EL PARANÁ NO ES "UNA HIDROVÍA", ES NUESTRO GRAN RÍO
por
Gustavo Pérez Ruiz
SOY
DE LA ORILLA BRAVA DEL AGUA TURBIA Y LA CORRENTADA
QUE BAJA HERMOSA POR SU
BARROSA PROFUNDIDAD.
EL CIELO REMONTA VUELO EN
EL PARANÁ
EL AGUA MANSA Y SU SUAVE
DANZA EN EL CORAZÓN...
(Jorge Fandermole)
El
Paraná es un gran río que fluye a través de Brasil, Paraguay y Argentina.
Después del Amazonas es el río más largo de Sudamérica, y se ubica en el
decimocuarto lugar entre los más largos del mundo. Tiene una longitud de 4880
kilómetros y desemboca en el Rio de la Plata. Es una de las principales
reservas de agua dulce del planeta al estar vinculada con el Acuífero Guaraní.
El Paraná y la cuenca del Plata ocupan el área más poblada, productiva e
industrializada de América del Sur. Por un lado el Estado de Sao Paulo (Brasil)
en el Norte y por el otro el eje fluvial, productivo e industrial Santa Fé-
La Plata (Argentina) en el Sur. Esto le otorga al río una gran importancia estratégica
tanto a nivel político como económico y lo convierte en la principal vía
acuática de integración del Mercosur y de salida al mundo de las
exportaciones.
Desde
tiempos de la Colonia ha sido fuente de conflictos y escenario de disputas por
intereses comerciales, aspiraciones territoriales y por el control de la cuenca
y su acceso desde el Rio de La Plata. Quien domina la llave estratégica del
Paraná se apropia de sus poderosos beneficios y desapropia de soberanía a la
Nación que lo posee por derecho. Fueron varias las gestas históricas que
nuestra nación libró para impedir piratas apropiaciones de lo nuestro por parte
de españoles, portugueses, franceses e ingleses, persistentes potencias
invasoras extranjeras que buscaron internacionalizar nuestro principal río
interior y sus puertos, con el objetivo de forzar la libre circulación fluvial
al servicio de sus intereses comerciales.
La
resistencia criolla en defensa del Paraná tiene dos victorias heroicas en su
constante guerra. Una fue el 16 de enero de 1846, Segundo Combate de San Lorenzo (33 años después del primero, protagonizado
por los célebres Granaderos a Caballo del General San Martín) con la que se
venció a la escuadra franco-británica que ambicionaba el control del rio.
La
otra victoria más relevante se produjo el 4 de junio de ese mismo año (1846) en
la poco recordada Batalla de Punta
Quebracho donde las fuerzas de la Confederación Argentina al mando del
General Lucio Norberto Mansilla vencieron a la poderosa flota que pretendía
bloquear el acceso al río y todos sus puertos, abrir el comercio libre sin
condiciones ni impuestos. Esa batalla marcó el final de la expedición
colonialista anglo-francesa, que capituló maltrecha. Así se logró recuperar la
Isla Martin García y el reconocimiento internacional de la soberanía de la
República Argentina sobre la navegación de sus ríos interiores en la época de
Juan Manuel de Rosas. Valgan éstos datos para reivindicar nuestra dignidad histórica
y establecer un puente con el presente respecto de lo que siempre se jugó, se
juega, y se jugará si no tomamos real dimensión de lo que significa el control,
fiscalización y organización nacional y provincial de nuestros ríos y puertos
con espíritu y acción estatal soberana.
Batalla de Punta Quebracho...
"Patria Vieja" con guión de H. G. Oesterheld y dibujos de Juan Arancio, acerca del Combate de Vuelta de Obligado, 20 de noviembre de 1845.
TE NOMBRAMOS RIO, NO
HIDROVIA
Diez
millones de compatriotas argentinos, litoraleños y litoraleñas, viven a orillas
del Río Paraná, en siete provincias ribereñas. A ninguno de ellos se les
ocurriría hablar de hidrovía.
Para
todos es el Río Paraná, en tupí guaraní y sin acento, "canal que recoge y une
las aguas hacia el mar". Un río,
el tercero más navegable
del mundo, patrimonialmente nuestro desde que entra en nuestra geografía
, con historia, memoria,
paisaje, cultura, alimento y riquezas que soberanamente nos pertenece. Tan
valioso como los nombrados ríos (NO Hidrovías): Mississippi, Danubio,
Sena, Volga, Mekong, recursos con derecho de pertenencia de otros pueblos
del mundo.
Los
ricos significados de las huellas históricas del Río Paraná pretenden ser
sustituidos por el término Hidrovía tan repetido en tratados y organismos
multinacionales con el solo fin de producir una negación simbólica de un bien
público nacional, muy caro a los sentimientos y necesidades de quienes
por historia, conciencia y derechos, defendemos los intereses
políticos, económicos y culturales de la soberanía Argentina.
