En
Argentina lo conocemos como Araucaria, pero el nombre originario es Pehuén y es
nativo del Neuquén. Su hábitat abarca desde las estribaciones del Copahué hasta
el lago Huechulafquen, puede alcanzar hasta los cuarenta metros de altura y su
formato es piramidal, pero al llegar a su adultez se asemeja a una enorme
sombrilla cuyas ramas punzantes y duras se arquean hacia el suelo.
Su fruto es la
piña y cada una de ellas almacena entre doscientos y trescientos piñones.
Los Tehuelches
lo consideran sagrado.
Dicen que dicen...que
por aquellos días en la comarca había una escases terrible. La hambruna
afectaba especialmente a los ancianos y niños.
Para detener esa
realidad, los jóvenes marcharon a tierras lejanas en busca de sustento, sin
embargo, por mas que buscaron y buscaron no encontraron nada, todos volvían con
las manos vacías y el alma estrujada por el desaliento.
El pueblo
Tehuelche moría indefectiblemente, parecía que Nguenechén los había olvidado.
Cierto día, un
joven que volvía triste y desalentado sin haber encontrado ni un bulbo de
Amancay, se topó en el camino con un anciano de larga barba blanca.
El desconocido
interpeló al Koná y le preguntó que hacia tan lejos de su ruca.
El muchacho
desolado le confió al viejecito los padecimientos que atravesaba su pueblo, a
lo que agregó: -y por desgracia no he encontrado nada para saciar el hambre de
mi pueblo-.
-¿Es que no has
visto acaso los piñones que están esparcido por todo el suelo debajo de los
pehuenes?- entonces el Koná le comentó que esos frutos del árbol sagrado eran
venenosos.
-Pues desde
ahora en adelante los recibiréis como alimento, como un don de Nguenechén, hiérvanlos
para que se ablanden o tuéstenlos sobre el fuego y obtendrán un exquisito y
maravilloso alimento. Júntenlo y acópienlo en barracas subterráneas, y así
obtendrán comida suficiente para transcurrir el invierno-. Dicho esto, el
anciano se despidió y siguió su camino.
El joven le
agradeció al anciano, juntó cuantas pudo y regresó con el valioso cargamento a
la comunidad.
Intranquila su Ñiuke
lo esperaba, que al verlo venir lo recibió alborozada.
El Koná exhausto
pero feliz fue recibido con vítores de alegría y luego le relató lo acontecido.
Todos entendieron que aquel anciano de larga barba blanca no era ni mas ni
menos que el mismísimo Nguenechén.
En seguida
tostaron los frutos al fuego y todos comieron en abundancia.
Desde ese día,
todos los años cosechan grandes cantidades de piñones siguiendo los consejos
del anciano, y los guardan bajo tierra donde los conservan todo el verano
frescos y dulces, y muchas veces ha sido el único alimento del pueblo
Tehuelche.
Además, con el
tiempo, aprendieron producir una embriagadora bebida a la que llaman chawú y
que se realiza con los mejores frutos del nguilliu.
Dicen los
abuelos sabios, que desde ese entonces Nguenechén ya no volvió más a hacerse
notar en persona, pero desde esos tiempos, los mayores, con las manos limpias y
portando una ramita de pehuén ruegan para que los pehuenes no mueran y los
veneran como árboles sagrados.
Nguenechén
: El hacedor de todas las cosas.
Koná
: joven.
Ruca
: casa, choza
Chawü
: Bebida alcohólica.
Nguilliu
: Frutos del pehuén
Ñiuke
: Abuela.