CACIQUES, GUERREROS, MULTITUD DE LLAMAS...
Texto
y Fotos: Ricardo Luis Acebal
Transcribiré textualmente
parte del capítulo de "El Canto del Viento" (página 81 de la edición original de
Honegger que se terminó de imprimir en octubre de 1965) y que se titula como
esta nota homenaje: "Los misterios del Cerro Colorado".
Seguramente, cuando Lugones, en sus magníficos "Poemas
solariegos", hizo referencia a las "grutas pintadas del Cerro Colorado", no
imaginó jamás la repercusión que su cita habría de tener en el enjambre de
estudiantes y estudiosos de arqueología, folklore y etnología, apasionados
buscadores del ayer artístico de las colectividades.
Nuestra Córdoba, en el corazón geográfico del ayer
argentino, presenta yacimientos arqueológicos ya famosos en el mundo. Nuestra
gente, Imbelloni, Aníbal Montes, Lozano, Márquez Miranda, Rex González, han
trabajado tenazmente en los distintos Inti-huasi cordobeses. En Ongamira, en
Pampa de Olaen, en Achala, en Cuchi Corral y en Cerro Colorado, este último
frontera de los departamentos Río Seco-Tulumba-Sobremonte. Nuestros aguerridos
investigadores han hurgado todas las piedras, toscas y areniscas hasta dejar al
descubierto todos los signos de la cultura indígena, la labor de los artistas
sanavirones y comechingones, la influencia de Tihuanacu y Cuzco en los cultos
del enterratorio en huacas y tinajones, los ritos del viaje y de la muerte, y
las diversas manifestaciones del entendimiento sobre la medicina, la siembra,
la lucha en la selva, etc.
Foto publicada en "El Canto del Viento" página 83, año 1965. Fotógrafos: Pedro Otero y Eduardo Riggio.
Casi sin ayuda oficial en la mayoría de los casos,
costeando de su propio peculio las excursiones, excavaciones, traslados, etc.,
"hurgadores" de cerros han probado la importancia de los yacimientos
arqueológicos y etnográficos de Cerro Colorado. Así fue que se produjo, hace
treinta años, la llegada de los señores Gatner desde Londres. Estos ingleses
estuvieron meses enteros entre chañares, picachos y vertientes, anotando,
copiando, oteando constelaciones en las noches. Fue de ello el primer libro
importante, nutrido, sobre Cerro Colorado. ¡Pero se llevaron el Sol de
Inti-Huasi, descuajado de la mole pétrea, y ahora se exhibe en un museo de
Londres!
Comechingón pintando en un alero y tejedora desarrollando su tarea junto a su "casa pozo", vivienda colectiva que sólo utilizaron los integrantes de esta nación, quienes habitaron gran parte de los territorios de las actuales provincias de Córdoba y San Luis. (Estas fotos de Yucat Parque Temático Tierra de Comechingones, Merlo, Pcia. de San Luis,son cortesía de TripAdvisor)
El sabio Pedersen lleva años ya, viajando por el
mundo, de la isla de Pascua hasta los Pirineos. Estuvo, como todo inquieto,
meditando en las cuevas de Altamira, copiando los viejos petroglifos de
Transilvania, y en las grutas azules de Starazagora, cerca de la Macedonia
búlgara, donde los Balcanes custodian maravillas arqueológicas. Pues, este
investigador Pedersen, todos los años, desde hace más de quince, camina los
angostos vallecitos de Cerro Colorado, y lleva estudiados más de cuatrocientos
dibujos indígenas en la región, determinando la edad, la condición de los
pueblos indianos que los produjeron, comparándolos con otras culturas de
América, Europa y Oceanía, haciendo, en fin, una enorme labor de esclarecimiento
y análisis. Lástima que tan valorable obra, que abarca seis grandes tomos,
tendrá que publicarse en danés, porque no alcanzó a tocar la sensibilidad de
nuestros editores. ¡Claro! Son obras demasiado caras sobre asuntos "ya viejos".
Cómo se ve el paisaje circundante desde los "mangruyos comechingones"
"No faltan turistas que borroneen piedras..."
