PENSAR QUE HASTA EL 72`, 73`, HASTA EL TANGO ERA
"CHIFLADO" POR EL PÚBLICO DE LA PRÓSPERO MOLINA...
He vivido varios
"Cosquines", participando no solo de las puestas en escena nocturnas en la
Plaza Próspero Molina sino también de las peñas, charlas y clases magistrales
de investigadores y poetas, ferias artesanales, desfiles gauchescos, etc.
formando parte de un público que no iba en enero a Córdoba sólo en plan de
simple turista y que a la noche deseaba comerse un locro y/o empanadas al aire
libre mientras desde el escenario lo hicieran participar pidiéndole (casi
exigiéndole a gritos) palmas y más palmas para acompañar chacareras, gatos,
etc. sino que se trasladaba especialmente a la cita coscoína prescindiendo
totalmente de cualquier otra intención "excursionista".
Hasta 1970 y tres o cuatro
años más me consta que el festival era un encuentro claramente dedicado a las
expresiones folklóricas criollas, en especial el canto y la música de las
provincias de Argentina, con participación de representantes de otros países
integrantes de nuestra Patria Grande Suramericana.
La oscuridad del
tristísimo tiempo que comenzó en 1976, con artistas que debieron exiliarse para
no sufrir el final que le tocó al "turco" Jorge Cafrune, uno de los ídolos
máximos de Cosquín, se reflejó en una notable disminución de calidad en lo que
se ofrecía.
En 1984, 1985 y 1986 en que
concurrí para cubrir periodísticamente el festival (diario "Tiempo Argentino"
de aquellos años y radios de Capital Federal) se recuperaron algunas de las
iniciales propuestas del festival, aunque ya se empezaba a notar que sus
organizadores lo estaban queriendo hacer parecer más a un encuentro
"internacional" (el Viña del Mar chileno o los europeos). Sobre el final del
siglo veinte, con la televisión ordenando todo se terminaron las puestas en
escena como las que hacía Santiago Ayala "El Chúcaro" y las delegaciones
provinciales y todo se encaminó hacia un "show" de televisión. El público
también cambió. La ida al festival ya en la mayoría de los casos formó y forma parte
de un paquete turístico o de una circunstancial pasada de una noche. Gritos y
más gritos desde y hacia el escenario, cartelitos con "sponsoreo" publicitario
con lugar para indicar la procedencia de sus portadores...
Así las cosas es impensable
hoy escuchar a un solista de canto y guitarra como Suma Paz, Falú o Yupanqui
(por solo citar a esos tres grandes). El sonido totalmente computarizado
descarta la posibilidad de que alguien pretenda tocar un instrumento que no "se
enchufe" y dos por tres (a pesar de tanta compu) colapsa y provoca pozos de
silencio que deben ser acompañados por el correspondiente apagado momentáneo de
los potentes reflectores laser y pantallas con imágenes electrónicas.
¡Palmas! ¡Palmas!, luces
"a giorno", "show internacional"... ¿Y el Folklore?
¡Bien, gracias, pero no
aquí!
Ricardo
Luis Acebal
Festival de Cosqu?n 2019 ?Y el Folklore?
:
EN BUSCA DE AQUELLA DIGNIDAD
Cosquín es Cosquín. Verdad
de Perogrullo. Pero lo consideramos así. Porque no es cualquier festival de
folklore. Es casi el primero con estas características, que marcó un formato,
que impuso un estilo hace seis décadas. Entonces hay sucesos que vienen siendo
en su contenido actual que no encajan, que molestan, que exceden esa propuesta
que nació más seria.
Por ello, es difícil
aceptar en el escenario Atahualpa Yupanqui, que se oiga la versión de "Carpas
de Salta" en un desaforado ritmo bailantero. Y repertorios ajenos al folklore
con reminiscencias extranjeras aunque sean éxitos en otros ámbitos.
Tampoco hay lugar para homenajes
a célebres del género. Se hacen, pero con cantores de trayectoria
desencontrados y sin ensayo, que evidencian solo estar para quedar bien y hasta
demagógicamente, aunque suponemos que algunos de ellos perciben su cachet por
esa actuación desprolija.
La programación está
saturada de sonidos clonados desde hace 20 años cuando aparecieron los nuevos
cuartetos salteños del romanticismo. Nada suena diferente. Nunca se podrán
identificar las versiones de unos o de otros, que suman decenas con la misma
estructura.
