitman, un genial poeta norteamericano (1819-1892) "incómodo" para los
yanquis, especialmente para los de este siglo 21.
por Ricardo Luis Acebal
El "hombre" en este caso (Gatica) continúa siendo un referente de la
Cultura Argentina, ya que no demuestra la más mínima gana de jubilarse como
"creador de belleza".
En notas anteriores publicadas en esta página se ha hecho referencia a los
contenidos de los capítulos 1 a 7 de este "Cosechando distancias"
Por ello en esta voy a centrar mi comentario en el capítulo 8 "Prólogos" y sobre todo en el 9 "Cien notas", que el mismo Gatica
manifiesta que "debió haberse editado
como un libro independiente". De hecho dicho capítulo 9 ocupa 90 páginas de
las 285 totales de "Cosechando distancias".
En "Prólogos" Gatica escribe sobre Plutarco
"Chacho" Schaller, un riojano "que se
le animaba a todo defendiendo sus ideas" y sufrió 7 encarcelamientos por ello.
Cerrando lo referido a Schaller: Héctor
David Gatica (La Rioja, año 2000): "Y termino con una frase que se la puede
encontrar en "Un camino para La Rioja": "Lo que nunca debemos perder es el
fuego".
Hugo Córdoba y a su derecha Perfecto Bustamante.
Completa estos "prólogos" refiriéndose al libro de Hugo Córdoba "PINCELADAS DE AMINGA-2004", imprescindible según sus
palabras: "...que se sigan sumando obras
que vienen a enriquecer la historia, la cultura de nuestra provincia, salvando
importantes hechos de la voracidad del olvido".
A continuación, en "CARTA PARA ALEJANDRA BUSTAMANTE-2007" se ocupa de un libro,
también todavía inédito, "publicado en
1922 por un minero de nombre Perfecto P.
Bustamante, ‘Girón de Historia’, que según el investigador y antropólogo
Julián Cáceres Freyre es el primer intento serio de tratar temas folclóricos
riojanos.
Y coincidiendo con Bustamante cuando se refiere a los yacimientos del
Famatina, Gatica expresa: Estoy de
acuerdo con oponerse a que esta riqueza nuestra pasara a manos foráneas: "Han
cambiado las legislaciones para entregarla al capitalismo y ya no pueden
trabajarla los pobres". Qué diría entonces Don Perfecto ante la multinacional
que hoy se ha apoderado de la casi totalidad de los yacimientos mineros
riojanos –con la gran ayuda, por cierto, de alguno de nuestros generosos
gobernantes-, triste entrega, con el agravante de una minería a cielo abierto
con cianuro, que según los ambientalistas amenaza envenenar el agua y la vida
del legendario Famatina.
Alejandra Bustamante es nieta del autor del mencionado libro, que a cien
años de su aparición, aún espera su reedición por el gobierno provincial.
LAS CIEN NOTAS, QUE SON 105
Creo que van a estar de acuerdo conmigo los lectores de esta nota acerca de
la imposibilidad de transcribir "las ciento cinco notas", aunque lo merezcan
todas.
Gatica empieza diciendo: Cada vez que
volvía de la calle algo de lo que me había pasado traía para comentar. Uno de
mis hijos me sugirió que escribiera un libro, lo cual me pareció imposible,
dado que había olvidado la mayoría. Mas aquella siembra de esta sugerencia tuvo
su cosecha, que es lo que sigue.
1-El carbonero
Don Luis Fernández, carbonero que
trabajó como "negro" la vida entera, no tenía donde enterrar sus huesos. Fui a
visitarlo en un rancho prestado y al verme, largó la risotada, ésa que nunca le
faltaba, diciéndome: "Ya sé que me ha puesto en sus libros". Así es, Don Luis.
Ud. está en un poema del libro Memoria de los llanos, Carbonero y en un cuento
del libro Los fundadores del olvido que se llama "La risa negra del carbón".
Otra risotada.
Una mañana llegó a caballo al
patio de mi casa, para contarme que había venido de 10 kilómetros a colocarse
una inyección y se iba como había venido pues el enfermero no estaba. Le saqué
fotos y le puse su nombre a un retamo.
Meses después falleció y fue
velado en la capilla. El cajón, de tan pobrecito se desclavó antes de llegar al
cementerio, cuando su peso no pasaba al de un gorrión. En su cuento dejé
escrito la razón. Iban con él los cientos de bosques quemados, que no le
dejaron guardar un peso, no los lejanos empresarios que jamás se tiznaron las
manos. La belleza de nuestra vegetación sepultada dentro del cajón del
carbonero.
