NECESIDAD DE LA DIARIA REVOLUCIÓN
por Raúl Vigini
Publicada en el suplemento "La Palabra" del diario "La
Opinión" de Rafaela (Santa Fé), el sábado 12 de febrero de 2011.
Hombre de profundas convicciones que en cada amanecer
sigue pensando en lo que queda por hacer para que el mundo sea otro. Compartió
una charla de prensa en su visita al Encuentro de Poetas de la ciudad de
Cosquín y demostró que la poesía, la religión y la participación política
pueden convivir en una vida plena.
LP- ¿Cómo fue
la infancia del poeta?
E.C. - Se dice
que los recuerdos empiezan a los cuatro años. A los cuatro años yo recitaba,
cosas inventadas, disparates.Y a los seis años escribía versitos, también disparates.
Y desde entonces soy poeta.
Mi infancia fue
muy feliz, casi toda infancia es feliz.Casi toda digo, no toda, porque tenemos un
amigo que tuvo una infancia sumamente triste y también siniestra en un
orfelinato del bachillerato y era un poeta muy alegre, aparentemente. Ahora en
este mes de enero se ahorcó, y es porque había sido atormentado y en ese estado
desde que nació. Por que cuando nació murió su madre, padre no tenía y así fue su vida.
Viví los
primeros años en la ciudad colonial de Granada en Nicaragua, y los siguientes
de los cinco a los doce en León, en aquel ambiente de historia y algo que para
mí era romántico y evocador en esa ciudad. Desde entonces me he estado haciendo
poeta.
Después a mitad
de la vida tuve un cambio, una conversión, un encuentro con Dios, que me hizo
entrar a un monasterio trapense en Kentucky, Estados Unidos, donde fui muy
feliz pero tuve que salir porque mi salud no era para esa orden tan estricta.
Mi maestro de novicios, Tomas Merton, me orientaba en la vida monástica, es
decir lo místico. Él me aconsejó que no entrara en ninguna otra orden
religiosa, me decía que esas cosas ya eran bastante anacrónicas, que fundara
una pequeña comunidad en Nicaragua para llevar la vida contemplativa que yo
había querido llevar en el monasterio. Y eso fue lo que hice, en la isla de
Solentiname.
Cardenal: "Estuve en Solentiname hasta que la revolución me sacó de allí".
Allí estuve hasta
que la revolución me sacó de allí porque nosotros también nos fuimos identificando
con ella. Cuando surgió la revolución fui nombrado ministro de cultura durante
todos esos años. Pero la revolución también se frustró. La ingerencia de Estados
Unidos hizo que perdiéramos unas elecciones y que se perdiera la revolución
después de perder las elecciones.
La pérdida de
las elecciones hizo que perdieran la moral algunos de los principales
dirigentes y empezaran a robar antes de entregar el poder al nuevo gobierno y
eso fue realmente lo que acabó con la revolución. He escrito mis memorias en
tres tomos.
El tercero de
ellos es sobre la revolución con el título "La revolución perdida" porque ya no
hay revolución.
LP - ¿La
revelación poética tiene que ver con la revelación de Dios?
E.C. - Tal vez.
No sé. Siempre desde niño había sentido una atracción a lo re- ligioso. Y
jugaba a celebrar misa muy pequeño. Y sentía que Dios me llamaba a entregarme a
él. Pero eso significaba para mí algo imposible, renunciar a todo. Posponía el
problema hasta que a esa edad, a los treinta y un años, seguía sintiendo esa
persecución de Dios. Que Dios me perseguía a mí. Yo perseguía a las muchachas.
Entonces de repente dije: voy a probar esto. Renunciar a todo, absolutamente a
todo, y entregarme a él. Como quien se asesina. Toda la vida mía fue entregada
a él. Y así empecé a sentir su presencia, de un inmenso amor y de un inmenso
enamoramiento y seguí enamorado.