Se escucha mucho grito y
saltimbanqui y revolucionarios apenas de maquillaje. Que se arrogan el derecho
de pedirle palmas a la platea, en vez de preocuparse por mejorar la oferta. Y
en nombre de la renovación todo se permite y nada se autocritica.
Ra?l Vigini entrevistando a Ram?n Ayala en Cosqu?n 2000 (Foto: Ricardo Acebal)
Hubo un tiempo pasado que
fue mejor, aunque suene a clásico y estructurado: Vuelvan músicos salteños
fundantes. Si pudieran volver aquellos que ya no están... Aquellos que con el
solo pulsar de los primeros acordes e introducciones, ya anunciaban de qué se
trataba y quiénes eran.
Por eso, nos permitimos
sugerirles a los que están llegando estos últimos años, que se tomen el tiempo
necesario. Canten, modulen, interpreten, sientan, conmuévanse en cada verso y
en cada nota sin automatismos. Sean auténticos. Logren sonidos propios.
Aprendan lo que no saben, reflexionen lo que nunca pensaron, modifiquen lo que
no corresponde, crezcan cada día, fórmense profesionalmente, sean creíbles,
honestos, genuinos. O no sean.
Las comparaciones son
inevitables. Lo que ya conocimos y abrió el camino no tiene fecha de
vencimiento. Siguen vigentes ante tanta orfandad de propuestas originales y con
valioso contenido.
Es demasiado. Es demasiado
poco. Es demasiado irrespetuoso.
Y el público, cada vez
menos exigente, contribuye a la mediocridad y respalda estos vacíos
existenciales de la cultura popular que supimos conseguir.
Cosquín, por este camino,
es cada vez menos Festival de Folklore. Pero debemos reconocer, que el certamen
de nuevos valores Pre Cosquín, sí garantiza esa continuidad del objetivo
primigenio. Y al menos, la danza, que retomó protagonismo, también jerarquiza.
Siempre se vuelve a los
sabios refranes: De lo sublime a lo ridículo, solo hay un paso.
Raúl
Vigini
raulvigini@yahoo.com.ar
Suplemento Cultural "La Palabra"
Diario La Opinión
Rafaela (Sta. Fe)
Febrero 2019
A DON ATA... GUITARRA DEL VIENTO
Retrato a l?piz de don Ata. Seg?n Hugo Arga?araz (Cerro Colorado, C?rdoba) fue realizado por un amigo suyo, catamarque?o de apellido Rodr?guez, en 1996.
PEQUEÑO HOMENAJE
Un día 31 de enero de 1908
Argentina lo vio nacer. No voy a referenciar su biografía o su talento porque
es de público conocimiento, pero sí deseo tomarme el atrevimiento de hacer
hincapié en dos aspectos que me parecen loables de destacar en estos tiempos de
ruidos, verborragia y luchas agrietadas... Por un lado, su "apología"
al silencio, a la palabra cuidada, no por ello menos contundente. Un pensado
silencio que le permitió andar y desandar caminos, perseguido o reconciliado,
en el país o el exterior. En los últimos tiempos, en el escenario homónimo,
hacía referencia a que esa cadencia de su palabra y su guitarra iban a
destiempo con la vorágine de una sociedad ansiosa de la estridencia en otras
tonalidades... Por otro, la presencia de su segunda compañera, la pianista y
compositora francocanadiense Antonietta Paule Pepin -Nenette- (con quien
compartió la mayor parte de su vida) y que fue compositora en coautoría de 65
temas y permaneció a su "sombra".
Su seudónimo para componer fue: Pablo del Cerro. Y no fue vox populi su talento
y brillo, aunque ella era una estricta crítica de cada obra. Muchas veces
detrás de las personalidades suceden estos hechos, de las mujeres intensas que
ayudan a "dar luz" pero prefieren o las circunstancias así lo determinan,
el mismo silencio que caracterizaba a este grande del folklore argentino:
Atahualpa Yupanqui. ¡Salud don Ata!
Prof.
Ana María Colombo
Lic. en Letras
colomboa27@gmail.com
Rafaela (Sta. Fe), enero 2019
Don Atahualpa y Nenette (Foto: Revista OZ)