"AMÉRICA LATINA ES UN SOLO PONCHO"
por
Ricardo Luis Acebal
En la nota número1 de esta
serie indiqué que el encomillado es una frase de Atahualpa Yupanqui y que
también es el título de uno de los capítulos de "Atahualpa Yupanqui, el canto
de la patria profunda" de Norberto Galasso. En la página 200 de dicho libro don
Ata se explaya sobre el problema de la desnacionalización creciente que se
opera en la Argentina, peligrosa dilución de la identidad: "Nuestro país no
tiene el factor de cohesión que da la unidad racial, como en el resto de
América Latina, donde sus habitantes son más definidos, mientras que nosotros
estamos todavía buscando la definición. Por eso tiene tanta importancia la
educación, encarada no solamente como suma de conocimientos universales. Desde
la escuela primaria, los planes de enseñanza deberían tratar la cosa argentina,
nuestro acervo, nuestra tradición en el sentido amplio de la palabra. No basta
conocer o memorizar los hechos militares y las batallas -que son muy
importantes en cuanto hechos históricos- sino las costumbres, el país, la
flora... ¿Porqué nuestros niños cantan `Sobre el puente de Avignon` que es una
ronda muy simpática pero que habla de un lugar de Francia, en vez de cantarle
al ombú o al algarrobo?"
Galasso reflexiona:
"¿Alguna lectura, así como al descuido, de `Los
profetas del odio y la yapa` de Jauretche o simple y natural conclusión, en
un hombre inteligente y profundamente sumergido en la realidad social de su
país, que lo lleva a cuestionar la colonización ideológica que opera sobre los
argentinos a través de los medios de difusión manejados por la clase
dominante?"
Don Ata entonces dice: "La
falta de personalidad e idoneidad en la enseñanza es fundamental. Dar la
posibilidad a un niño de que sepa cómo es la Patria donde nació es una
responsabilidad tremenda y en eso influye tanto la escuela como el hogar y
hasta el aire que respiramos."
Atahualpa devela ahora
buena parte de la trama secreta cultural de la clase dominante y afirma: "En
China hay chinos que piensan y hablan en chino. Los húngaros son húngaros y los
franceses, franceses. De esa unidad parten hacia la cultura, hacia el prisma.
¿Qué pasa con nuestra condición? ¿Cuándo aprenderemos a ser nacionalmente
argentinos?"
Esta pregunta fundamental -dramática- no la formulan los intelectuales del sistema enfrascados en la
última novedad europea, esos exquisitos, que como dice el poeta "sólo ofrecen
buena voz, pero son como la calandria. La calandria es un ave muy desdichada:
tiene la facilidad de imitar el canto de todos los pájaros y no tiene canto
propio. Estos son igual: nos quedan siempre debiendo el adentro."
Comencé
a ir "al cole" a recibir educación "primaria", pública y gratuita en 1952.
Concluí mi secundario en 1963. No recuerdo (y soy bastante memorioso, como el
famoso Funes) que alguna vez, sobre todo a partir del tercero o cuarto grado
que es cuando uno ya tiene una edad como para que le empiecen a hablar sobre la
identidad más allá de la Bandera y el HImno, que mis docentes, cumpliendo los
respectivos programas que les imponía el ministerio de turno hayan echado
párrafos especialmente dedicados a las culturas de nuestros paisanos los
indios.
Antes
bien, cuando encarnando nuestro rol de chicos/as bien alimentados/as en
nuestras casas "hacíamos lío" en la escuela los principales retos que
recibíamos eran que "parecíamos indios", que nos portábamos "como salvajes" y
otras descalificaciones por el estilo casi exclusivamente relacionadas con la
línea de educación sarmientina que dividía (y sigue dividiendo) el mundo entre
civilizados y bárbaros.
Recuerdo
que alguna vez una de mis maestras, totalmente exasperadanos espetó: "¡se
portan como negros orilleros!". Y pensar que nuestras manifestaciones de
"primitivismo" se resumían a arrojarnos algún bollo de papel por la cabeza o
proyectiles elaborados con pedazos de tiza y hablarnos casi a los gritos
aprovechando que la maestra no estaba en el aula por alguna razón momentánea.
Los
tiempos han cambiado. Otras características tienen las "violencias" actuales en
las aulas...
Lo
que no parece que haya cambiado es la falta de información, o en el mejor de
los casos insuficiente, acerca de las culturas originarias de nuestra América
(AbyaYala) que aportan una cuota importantísima a la que debería ser nuestra
identidad cultural latinoamericana, o indolatinoamericana, o abyayaleña... o como
gustemos llamarla en un "futuro" que ojalá esté mucho más cerca que lejos de
ser "presente".
