Dicen que dicen...que
hace mucho pero mucho tiempo atrás, en una comunidad Mocoví, vivía un osado guerrero
al que le fascinaba salir de caza, y no lo hacia nada mal, siempre conseguía
algo con que alimentar a su tribu.
Su nombre era Neméc.
Neméc era atlético y fornido. El muchacho, como buen cazador, todos los días
recorría el monte buscando alguna presa para alimentar a su pueblo.
Él conocía todos
los secretos que se escondían en el monte, tal vez ese era el secreto por el
cual siempre lograba lo que se proponía.
Cada día Neméc
andaba de un lado a otro buscando alguna presa, pero ese día divisó a la
distancia un gran manic.
Todos sabemos
que esta especie de ave es una gran corredora, por eso Neméc tomó aliento para
perseguir lo que sería un buen alimento para su gente. El animal era grande y
habría bastante para compartir. La rapidez del animal le dificultaba la tarea
al joven cazador, sin embargo, él al llegar a un claro preparó sus boleadoras y
trató de derribarlo, pero ya no era la primera vez que lo intentaba sin éxito.
El manic se le escurría
como por arte de magia una y otra vez, a tranco largo el ave corría velozmente.
Era una lucha
entre el ñandú y Neméc, él no estaba dispuesto a abandonar la correría, no
podía volver con las manos vacías, todos confiaban en él.
Esa noche
mientras el animal corría y el cazador iba tras el ocurrió lo inimaginable,
Neméc trataba de voltearlo, pero al llegar al horizonte el manic dio un salto
colosal, levantó vuelo e impensadamente ascendió hasta el piguem para reunirse
con otro grupo de estrellas.
El cazador trató
de alcanzarlo, él también saltó, pero fue en vano, no consiguió elevarse.
Neméc derrotado
se acuclillo y mirando el cielo, por primera vez descubrió que namic formaba
parte ahora de una nueva constelación, la cruz del sur.
Neméc emprendió
el regreso, iba solo, cabizbajo y meditabundo con las manos vacías.
Caminó por
horas, claro que él jamás pensó el recibimiento que lo esperaba.
Al llegar con su
gente es recibido con honores, todos lo vitorean, ellos han comprendido que
solo trepándose al cielo las presas pueden escapar de Neméc porque en tierra no
les da tregua.
Además, saben
que ese ñandú, difícil de alcanzar será la luz lejana que los guie a casa las
noches estrelladas, porque la cruz del sur es esa constelación lejana que nos
acerca a nuestro hogar.
Manic : ñandú
Piguem : cielo