ARANCIO: CRÓNICA DE UNA VIDA DIBUJADA
por
Ricardo Luis Acebal
Me lo presentó un
intérprete cabal del habitante "costero" santafesino: el compositor,
guitarrista y cantor Orlando Veracruz.
Juan Arancio nació el 24
de agosto de 1931 en el barrio Alfonso, Ciudad de Santa Fe. Fue verdulero,
carpintero, lustrador de muebles... Pero en los momentos libres siempre dibujaba
y pintaba.
Una vez en una librería de
usados entregó fruta y recibió a cambio un ejemplar del Martín Fierro y otro de Cazadores
de ballenas, de Emilio Salgari. Le gustó tanto el libro de Hernández que de
inmediato empezó a ilustrar las que a su juicio eran "las mejores partes".
Ganó un concurso de
historieta para el diario santafesino El Interior. Cuando terminó esa
historieta se fue a Buenos Aires, a trabajar con Carlos Clement, con quien
estuvo dos años y medio.
De ahí saltó a El Tony,
donde logró fama y además que le pagaran por ilustrar temas gauchescos de
Vaccarezza y de Héctor Pedro Blomberg. Publicó cuentos ilustrados con
personajes de las islas santafesinas en un suplemento de la revista Anteojito.
Ilustró durante largo
tiempo en Clarín las tiras del historiador entrerriano Fermín Chávez: El
chumbiao y El Capitán Ontiveros.
Trabajó para los estudios
Walt Disney, Fleetway (de Inglaterra) y Editorial Skorpío, de Milán, Italia.
Pero siempre pintaba,
siempre "le llamaba" hacer una lámina de su infancia pasada en la isla. Esos
son los dibujos que más se le conocen. Se prometió que al cumplir cincuenta
años iba a dejar de ilustrar y se iba a dedicar a pintar las cosas de la isla.
Así lo hizo y exportó cuadros y dibujos a Pittsburgh, Texas y Washington.
Absolutamente autodidacto,
vivió alternadamente en la casa del barrio Alfonso y en la casita de Sauce
Viejo, a siete metros del río Coronda.
Falleció en su ciudad natal
el 1 de marzo de 2019.
SAUCE VIEJO, 29 DE ENERO DE 1993
Portando birome, libreta,
cámara y grabador a cassette llegué a su rancho costero. Después de su cordial
bienvenida, la presentación de su compañera Graciela como "La gringa" y de cambiar
la cebadura, mirando hacia el río Coronda Juan Arancio dice: "Estas islas tienen muchos nombres: está La
Blanca, El arrastradero, La Cancha Larga, Los Grillos, El Rey...
El Rey era un asentamiento de los antiguos corondá.
Actualmente se encuentran elementos de estos indios: puntas de lanza, cacharros
y otras cosas. Otras islas son La Chiva, El Pira patrás, El Moja, Los Bretes...
Pero el hombre islero no vive en ellas. Todo islero es costero. A esas islas
las toma como asentamiento para pescar, para estar dos o tres días, una semana,
un mes, para bicherear y pescar. Hay quienes hacen su ranchadita, pero apenitas
no más para pasar la noche, como una especie de bendito."
Y agrega:
"Manejar el silencio en la isla es cosa de titanes. A
veces uno está en la casa dos horas sin ver a su mujer o a sus hijos y ya se
vuelve loco. Imaginate esta gente que está semanas o meses sola..."
"Estamos en Sauce Viejo, más o menos a diez kilómetros
de mi infancia de los 6 años, el lugar donde fui a vivir durante un tiempo, en
la isla".
El sitio donde cuenta
estos asuntos es una casita que se inunda cada vez que el río crece. "Pero la
inundación se va, venimos con mi señora y mis suegros, limpiamos y acomodamos
durante uno o dos días y volvemos a gozar de este paisaje, que es lo más
hermoso que hay."
El mate y los recuerdos
siguen. El del indio Froilán, que por no hacer el servicio militar se internó
en los Esteros del Iberá y estuvo diez años adentro, solo en la selva; de los
isleros que no cazan carpinchos sino por encargo; del mito de la capincha
(carpincha blanca a la que no le penetran las balas; de tesoros encontrados por
casualidad; de duendes negritos "del río" que juegan en la playa a la siesta...