Manubens Calvet, uno de esos lejanos empresarios que jamás se tiznó las manos pero amasó una inmensa fortuna explotando a centenares de hacheros y carboneros.
3-Los Machuca
Salíamos con mi esposa de la
terminal cuando escuchamos que un hombre me decía ¡Adiós don David! Entonces
Noelia se dio vuelta y le preguntó de dónde lo conocía, a lo que le respondió:
Pasa que mi madre nos contó que él
nos había puesto en un libro... De
Córdoba han venido/ los Machuca y los Vera/ traen niños y perros/ y cuentas que
pagar. (...) Con sus dieciocho hijos/ va don Félix Mercado/ rumbo a Corral de
Isaac./ Se está acabando el monte.
5-Mentirosito.
En el cuento "La herencia de las
hachas", hablo de los inmuebles valuados en 230 millones de dólares de Manubens Calvet, que tras muchísimos
años de peleas y juicios, el juez ordenó repartir entre cinco grupos familiares
luego de entregar lo que le corresponde a un ejército de abogados. Se comenta
que a la mujer que lo acompañaba y cuidaba no le dejó un peso, terminando sus
días como mendiga. Semejante fortuna la suya, como la de Cecilio Cenares y
ninguno de los dos haber dejado una fundación. El personaje es Alfredo Palma. Ahora, en los personajes
creados en mis cuentos, junto algo de otros hacheros, carreros, poceros, etc.,
dando vida en uno al conjunto. De ahí la confusión del hachero Alfredo que
algunas cosas reconocía como suyas y otras no. De manera que al preguntársele
que le parecía el cuento, respondió que le gustaba pero que yo era mentirosito.
10-El perro de Ramón.
Esperaba ser atendido por el
médico cuando se me acercó un hombre y sin saludarme me dijo: "Yo soy de Chepes
al sur, de El Tala. Tengo unos hijos por demás locos por la naturaleza, por los
animales. Le digo esto porque he leído su libro "El canto del canario" donde
sale el cuento El perro de Ramón. Uno de mis hijos, de once años, se puso a
leerlo y en determinado momento veo que tira el libro con bronca y sale
llorando. Lo seguí y le pregunté qué le pasaba. Me respondió, sin dejar de
llorar: Ha muerto el perro"
Me emocioné. Eso solo, el llanto
ingenuo de la criatura por la muerte del perro, ya justifica haberlo escrito.
12-Resurrección en Villa Nidia.
De aquí nace un cuento que figura
en el libro "El canto del canario".
De lo que sigue he sido testigo:
Al encargado del registro civil le decían juez y en aquella oportunidad lo
atendía Arturo Leyes. Del otro lado de la sierra llegó en sulky un matrimonio,
en un poste ataron el caballo sin desatarlo del sulky y entraron al registro
civil.
-Buen día Sr. Juez. –Cómo le va
Don José, Doña Cruz, qué andan necesitando. Habló la mujer, él era un poco
tímido. –Este niño que traemos se llama Anacleto Flores, es hijo del corazón y
queremos que lleve el apellido del viejo, Morán. ¿Qué se puede hacer? -Matar al
niño como Anacleto Flores y hacerlo resucitar como José Morán. Salió doña
Justina llorando a los gritos y tras de ella Don José intentando calmarla.
Mientras tanto el juez escribía en un libro grande y en dos boletas, sin
movérsele un pelo. Un rato después, ya calmada ella entraron nuevamente, a lo
que el juez, poniéndose de pie les alcanzó una hoja escrita de puño y letra
suya y los sellos correspondientes, diciéndoles:
-En este acto les entrego la
partida de defunción de Anacleto Flores y en esta otra, la de nacimiento de
José Morán.
Ahora los invito a que vamos a
tomar una cerveza en lo de Doña Ilda, para festejar el nacimiento de este niño
que les acaba de nacer. José Morán, resucitado de ser Anacleto Flores. Y en
Villa Nidia tenía que ser.
18-La Dominga se enoja.
Aunque estaba prohibido, fiesta
grande hacía la cooperadora en la escuela una o dos veces al año, con gran
concurrencia del vecindario. Se bailaba con vitrola a cuerda. Cuando empezaba a
ser muy lento el vals había que correr a darle más cuerda. La luz era de
faroles, los llamados sol de noche, que cuando amenazaban con desmayarse había
que correr a bombearlos. Fue comentado lo de aquel joven que, para quedar bien
con el género femenino, en lugar de comprar un cartucho de pastillas "Billiken"
compró varios, echó las pastillas en sus manos a manera de bandeja, dio vuelta
a la redonda, que así se colocaban los asistentes y fue, con ambas manos
juntas, invitando a las damas una por una a que retiren la suya.