Poderosos
son los intereses que administran y controlan un negocio
entregado por el Estado en
1995 en el contexto de privatizaciones y extranjerizaciones de un liberalismo
noventista ejecutado por Carlos Menem y Domingo Cavallo
, destruyendo historia,
robando soberanía, y saqueando bienes, riquezas y potencial de desarrollo
autónomo tan necesarios en la hora actual de un tiempo argentino signado por
pobreza extrema, endeudamiento externo brutal y peligro de hipotecar el futuro
de varias generaciones.
Un gigante multinacional que navega libremente nuestro Río Paraná.
La
empresa Hidrovía S.A concesionaria,
administra, explota y controla desde hace veinticinco años la principal puerta
de entrada y salida de granos y materias primas que comercializa Argentina en
el exterior y cobra peaje del tránsito fluvial por tonelada transportada a
cambio del mantenimiento del dragado y balizado. Por el Paraná salen casi todas
las exportaciones agroindustriales del Mercosur de las cerealeras
multinacionales. Esos peajes podrían ser cobrados por las siete provincias
costeras involucradas: Misiones, Formosa, Corrientes, Chaco, Entre ríos, Santa
Fé y Buenos Aires.
La
circulación del Paraná es de alrededor de 6000 barcos anuales, de todos los
tamaños y calados. La exportación que se va desde éste gran río es una facturación
de 25.600 millones de dólares en 2019 y en 2020 con pandemia y recesión mundial
una friolera facturada de 51.300 millones de dólares. Se comercializan casi 100 millones de toneladas anuales y la empresa belga
Jan de Nul asociada a la local Emepa factura 300 millones de dólares por año.
Jan de Nul es la concesionada empresa por 20 años del dragado del río
Barranqueras, nexo del puerto homónimo con el Paraná superior, propietaria de hecho del Paraná. Otro de los impactos negativos
de la concesión es que su traza produjo un embudo por el cual las principales
rutas navegables conducen vía el Canal de Punta Indio al puerto de
Montevideo con sobrecostos y tiempos y logística perjudicial para la
salida de mercaderías del país.
En el
Paraná operan puertos privados de las principales exportadoras de granos,
minerales e hidrocarburos. Ha sido investigado con delicados resultados
que ese control en manos privadas ha sido un descontrol o colador por acción u
omisión de delitos de alta criminalidad como el contrabando de granos argentinos (especialmente soja) desde
Paraguay, evasión fiscal, triangulación, trata de personas y narcotráfico.
Quedó vencido el pazo de concesión privada y el gobierno postergó un nuevo
proceso licitatorio por noventa días y debe
definirse qué hacer. Treinta puertos administrados por intereses privados,
oscuridad de manejo y Estado ausente sin intervención en fiscalización.
Contemplando los "hermosos barquitos" desde la costa...
¿ES
POSIBLE CAMBIAR LA LÓGICA LIBERAL HEREDADA?
La
respuesta depende de la fuerza social y política capaz de crear el paradigma de
una recuperación soberana. De lo contrario la Argentina vuelve a estar impedida
de administrar, controlar, fiscalizar, y usufructuar un territorio
marino-fluvial que geográfica e históricamente le pertenece. Está en juego un
desarrollo armónico de la nación, el respeto al federalismo, el desarrollo de
las economías regionales, el cuidado del medio ambiente con las consecuencias
hoy observables de cambios extremos de sequías e inundaciones, el sostenimiento
del trabajo argentino mediante los astilleros y flota de bandera nacional.
¿Es
posible que el Estado siga concediendo nuevamente la gestión del río a las
cinco grandes empresas acopiadoras y comercializadoras de granos, ADM, Cargill, Bunge, Dreyfus, Glencore con
sus casas matrices en Estados Unidos, los capitales internacionales manejadores
del Mercado de Chicago y definidores del mercado mundial de granos?
A
esas empresas hay que sumarles la china Cofeo,
dos teóricamente nacionales ACA y AGD
(Aceitera Gral Deheza) y Techint de
Campana, Toyota en Zárate, que sacan con declaración jurada lo que
quieren sin intervención del Estado.
La
decisión de una cuestión nacional trascendente como el Río Paraná está en el
medio de una encrucijada mayor y compleja. El Estado negocia condiciones de un
acuerdo por la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional, ergo Estados
Unidos detrás como voto esencial, ergo fondos de inversión detrás como Pinco,
Franklin Templeton, Black Rock, que tienen participación en Cargill, en
Glencore, y Larry Fink que le compró acciones a Tenaris de Techint.
Ninguno de los grandes ríos
navegables del mundo (el Paraná es uno de ellos y muy bien dotado) está
privatizado y sin control estatal.
Urge pensar la Argentina
futura uniendo el país marítimo que somos con el vínculo del Canal de
Magdalena.
Un consorcio de una empresa
pública-provincial de gestión del Paraná, sería un modelo dinamizador a
considerar si es necesario con un plebiscito o consulta popular, además de la
Comisión Bicameral que se ha formado para monitorear y evaluar los pasos a
seguir.
Mientras
se van nuestras riquezas, nos queda la pobreza. El Paraná es mucho más que un
río entrañable y querido. Es la llave de un potencial desarrollo autónomo y
soberano.
¿Seguirán navegando nuestro gran río sin que los argentinos sepamos qué llevan en sus bodegas?