Mientras tanto, Cerro Colorado, desde el 15 de marzo
de 1957, es monumento nacional. Son centinelas de sus reliquias etnográficas
todos los vecinos, que suman ciento cincuenta en la legua cuadrada. No faltan
"turistas" que borroneen piedras, o
hurten flechas, o estropeen senderos. Pero esto se comprende. Hay todavía gente
que no ha aprendido a oír la voz de todos los dioses que le transitan por la
sangre a nuestra América deslumbrante y misteriosa. Cuando se sube a las
cuestas del Veladero, del Cerro Mesa, del Colorado, del Cerro de las Cañas o
del Cerro de los Pumas, se va hacia los sitios exactos de los mangruyos
comechingones. Ahí se descubrieron tumbas, algunas momias. Allí se hallan
puntas de flechas, pequeños huaicos en el granito. Y a lo largo de esta cadena
de sierras, centenares de cuevas con dibujos en rojo-negro, en rojo-blanco, con
tinturas indelebles. Figuras de caciques, de guerreros. Escenas de luchas con
pumas. Llamas, multitud de llamas "enfloradas, de andar suave", como decía
Zerpa, pintadas con belleza y precisión por los artistas aborígenes.
Las llamitas "enfloradas, de andar suave" y otros animalitos...
El autógrafo de don Ata en uno de los ejemplares de la primera edición de "El Canto del Viento"
CERRO COLORADO HOY
Todo lo que acaba de leer,
descrito insuperablemente por don Ata, mantiene absoluta vigencia. Me permito
sugerirle que aborde en esta misma página la nota "¡VIVA EL CERRO COLORADO!
GRITÓ MUSICALMENTE DON ATA". Y otra sugerencia: no deje de leer los bellísimos
poemas del Zerpa que menciona don Yupanqui. Se trata del poeta abrapampeño
Domingo Zerpa. Un botón de muestra, a propósito de "las llamas":
Pasa el
hombre con su recua, mustio y grave,
por la falda
pedregosa de los cerros;
y las llamas
enfloradas de andar suave
van marchando
al tilín tin de los cencerros
"Puya-puyas, poemas de la Puna Jujeña"
Domingo Zerpa-Bs.As. 1977.
Dos vistas del pueblo, como se lo ve desde uno de los estrechos "balcones naturales" del Cerro Colorado.
Usted puede llegar hoy a
Cerro Colorado por ruta pavimentada y visitando el "Complejo Argañaraz" podrá
toparse con don Hugo, sobre quien le cuento detalles de su riquísima vida en la
mencionada "¡Viva el Cerro Colorado...!" y, referido a las "grutas pintadas de
Lugones" con un joven conocedor profesional que lo va a informar como se debe.
En efecto, Nicolás Argañaraz (nieto
de don Hugo) le va a saber transmitir todo lo que sabe gracias a los estudios
que realizó pero también porque es un auténtico cerrocoloradense que lo hará
recorrer con amor todos los rincones hasta los que usted se anime a llegar.
Nicolás Argañaraz, cerrocoloradense
Argañaraz lo conducirá hasta donde usted se anime a llegar
El certero puntero de Nicolás destacando detalles en las pinturas.
En este caso marcando diferencias: morteros agrupados, a baja altura cerca de la base del cerro, que se dedicaban a moler maíz y otros granos para alimento diario y los ubicados en altura, individuales y presuntamente destinados a moler alucinógenos para ceremonias que realizaban los chamanes.
Descanso al amparo de los aleros.
En el predio del
mencionado complejo se pueden instalar carpas, alquilar cabañas y/o alojarse en
el "Descanso del Indio", un muy cálido hotel (con muy buena cocina) de Gerardo "Chirola" Argañaraz.
Por debajo del comedor del "Descanso del indio" transita un arroyo que aporta su música incomparable. Multitud de pájaros aportan el canto.
Seguramente, cuando usted
quiera volverse pa` su querencia va a sentir lo mismo que he sentido todas las
veces que estuve en Cerro Colorado: un algo que
traba las piernas (este lugar no tiene riendas pero ata) y hace difícil
dejar el sitio.
No tiene riendas pero ata...
Dato útil: Para conectarse con Gerardo Argañaraz: Tel. 0351-156976759
descansodelindiocc@hotmail.com
Nicolás Argañaraz: nic_arg94@hotmail.com