LP - ¿Fue de
enamoramiento o sigue enamorado todavía? ¿Está orgulloso de su labor?
E.C.- Sí. Sigo.
Más o menos con problemas como en un matrimonio. No. Orgulloso no y menos no
puedo ser de mi relación con Dios porque no lo merezco. Ni siquiera de mi
poesía que tampoco la merezco mucho porque considero que es un don de Dios que
me ha dado porque así nací.
Con el Papa Juan Pablo II durante la visita de éste a Nicaragua.
LP - Su
escritura está llena de confianza en el misterio ¿Puede desarrollar esa idea de
confiar en el misterio para escribir?
E.C. - De
confiar en Dios digamos. Le podríamos llamar misterio, es el nombre que le dan
los norteamericanos. Lo que hice fue confiar completamente en él. De arrojarme a él.
Entregarme a él. Lo cual significaba renunciar absolutamente a todo. A mí mismo y
a todo. Mi país, mi poesía, el amor humano, la posibilidad de un matrimonio.
Todo.
LP - Creo que
usted combina el misterio de Dios y a la vez el misterio del hombre, como los poetas.
E.C.- No sé si
lo combino. Puede ser que sea el mismo misterio. Pero puede uno tener el
misterio poético y no el de Dios, o al revés. En mí se puede decir que se han
juntado.
LP - ¿Es la
misma cruz que se utilizó para dominar a los pueblos la que puede servir para
la liberación?
E.C.-Naturalmente que sí.
Para eso fue la cruz. Para eso fue la crucifixión de Jesús con su entrega. Para
liberar la humanidad. La teología de la liberación no es más que la teología
del Evangelio. El reino de Dios que anunciaba que esto era una buena noticia
para los pobres. Si era buena para los pobres, era mala para los ricos, así fue
que lo llevó a Jesús a la muerte. Hay teólogos actuales que dicen que la
expresión reino de Dios equivalía en aquel tiempo a lo que hoy es la palabra
revolución. Era algo igualmente escandaloso, subversivo y peligroso. Pero eso
no lo descubrí cuando descubrí a Dios como amor y como unión conyugal. Mientras
estuve en el monasterio trapense no había para mí más que la relación con Dios.
Después que salí fundé esa pequeña comunidad que les dije, Solentiname. Estando
allí fui invitado a Cuba como jurado de Casa de las Américas y allí descubrí
entonces la Revolución Cubana. Esa fue mi segunda conversión. Entonces descubrí
que Dios es liberación también de la humanidad y de los pobres y que un sistema
como el de Cuba era un sistema también evangélico. En el que se ponía en práctica el evangelio.Eso fue la
revolución para mí.
LP - ¿Cómo
conoció la Argentina?
E.C. - De
chiquito con Billiken y las revistas de niños de Argentina. Eran las principales
lecturas que teníamos allá y me llegaban de Argentina.
LP - ¿Qué
relación tuvo con los poetas americanos?
E.C. - Casi no
tenía relación. Primero estudié en México y en Estados Unidos, después llegué a
Nicaragua y por muchos años estuve sin poder salir porque no tenía dinero para
hacer ningún viaje, ni siquiera a Costa Rica, y Neruda no podía llegar a Nicaragua
porque gobernaba Somoza de manera que nunca coincidimos. Casi coincidimos con
mi primera visita a Chile cuando me recibió el presidente Allende en el Palacio
La Moneda. Y en ese momento estaba recibiendo también él la noticia del premio
Nobel de Neruda en Estocolmo. Y Neruda fue un ídolo para mí y una influencia
muy grande en mi adolescencia y primera juventud. Pero después tuve que
reaccionar buscando otras influencias hasta que me liberé de Neruda.
LP - Se conoció
con Cortázar...
E.C. - Fue
antes de la revolución, en el somozismo. Fui invitado a un congreso en Costa
Rica donde también estaba invitado Julio Cortázar y nos encontramos. Allí, con
Sergio Ramírez, exiliado, le propusimos a Cortázar que venga con nosotros y
entrar a Nicaragua clandestinamente. Así que fue la primera vez en Nicaragua.
