Melincué es una
laguna de origen endorreico al sur de la Provincia de Santa Fe, Argentina.
Está enclavado en
un área de aproximadamente 120 Km. cuadrados y forma parte de un humedal con
grandes poblaciones de aves y patos.
Tiene la
particularidad que en épocas de sequía se hace salina.
Dicen que dicen...que
rodeando la laguna vivían el cacique Melín junto a su esposa y su hijo. Vivían
felices, se amaban intensamente y se cuidaban unos a otros.
Su mujer, Nube
Azul, adoraba a Melín de quién estaba perdidamente enamorada.
El hijo de
ambos, Cué, era un muchachito inteligente y cariñoso al que su papá le enseñaba
el arte de la caza.
Tan enamorada
estaba Nube Azul que cuando Melín hacía sus incursiones de caza, ella no hablaba
con nadie hasta que él regresaba.
Durante el
tiempo que él estaba afuera, ella derramaba lágrimas de amor porque lo
extrañaba infinitamente.
Sucedió que, en unas de esas excursiones de
caza, un grupo invasor, queriendo adueñarse de tierras ranqueles, atacó al
cacique Melín y a su grupo el que también integraba Cué.
La contienda se
llevó a cabo a orillas de la laguna y en la reyerta aniquilaron a todos lo que
eran de la partida.
Luego se
dirigieron a la población.
Nube Azul
enterada de las malas nuevas ensilló su caballo, un tordillo brioso e
inteligente y entre lágrimas y ayes de dolor, furiosa por las pérdidas de su
amado Melín y su primogénito Cué.
En la urgente huida,
Nube Azul fue herida mortalmente, sin embargo, su caballo la depositó en una
isla perteneciente a la laguna.
Ella estaba
desbastada y sin fuerzas, ya no le que daba aliento, la vida sin sus amores, ya
no tenía sentido, en su agonía nombró a la laguna Melincué, la unión de los
nombres de su pareja y su hijo.
Antes de dejar
esta vida le deseó al pueblo que las aguas de la laguna crecieran tanto, pero
tanto, que los campos fueran tapados y los invasores ya no pudieran habitar en
él.
Y así fue..., la
profecía se cumplió y hoy en día quienes son antiguos moradores del lugar,
aseguran que, en noches de tormenta, cuando la lluvia arrecia y el tronar del
cielo parece abrirlo en dos, el espíritu de Nube Azul sopla con todo su aliento
para que el agua anegue una vez más el pueblo como castigo al invasor.