Y
eso que desde hace décadas hay en plaza una cantidad de libros con información
accesible a "no especialistas" que muy bien podrían utilizarse en clase para
desburrarse a dúo docentes y alumnos.
A
continuación ilustro con las tapas de algunos, cuyos contenidos he de abordar
sintéticamente en próximas notas.
Estos
libros ayudarán a producir el cambio cultural que es imprescindible efectuar
para que al tomar conciencia del "nosotros", dejando absolutamente de lado el
actualmente preponderante "yo", después "yo" y siempre "yo" comprobemos
cómo es posible que decidamos nosotros como alimentarnos (y que la comida
alcance para todos sin envenenar a nadie), con qué elementos abrigarnos o no
según nuestras necesidades, cuáles serán las manifestaciones artísticas con las
que nos comunicaremos en ese territorio de todos y no de las que nos ordenen
(como ahora) las multinacionales de los
alimentos, de la vestimenta, de las artes, de los medicamentos, de los medios
de comunicación, cuyas "centrales" están ubicadas en Estados Unidos,
Inglaterra, Rusia, China, etc., nunca en alguno de nuestros países que hoy
llamamos "latinoamericanos".
ESTABA ESCRITO...
Un
amañado recurso al que se apelaba (¿se sigue apelando?) para restar interés por
el estudio de las culturas originarias era el de que "no tenían escritura
alfabética", lo cual sugería su "inferioridad" con respecto a las del
conquistador. Otro argumento a favor de la presunta inferioridad era (¿es?) el
de las naciones que no habían desarrollado la arquitectura o las artes
"mayores" (siempre según el ojo del conquistador) como la escultura y la
pintura.
Amiguitas peruanas. Cuando crezcan, una brindará su lana esquilada, la otra tejerá con ella, como su mamá, como su abuela...
Nuestros
paisanos los indios "escribieron" su historia, sus cavilaciones filosóficas, su
relación con el Cosmos sin emplear símbolos alfabéticos. Desde el extremo norte
de América hasta el extremo sur continental los pueblos tejedores nos han
dejado en sus ponchos y mantas testimonios a través de símbolos que en algunos
casos guardan una asombrosa similitud teniendo en cuenta que pertenecen a
naciones cuyos asentamientos distan miles de kilómetros. También están los
símbolos "pintados" sobre piezas de alfarería o en paredes de pirca, amen de,
por ejemplo "la cueva de las manos de Santa Cruz" o las "pictografías de Cerro
Colorado", por sólo mencionar dos testimonios en territorio argentino.
Cueva de las manos, en la Provincia de Santa Cruz, Argentina.
Don
Ata, en la letra de su canción "Indiecito dormido" dice:
"Poncho
de cuatro colores
cuatro
caminos quebrados
y
un solo sueño de cobre
está
el changuito soñando.
Indiecito
dormido
pa`
acompañarte se duerme el río
indiecito
dormido
junto
a tu puerta pasa el camino.
Pasa
el camino, sí, pasa el camino,
cuando
por él te vayas ...
¡chuy!
¡chuy! ¡qué frío!"
Tapetes peruanos de Macchu Pichu.
AMÉRICA ENTRETEJIDA
A
través de "YouTube" es posible acceder a los videos de Radio Nederland,
identificados con el nombre con que subtitulé esta parte de la nota, que es
acompañada por dos de ellos que usted podrá ver clickeando sobre el sector
derecho de esta página.
Isaac Vásquez, tejedor mexicano.
Gustavo
Carbajal, colombiano, entrevista para "Entre urdimbre y trama se teje la Vida"
a Isaac Vásquez García, artesano
mexicano que trabaja con lana de oveja en Teotitlán del Valle (Teotitlán es
"Tierra de Dios"), Departamento de Oaxaca.
Vásquez
García teje desde sus 8 años, enseñado por su padre. Dice: "Mi interés es que
la gente conozca los símbolos, los diseños de nuestros antepasados. Por ejemplo
el diseño zapateco de los pájaros." Afirma que la mejor lana de oveja es de la
región mixteca y subraya: "Mi deseo es que nos unamos, que estemos todos juntos
para ser como una sola familia. El tejido de "América Entretejida" para mi es
muy interesante." Y concluye:
LA BUENA SUERTE ES LA
AMÉRICA ENTRETEJIDA".