LA IDEA CIRCULAR DEL UNIVERSO...
... dentro de nuestra cosmovisión indígena es más antigua que cualquier investigación científica.
por Wenceslao Villanueva
Fotos: Ricardo Luis Acebal
Muchos de nuestros pueblos milenarios dejaron grabados en petroglifos sus calendarios solares para organizarse agrícolamente. Así también conocían sobre la redondez de la Tierra, la Luna, el Sol y otros planetas.
Dichos calendarios de piedra indicaban que entre el 20 y 21 de Junio finalizaba un tiempo y comenzaba una nueva etapa con la vuelta de los primeros rayos del Sol. El Hemisferio Sur, al ser la mitad del Planeta Tierra, es el complemento ineludible del Hemisferio Norte, favoreciendo a que la Madre Tierra permanezca en constante armonía en su relación con el Cosmos.
Momentos previos a la aparición del Sol. Inti Raymi, mes de junio, en Tiahuanaco (Bolivia)
Así se observarán situaciones opuestas que se complementan.
La traslación de la Tierra alrededor del Sol origina frio-calor y la rotación de la Tierra en sí misma genera noche-día.
Estas cuatro manifestaciones naturales son sentidas por la Madre Tierra (Pacha Tayka) en un mismo instante.
Bien sabemos que nuestros templos indígenas eran observatorios astronómicos. Hoy muchos se encuentran como cimientos debajo de las catedrales más importantes de Abya Yala (nombre antiguo de nuestro Continente Americano). Lo mismo, la mayoría de las Sallamanqhas, chullpas, rehues mapuches y centros sagrados están profanados, saqueados y destruidos. Primero por los colonos y luego por arqueólogos y curiosos. Nuestras comunidades indígenas actualmente carecen de centros ceremoniales y sus miembros que son quienes guardan aquellos saberes terminan siendo parias dentro de su propio pueblo.
En Territorio Querandí, hace casi tres décadas, un grupo de indígenas nos apostamos en la Plaza Naciones Unidas (en Figueroa Alcorta y Austria, Ciudad de Buenos Aires) fundando un Consejo de Acontecimientos Aborígenes. Como tal hicimos celebraciones cada 20 de junio a partir de la media noche hasta el amanecer del 21, momento en que nos levantábamos de pie con las manos en alto para recibir los primeros rayos de nuestro Padre Sol.
Los primeros rayos del Tata Inti iluminan a algunos de los centenares de celebrantes de junio en Tiahuanaco (Bolivia)
Nuestros antiguos nos dejaron conocimientos esenciales y muy simples para vivir en armonía con la Naturaleza. Así podemos observar como con los dedos (luk`ana) de nuestras manos (ampara) nos conectamos con el Cosmos (Alaxpacha) y lo mismo con los pies (kayu) nos conectamos con el centro de la Tierra (Manqhapacha). Porque somos parte de toda esa integridad. Observaremos que en nuestras dos manos tenemos 28 falanges, al igual que la cantidad de días en que la Luna (Phaxsi) tarda en acariciar a nuestra Madre Tierra y muy estrechamente relacionados con los ciclos femeninos de fecundación.
Entonces comprenderemos que hay 13 lunaciones en un año indicando 364 días en el calendario agrario, cósmico y telúrico que nos permite desarrollar nuestras vidas. Pero aún nos queda un día suelto, un día que completa los 365 días gregorianos y que en el Tawantinsuyu se conoce como Inti Watana (el día en que se ata al Sol). Ese día es muy importante para nuestra meditación.
Este acontecimiento es de gran trascendencia espiritual para todo ser humano y, porque no, para todo ser viviente que habita este Hemisferio Sur. No se trata de una mera tradición o festejo, sino de un importante cambio de ciclo natural y cósmico. Es el momento en que la energía de la luz del Padre Sol (Willka Tata) nos provee protección a nuestras vidas.
Las rogativas que efectuamos durante la noche del 20 de junio las hacemos en nombre de toda la humanidad y proclamamos la protección de todos los seres que comparten todas estas tierras. En ese sentido apelamos a la buena voluntad de todos los espacios sociales, culturales y políticos para que respeten nuestras sagradas ceremonias. Aunque todavía no logremos que ellos mismos las practiquen, a pesar de ser parte de nuestro contexto geográfico.
En definitiva, el 21 de junio es nuestro inicio de calendario, de la "Vuelta del Sol" - Willka Kutja (en aymara) - Wiñol Xipantu (en mapuche), muy difundido como Año Nuevo en el Hemisferio Sur.