Y, desde luego, recuerdos
de historietas de antes y de óleos de hoy: "La
experiencia de la historieta me dio una gran retención de cosas, de escenas. A
los cuadros los pinto en mi casa. No necesito modelos ni nada, yo hago todo de
memoria. Tanto el color como el dibujo.
Quiero decirte cumpa que acá hay gente que es digna de
admirar. El convivir con el río encrespado, con el bicherío, como las rayas,
las yarará, los mosquitos... Quiero decirte que es hermosa la soledad de la isla.
Yo estoy preparando una exposición que se llama "Isla día y noche". Porque a la
noche también trabaja el hombre de la isla. A la noche prepara su trampero,
busca sus carpinchos..."
"El Chumbiao" con guión de Fermín Chávez.
"Patria Vieja" con guión de H. G. Oesterheld, acerca del Combate de Vuelta de Obligado, 20 de noviembre de 1845.
PROFETA EN SU TIERRA
Un resumen muy difícil de
lograr acerca de la obra de Arancio allá
por 1993:
Vive a la vera del río,
pinta de memoria a los isleros santafesinos y trabajó para los estudios de
historietas más importantes del mundo. Arancio vende sus dibujos y óleos en
Pittsburgh y Washington y próximamente expondrá en la Universidad de Austin,
Texas.
Recibió el premio
honorífico Estanislao López, de 1993, otorgado por la Asociación de
Comerciantes de Santa Fe y en noviembre expuso sus óleos (entre muchos pueblos santafesinos) en Villa
Guillermina. En la inauguración de la muestra hubo 1.200 "locales" (el pueblo
tiene 4.500 habitantes) y llegaron desde Las Toscas micros con 600 visitantes
para participar del encuentro. Un éxito similar ocurrió en Villa Ocampo,
también en el norte santafesino.
Junto con los poetas Norma
Segado de Manias y Danilo Oyharzábal (ambos de Santa Fe) realiza giras por
escuelas y centros culturales de la Provincia de Buenos Aires. Estuvo
recientemente en Guerrico, Villa Ramallo, San Nicolás y San Pedro. En los
últimos días del año 93 está exponiendo en los salones de Editorial La Ley.
Marcelo Allende
,
en la "Revista Digital de Culturas eh!
Agenda Urbana" escribió:
"Uno va a la casa de un
médico y ve un dibujo de Juan Arancio, va a la casa de otro profesional y hay
dibujos de Arancio, y va a las más modestas casas de gente de pueblo, las
modestas, nuestras, mía, y siempre se puede ver un dibujo de Arancio". Así
decidió presentar el prestigioso escritor santafesino Gastón Gori a Juan
Arancio.
Su visión del mundo está
teñida de río. Quizás sea por eso que no se enoje tanto al recordar ese
terrible 2003 que se llevó gran parte de sus obras. Sí, Juan Arancio, el
artista que trazó y coloreó innumerables paisajes de agua, sufrió en carne
propia las consecuencias de la inundación.
EL AGUJERO
Para pintar como lo hace
Juan, hay que saber narrar. Por eso, cuando uno habla con él, no escapa a
escuchar cientos de anécdotas y cuentos.
"Recuerdo el del `agujero
en el techo` -dice- y era así:
Va un vendedor ambulante
por un rancherío y se desata una terrible tormenta.
Un paisano lo invita a
guarecerse en su rancho para protegerse del temporal.
Una vez adentro, el
vendedor advierte que, en el techo del rancho, hay un tremendo agujero por
donde entra mucha agua. No soporta la incomodidad y le dice al paisano:
- Disculpe, pero ¿Por qué
no arregla ese agujero en el techo?
- Si me subo ahora a
arreglarlo me voy a mojar todo- le responde el paisano.
- Bueno -le retruca el
vendedor- arréglelo cuando no llueva.
- Y cuando no llueva -le
dice el paisano- ¿Para qué lo voy a arreglar?".
Vital y matero hasta el final... Foto: Gentileza Silvina Helbling
Si desea escuchar la voz de Juan Arancio, entrevistado
por el autor de esta nota y una canción dedicada a él, haga click aquí:
Audio de la nota 1:
Diálogo de Juan Arancio con Ricardo Acebal el 29-1-1993.
Audio de la nota 2: "Juan" de y por Víctor Anchával,
de su disco El alma de la tierra.