CORAZÓN LIBRE
por Silvia Majul
"Ya
no me acuerdo del olvido, ni de la ausencia lastimando solo recuerdo tu
silueta..."
Y en
el minuto 4 de la grabación se quiebra y llora.
Cuando
le pregunto porque había decidido dejarlo así:"Mi vida es así, que salga lo que
salga. Y ahí quedó" responde.
Luego
vino el 2002 y una "campaña de la memoria", él le llamaba así a las "campañas de
prensa". Generalmente acompaño a los artistas pero justo en esa nota no pude
acompañarlo. A los minutos me llama el periodista asustado "No quiso
entrar, no sé qué le pasó". Lo veo a las horas y le pregunto (como siempre
hablando en plural)
"-¿Sabés los amigos que perdí en las calles
porque un par de civiles uniformados los paran para pedirle el documento?
No me gusta que me pidan un documento de identidad.
Mi identidad son las canciones"
Le
hablaba de la voz dulce de sus hijos y su padre y el esquivaba la charla (con
orgulloso pudor de hijo y padre) contándome la cara de los "gallegos"
cuando les mostraba en una canción como los argentinos le hacían frente a los
patrones "quemando gomas".
Una
vez lo silbaron en Cosquín, otra lo ovacionaron. Prefiero recordarlo detrás de
la reja de la plaza llorando emocionado con la última actuación de Los
Trovadores. No era un artista festivalero, pero amaba andar hasta la madrugada
por las calles de los pueblos charlando con los verdaderos protagonistas de
esas fiestas populares. Como esa vez en Cafayate, cuando ya de madrugada lo veo
con su mujer Pili de la mano conversar con el mozo de fútbol y preguntarme al
pasar si sabía de alguna peña para amanecerse.
Me
gusta irme por las orillas de los recuerdos, esquivar las cenas, las risas y
sentir el tremendo peso de tu obra. Hablo de peso como quien habla de legado,
de herencia. ¿Qué vamos a hacer con tus canciones? No puedo evitar pensar que
aún conservo la gacetilla de Agosto del 2002 donde dice que para escucharlo la
entrada costaba $2. Sí solo 2 pesos valía oír en la voz de su autor
"Elegía para un tirano", "Hay quien" , "El loco de la
vía", "Ausencia", "Don Roque Don", "Mate
Lavao" , "Corazón Libre", "En el camino"...
Y
oír entre canción y canción otra historia única e irrepetible que seguro te
dejaba una reflexión y te regalaba una sonrisa.
Ayer
escribió algo Víctor Heredia, ese amoroso compañero de la canción militante que
siempre responde un mail cuando una trabaja con otro par.
Hablaba
de Mercedes y Yupanqui, de que ambos que están en la voz diaria de los difusores,
no llenaban teatros. Es cierto, soy una quejosa testigo de cómo la moda le
doblaba el puño a la canción profunda de nuestra patria.
Así
es la vida querido Rafa. Ustedes, los que traen un torrente de caminos en sus
canciones, el alma del pueblo en el latido de la música, son los que esquivan a
mercantilistas e interlocutores complacientes, y desmalezan el camino de
cualquier inconveniente para emocionarnos con esa fuerza colectiva que viene de
abajo. Gracias Rafa por elevar la sensibilidad humana en la poesía y evitarnos
el desagrado de oír nuestra vanidad, nuestro masoquismo de no oírte cuando
pudimos.
Perdonanos
Rafa, no somos la audiencia que te merecías. Alguien escribió "Eras
demasiado libre para vivir aún aquí". Te veo levantar la mano derecha y decir
adiós, con tu guitarra en la izquierda, recordarme esa canción de Tejada y
decir que esa vez lloraste porque
"cuando habla el pueblo en la voz de los cantores a veces lo técnico es un
traidor o un extraño personaje".
Voy
a pensar el resto de mi vida, a recordarle a cada cantor, a cada juglar como
viviste. De canción en canción, de pueblo en pueblo, con tu misma emoción, como
un samurái , como una misión. Heredamos un montón de países rotos, muertes aquí
y allá, ausencias, rostros e historias borrosas Y ese montón de escombros es el
que nos ofrecen como DNI , de modo que tenés razón, desde ese día odio que me
pidan el documento.
Por
milagro hubo artistas como vos que nos dejaron pistas para unir esos fragmentos
dispersos y, al armar el rompecabezas del ayer, abrirle una rendija al muro,
dibujar una ventana y construir una puerta.
Tal
vez por eso temen los de arriba, porque quien tiene memoria en realidad tiene
en su futuro una puerta. Y quien tiene una puerta, tiene una casa, una guitarra
y tus canciones. Siempre somos, seremos, muchos y muchas los que al buscar la
memoria musical de un pueblo estaremos eternamente buscando partes de nuestro
rostro. Afuera se llueve tu nombre todo Rafael Amor, pero tu voz siempre nos quemará
por dentro.