LOS NUEVOS TIEMPOS DE GALASSO Y FAVIO
por
Ricardo Luis Acebal
Norberto Galasso (Foto: Rafael Gindin)
Las canciones y el Cine de
Leonardo Favio componen un todo nacional y popular.
Fernando Martín Peña
cierra su excelente presentación del libro expresando:
"Una primera virtud de este libro de Galasso es que no comete el error de
separar al cineasta del cantante popular y del militante sui generis, que ciertamente fue. Surge en cambio un retrato
abarcador en el que estas distintas facetas se superponen, como en la realidad.
Buena parte de la historia está contada por el propio Favio, además, en
testimonios de diversos orígenes que Galasso recupera y organiza. Favio era muy
citable, por lo que el rescate de esos textuales suyos es otra alegría que
proporciona la lectura de estas páginas."
Entre los textuales hay un
juicio sobre él mismo: "Quiero caminar por la calle y que el basurero, el
tachero, el mozo, me den una sonrisa. Y notar que te están devolviendo lo poco
que le diste. Ese es mi capital, el que me permite respirar. Porque yo vivo en
este mundo y soy un tipo frágil, miedoso de que no me quieran" ("Caras y
Caretas" N° 2190, septiembre 2005).
Grabando en estudio (Hoy la vi, fue casualidad/ yo estaba en el bar, me miró al pasar...) y con Sandro en Venezuela, año 1969.
Graciela Borges y Walter Vidarte en una escena de "El dependiente" - Rodolfo Bebán y Carlos Muñoz en "Juan Moreira"
SOÑAR CON NAZARENO CRUZ Y LA SINFONÍA DE UN
SENTIMIENTO
Solo habiendo vivido como
lo hizo con su hermano "el negrito" Zuhair Jury eso que los "entendidos" llaman
elegantemente marginalidad en todas
sus variantes pudo Favio pergeñar una película protagonizada por Carlos Monzón
y Gian Franco Pagliaro, una obra maestra como "Soñar soñar" que la "crítica
especializada" de 1974/75 rechazó totalmente. A lo mejor si hubiera sido iraní,
francesa o hindú por ahí la hubieran calificado con diez puntos. Tuvo también poca
respuesta de público, sobre todo si se la compara con lo que sucedió con su
inmediata anterior "Nazareno Cruz y el lobo" que fue vista por 3.400.000
espectadores.
Veinte años después
llegaría el momento de la excepcional "Perón, sinfonía de un sentimiento",
super largo metraje, que en el comienzo de su realización tuvo como asesor
histórico a Norberto Galasso.
Todas las películas
realizadas por Favio están comentadas en el libro que motiva esta nota y se
puede afirmar que tanto el Moreira como el Nazareno Cruz constituyen dos
clásicos de altísimo nivel del cine argentino. Lo mismo puede decirse del
Gatica.
Mendoza, 1952.Foto de prontuario de Fuad Jorge Jury, luego Leonardo Favio-Tapa de la edición 2015 "extraviada" por la gestión Macri.
Leonardo Favio con Horacio Taicher ("el rusito") y Edgardo Nieva ("el mono") protagonistas de "Gatica, el Mono".
A GATICA, A FAVIO TODO, SE LOS AMA O SE LOS ODIA.
En muchas oportunidades
Galasso cita como fuente el libro "La memoria de los ojos", de autores varios.
Por ejemplo el texto incluído en la página 147 de dicha obra:
"Es imposible pensar en
una escena más conmovedora que la de Gatica subido a las cuerdas, cubierto de
llanto y de sangre con la bandera argentina flameando a sus espaldas. Imposible
ir más allá, pedirle más a los sentidos. Por eso es que a Gatica, a Favio todo, se los ama o se los odia. No hay tibieza
con Favio, la tibieza es una forma de la vulgaridad y nada hay más alejado de
ella que la sensibilidad, la profundidad y la justeza de sus imágenes"
Más adelante Galasso
informa: La película se estrena el 14 de mayo de 1993. Con motivo del estreno
de "Gatica, el Mono", en una nota publicada el 2 de mayo de 1993 una periodista
de Clarín le comenta: "Lo lamentable es que todos los ídolos populares tengan
finales trágicos". Favio le contesta: "¿Trágicos? Trágico es estar muerto en
vida. Trágico es ser un interrogante, un descuido de Dios. Que te escupan el
cajón cuando te van a enterrar, como al Almirante Rojas... Por lo general muere
tranquilo el que no vivió... Mirá, a esta altura de mi vida, yo diferencio entre
creadores boludos y no boludos. Los boludos son los que están contentos con su
propia obra, los que se disfrazan de su obra, los que no se interrogan. Toda la
gente a la que siempre admiré, ya sea Torre Nilson, Mario Soffici, Cátulo
Castillo o Hugo del Carril, vivieron interrogándose sobre su vida. Es el precio
a pagar por ser sensible..."
Con respecto a las
legendarias peleas entre Gatica y Alfredo Prada y a las que muchos memoriosos
atribuyen una especie de "división de aguas" en lo que respecta al público que
apoyaba a uno y a otro, como si los "grones peronistas" eran hinchas de Gatica
y "los ricos" eran de Prada, Favio expresó que esos enfrentamientos en el ring,
si bien forman parte de la película, la intención no era subrayar esa
separación. Es decir que de haber subrayado eso "la historia iba a
transformarse en una más sobre pugilismo y no es la historia del pugilismo ni
de un contrincante ni de nada por el estilo."
Y si bien la hinchada de
Prada se ubicaba en el ring-side, donde el costo de las entradas era prohibitivo
para el espectador laburante, Favio expresa: "Si yo oponía el ring-side y la
popular hubiera mostrado que los equivocados eran los del ring-side. Pero ellos
tampoco eran la oligarquía. Nunca fue la
oligarquía al Luna Park. Ahí estaba (en el ring-side) la clase media, el
medio pelo que seguía la corriente a los medios de desinformación que eran
antiperonistas" (declaraciones a revista El Amante, N° 16, de julio de 1993)
Redondea Galasso:
Y enfrente estaban los sectores populares, los que habían emergido en esos
últimos años de su marginación y su pobreza. A ese "subsuelo de la patria
sublevado" -como lo llamó Raúl Scalabrini Ortiz- pertenecía Gatica, era la
liberación, la ruptura con toda clase de subordinación. Por eso tuvo razón
Alfredo Carlino cuando escribió, años más tarde ("Chau Gatica" 1964): "Ah, si
Gatica hubiese tenido un libro" (un libro nacional,
se entiende).
Leonardo: "Yo no hago cine peronista. Yo soy un director de cine que, además, es peronista".
Norberto Galasso agradece
a Adriana Schettini, cuyo libro Pasen y
Vean facilitó la reconstrucción de buena parte de la vida y obra de
Leonardo Favio y a Silvia Tearoti , por su permanente colaboración.
Con Hernán Piquín y Natalia Pelayo durante la filmación de "Aniceto", año 2008.