Con esa visita escribió después un cuento que se llama Apocalipsis en Solentiname
donde él está previendo todos los horrores que van a existir en América Latina.
Los secuestros en Argentina, las torturas en todos los demás países, aparece
Roque Dalton. El está tomando una foto de pinturas primitivas nicaragüenses y
cuando las revela en París junto a su esposa, encuentra todo un horror en lo
que ha fotografiado. Es una cosa ficticia pero resultó profética. Como él decía
después, desgraciadamente fue profética. Después estuvo llegando varias veces
más cuando triunfó la revolución. Cuando estaba muriendo estaba pensando en
volver a Nicaragua. LP - ¿Cuál es su opinión acerca de los nuevos escritores de
Nicaragua?
E.C. - Me ha
gustado mucho la primera poesía de Gioconda Belli. No leo su novela pero la
poesía de ella sí me ha gustado. He hecho varias antologías de poetas
nicaragüenses pero por último una muy grande donde incluí a personas más
recientes que no habían sido incluidas anteriormente. He sido antologista,
antologizador de la poesía de Nicaragua y he tratado de darla a conocer
siempre.
El sacerdote poeta de la guerrilla sandinista junto al comandante Fidel Castro, en 1978. | Foto Archivo FSLN
LP - Se conocen
con Eduardo Galeano...
E.C. - Somos
grandes amigos. Coincidimos en Cuba cuando mi primera visita a ese país y otras
veces más. Después Galeano estuvo llegando a Nicaragua. Se hospedaba en la casa
del comandante Tomás Borge, ministro de seguridad, y se querían mucho. Pero
cuando supo los robos que estaban haciendo ellos al entregar el poder al nuevo
gobierno, entonces escribió contra eso diciendo que no comprendía cómo
guerrilleros que no habían tenido miedo a la muerte, que estaban dispuestos a
entregar la vida, no querían entregar sus automóviles de lujo. Y desde entonces
no ha querido volver a Nicaragua.
LP - ¿Cree en
la poesía como elemento de cambio para la sociedad?
E.C. - Claro
que sí. Principalmente lo es la poesía mundial, casi siempre ha ayudado mucho a
la evolución humana. En todas las civilizaciones, en Grecia fue también un
factor de cambio. Y más que todo en la Biblia con los profetas que son grandes
poetas: Isaías, Jeremías. Si uno los lee simplemente como poesía son grandes
poetas. De ahí sacó Whitman la revolución poética suya, de estos profetas de la
Biblia. Y usaban la poesía para cambiar la sociedad. La poesía como denuncia de
la injusticia y como anuncio de una sociedad justa.
El único ejemplo
en la antigüedad de una denuncia contra la esclavitud, porque ni Aristóteles
estuvo contra la esclavitud, decía que eran útiles. Y no se veía cómo podría
haber un mundo sin esclavitud porque ¿quién iba a trabajar? El mismo Marx dice
que la esclavitud fue un progreso a lo que había anteriormente en la sociedad y
que después fue sustituido por otro progreso que fue el feudalismo que fue
sustituido por el capitalismo que es menos injusto que el feudalismo pero también
lo es. Y que por eso el capitalismo tenía que dar paso al socialismo. Estos son
los razonamientos de Marx. Y que en aquel tiempo tenía que haber la esclavitud.
Eso explica que Jesús no habló contra la esclavitud ni tampoco San Pablo.
Porque también estaba el problema que desempleaban a todos los esclavos y no
había fábricas para emplearlos, todavía. Sin embargo, con todo esto la Biblia
dice que no debe haber esclavos.
LP - ¿Cuáles
son los sueños inconclusos de Ernesto Cardenal?
E.C. - La
revolución inconclusa. Pero que es necesaria. Ningún otro sueño, qué otra cosa
voy a esperar.