UN MALEVO ANIMADO
Para apreciar en toda su extensión la calidad de la
animación gráfica que realizó José
Martín Luengo, se recomienda leer primero atentamente el poema de Osiris
Rodríguez Castillos que lo originó. Si es necesario también será bueno recurrir
al asesoramiento de un entendido (de carne y hueso o con forma de libro) para
conocer el exacto significado de algunas palabras y/o expresiones idiomáticas
que pueden resultar desconocidas para un lector habitante de ciudad.
Ricardo
Luis Acebal
Recuperación técnica del video: Rafael
Lino Gindin
Romance del Malevo
Yo siempre quise tener un perro como la gente.
Al fin el tiempo y la esperanza me dieron uno,
pero bien mirao es hombre de pocas pulgas.
Yo no atrancaba la puerta de mi rancho, ni
durmiendo;
¿pa qué? ¡si del lao de ajuera, por malo que
juese`l tiempo,
la enrejaba de colmillos el coraje de mi perro!
Cimarrón, medio atigrao.
Lo hallé perdido en las sierras, boquiando de
agusanao.
¡Malo, como manga`e piedra!
Tuve que trairlo enlazao pa` curarle las bicheras!
Y... a`i se quedó, aquerenciao. Compañero de horas
lerdas,
trotiando abajo`el estribo ¡ni carculaba las
leguas!
y ande afluejaba la cincha, se echaba a cuidar las
priendas.
Eso sí ¿eh? ¡Muy delicao! ¿Manosiarlo? ¡Ni le
cuento!
Se ponía di ojo estraviao y se l`erizaba`l pelo.
Con que... tenía bien ganao su apelativo: "El
Malevo".
¡Qué animal capacitao pa`l trabajo en campo
abierto!
¡Había que verlo al mentao, trajinando en un rodeo!
De ser cristiano, ¡clavao qu`era dotor aquel perro!
¿Yo echar tropilla`l corral? Le chiflaba entre dos
dedos
y embretaos
en el chiflido me los traiba, clin al viento
¡y era un
abrojo, priendido de los garrones de un trueno!
Una vez, bandiando tropa con much`agua en el Río
Negro,
caí quebrao di un apretón entre un remolino`e
cuernos
y me ganó la
mollera l`escuridá y el silencio.
Cuando golví`abrir los ojos, cruzaba una nube`l
cielo.
Gemidos y lambetazos llegaban como de lejos.
¡Redepente, compriendí!
Medio me senté en el suelo pa darle gracias:
"Hermano, d`esta, te quedo debiendo.
¡No me halla ni el pan bendito si no me sacás,
Malevo!"
¡Y una inmensa gratitú se me atracó en el garguero!
Güeno; la cosa pasó. Yo dentré pa`l casamiento.
Hice`l horno, la cocina, mi rancho estiró un alero
y en su
chúcara clinera charquió el arrorró, y el rezo.
¡A los dos años, gatiaba mi gurí sobre un pelego!
O andaba po`l guardapatio, priendido a la cruz del
perro;
¡ah! ¡porque`l me le sacó las cosquillas al Malevo!
Lo habrá tomao por cachorro de su cría, el
pendenciero.
Le soportaba imprudencias, se priestaba pa` sus
juegos
y ande
amenazaba cairse ¡se l`echaba bajo `el cuerpo!
La cosa jué tan de golpe, que hasta me parece
cuento.
Jué dispués de un mediodía, como pa` fines d`enero.
Yo me había echao en el catre pa` descabezar un
sueño.
La patrona, trajinaba, prosiando con el borrego
y un redepente, aquel grito como de terror:
"¡Rosendo!"
Y ya me pelé pal` patio manotiando el caronero.
Ella, estaba contra`l horno tartamudiando en
silencio;
tenía al gurisito alzao, tembloroso contra`l pecho;
y avanzando, agazapao como una fiera, ¡mi perro!
¡Enseñaba unos colmillos como puñales! Los pelos
se le habían parao di un modo que costaba conocerlo
¡y en las brasas de sus ojos se habían quemao los
recuerdos!
De un salto me puse enfrente; le pegué el grito:
"¡Malevo!"
Lo vi soltar una baba; -"¡Está rabioso,
Rosendo!"-
"No te me acerqués hermano! ¡Echá p`atrás!
¡Juera perro!"
Redepente, me saltó. Ladié pa` un costao el cuerpo,
sentí como que la mano lo topaba contra el pecho,
y cayó; cuasi sin ruido; como una jerga en el
suelo...
Cuando lo miré, los ojos se le habían puesto muy
güenos,
¡como dándome las gracias se le acortaba el
resuello!
Se arrastró, lambió mis pieses, y me brotó un
lagrimeo.
"No tenía pa` elegir, hermano! `tabas enfermo.
Jué po`l, cachorro, ¿sabés? ¡De nó, no lo hubiera
hecho!"
Menió la cola una vez, dos veces, y ¡quedó muerto!
Por eso es que, desde entonces, no me gusta tener
perro;
y cuando voy de a caballo, me parece que lo siento
seguir abajo `el estribo, ¡trote y trote por el
tiempo!
Nota:
El "Romance del Malevo" se hizo muy conocido en la voz de
Argentino Luna, tanto que muchos piensan que es de su autoría. Hay otras
versiones, como la del entrerriano Víctor Velázquez que también tuvieron y
tienen fama. También el nombre del poema suele reducirse simplemente a "El
Malevo", aunque el nombre completo es "Romance del Malevo".
Su autor,
Osiris Rodríguez Castillos
, nacido en Montevideo el 21 de julio de 1925, fue un poeta, escritor,
investigador, compositor, cantante, instrumentista y luthier de Uruguay y está
considerado como uno de los pilares del folclore de su país. Falleció el 10 de
octubre de 1996.
Audio de la nota:
Romance del Malevo por su autor Osiris Rodriguez Castillos