En una oportunidad en que, ya no
la cooperadora, el club deportivo de Villa Nidia hizo una fiesta, comenzaban a
funcionar motores que proporcionaban luz eléctrica, en medio del baile se apagó
la luz. Al parecer, un vecino muy popular –yo lo nombro en uno de mis cuentos-
al apurarlo su vejiga la descargó sobre el motor. Y el chorro, con el poder de
la cerveza, emborrachó al motor. Adiós baile.
En uno de esos bailes –lo
menciono en otro cuento- donde para cenar se vendían cabritos, gallinas, budín
de huevos, la Dominga le sirve a
Pedro Berón, que estaba con Vicente Llanos, una gallina con pan casero,
ensalada y un litro de vino. Su falda, apenas por sobre la rodilla, entonces no
existía la minifalda. En un poema gauchesco, el criollo festeja haberle visto
el tobillo a la dama de vestido largo. De aparecer entonces, como hoy, de mini,
seguro se infarta el gaucho.
Pedro no resistió y extendiendo
su mano dura y callosa de pocero, le tocó la rodilla a la Dominga, con gran
enojo de ésta. Entonces Berón le enrostró: ¿No sabe niña que lo que se ha hecho
pa tocar no hay que andarlo mezquinando?
39-Borracho ejemplar.
En el tiempo en que ocupé la
Dirección General de Cultura de la Provincia, en un ciclo denominado "Juntos en
la Cultura" que llegamos a cubrir la Provincia, estando en Campanas –guitarras,
arpas, canto, danza- sube al escenario un hombre, que con solo verlo, hizo reír
al público.
Empezó diciendo que había venido
con sus hijos para demostrarle que no sólo era un borracho, que alguna cosita
buena tenía. Y comenzó un recitado. Las risas primeras se apagaron, como si
hubieran recibido un cachetada, silencio total, rubricado al final con un
fuerte y largo aplauso.
Subieron los hijos y lo
abrazaron. Y en lugar de vino, hubo copas de lágrimas para brindar.
56-Remedio infalible para el reumatismo.
Me lo contó el pocero Natividad
Maldonado y yo lo pasé a un cuento: Don Edrulfo, dueño de campos y hacienda,
intentaba enseñar a su hija las faenas campestres, por lo que le ordenó capar
un burro "echor", que atado de las patas delanteras y traseras dos peones
inmovilizaban en el corral.
La cara de la niña se volvió roja
al recibir el cuchillo, porque además de los peones y su padre, estaba un
viejito pariente llegado esa mañana.
Ordenó don Edrulfo: con la mano
derecha tenga firme el cuchillo y con la otra agarre el güevo del burro. La
hija dudaba, su cara era una brasa. Esta vez ya gritó don Edrulfo ¡Agarre el
güevo y meta el tajo! Y ahí vino el tajazo que le hizo rasgarse un pedo al
burro, momento exacto en que el viejito pariente dio un salto hacia atrás,
haciendo exclamar a don Edrulfo: ¡Quién iba a creer que recién a esta edad mía
me iba a enterar que el pedo de burro era tan buen remedio para el reumatismo!
98-Los trompos de don Pedro Miranda.
Vecino que vivía a una cuadra de
nuestra casa paterna, don Pedro, solía hacernos trompos.
Estando en otro lado en un rancho
miraba acercarse una tormenta furiosa de relámpagos, truenos y rayos,
sintiéndose contento porque, de seguro, don Celso ordenaría el comienzo de las
aradas de ese verano.
El techo no aguantó los baldazos
de agua y piedra por lo cual se le vino encima.
Al otro día papá fue el encargado
de llegarse hasta doña María Ibáñez y paréceme que aún siento sus llantos.
"Los trompos nos ponían de
música/ daba espirales el corazón/ bailaba la vida./ Al fin se nos partieron/
apretándonos la infancia sus astillas/ así como lo apretaron los horcones/ a
don Pedro Miranda" –Memoria de los llanos-.
Les aseguro a los queridos lectores que no hice una selección
"calificadora". Las ciento cinco notas son parejas en calidad y calidez.
"Cosechando distancias" ha sido editado en La Rioja por
su autor. Para obtener un ejemplar, diríjase al correo electrónico
hectordavidgatica@hotmail.com
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LOS GATICA EN SU ELEMENTO SEGUNDA
NOTA (PARTE 1)
"
y "
ARIEL FERRARO Y LOS GATICA: POETAS
CONTRA EL OLVIDO (PRIMERA NOTA)
".
Héctor David Gatica (Foto: Ricardo Acebal)