GRUPO DE
TRABAJO PARA LA DESCOLONIZACIÓN DE LAS REPRESENTACIONES
Sección: POLÍTICA Y SOCIEDAD
por CAROLINA WAJNERMAN
Más que de subordinar el arte a lo político, como lo
intentara el fallido intento del realismo socialista, que lo empobreció hasta
desactivarlo, se trata de vincularlos estrechamente, de modo que el primero,
sin traicionarse a sí mismo, tenga
alcances enriquecedores transformadores para ambos.
INTRODUCCIÓN
Hoy podemos hablar de
"Arte y Transformación Social" y referirnos a prácticas y saberes muy diversos
entre sí; sin embargo, lo interesante y en común entre todos los proyectos que
de alguna manera vinculan lo artístico con procesos de transformación social,
es que nos brindan una posibilidad única para reflexionar y producir
aprendizajes hacia el interior del campo artístico y hacia el interior del
campo de lo político. Estos dos campos, se venían concibiendo en forma separada -a pesar de que son campos absolutamente unidos- y hoy en muchos ámbitos sigue
siendo una novedad. Si logramos reflexionar integrando y potenciando estos
aprendizajes, podemos profundizar en la huella que dejan las experiencias sobre
Arte y Transformación social. Organizaré estos aprendizajes y reflexiones en
dos vías: la transformación política que dichas experiencias promueven en el
campo del arte, y la transformación estético-artística que se introduce en la
política.
CONTEXTOS DE UN DISCURSO SOBRE ARTE Y TRANSFORMACIÓN
SOCIAL
Al decir "Arte y
transformación social" hacemos énfasis en una relación, una conexión existente
entre dos términos, que surge con una intención, una búsqueda por resaltar la
incidencia y la potencia de esta unión. A partir de la existencia de acciones
transformadoras a nivel social que suceden y se promueven a través del arte, y
podríamos preguntarnos desde cuándo esto se da a nivel humano. Se inicia esta
forma de dar nombre a una práctica social, por estar desarrollándose un campo
de pensamiento y reflexión, un discurso sobre ellas, que permite dar cuenta de
su importancia para así legitimarlas, potenciarlas, multiplicarlas. Es decir, que el surgimiento de proyectos,
programas, organizaciones, que se encuentran y/o se orientan hacia esta
nominación, es una construcción, y como tal, es permanente, por lo que requiere
de nuestra visión y atención en tanto movimientos y redes, tal y como fue en su
surgimiento.
La incidencia a nivel
social del arte no surge hace unas pocas décadas. Si así fuera, la iglesia no
hubiera dedicado su dinero al arte en la Edad Media, por ejemplo. Tampoco
podemos decir que hoy hablamos del tema porque la ciencia descubrió de pronto
el poder transformador de las prácticas artísticas. De hecho, a pesar de que
existen numerosos estudios que dan cuenta de la capacidad del arte para
promover procesos de transformación en distintos planos y desde diversos marcos
teóricos (incluyendo las ramas más "duras" de las ciencias), todavía hay
quienes cuestionan la educación artística en las escuelas.
El contexto que nos
permite poder hablar de Arte y Transformación social, de modo que hoy estamos
reuniéndonos y llenando un salón enorme para reflexionar sobre este tema, tiene
que ver con una serie de transformaciones en el campo de la política y en el
campo del arte. En relación a la política, siguiendo a Lechner (2002), podemos
ubicar dos planos: la política como práctica institucionalizada, es decir
aquello que tradicionalmente reconocemos como política, y el plano de lo
político en cuanto a las formas de pensar, los valores en juego en la vida
social y en el plano de lo público. A partir de procesos históricos que fueron
dando un giro en estos dos aspectos, dice Lechner que se manifiesta un malestar
en el plano de la política, que no es lo mismo que un rechazo a la política
sino una pregunta sobre su lugar, su sentido y sus modos de acción. En relación
al campo de lo artístico, también se produce un malestar que lleva a la
pregunta sobre su rol, sus valores y su incidencia en lo público.
Al decir "Arte y
transformación social" ¿nos referimos a un marco teórico; un área problemática;
un campo? Yo suelo hablar de Arte y Transformación social como un campo, en
tanto un campo problemático ?temático, de preguntas, de acciones y prácticas-
que nos lleva a producir conocimiento y experiencia. Actualmente, prefiero
referirme a Arte y transformación social como una clave, y ahora me gustaría
explicar por qué. Existen prácticas muy diversas y heterogéneas, a veces incluso
contrapuestas entre sí, a las cuales, desde cierto posicionamiento y modo
específico de leerlas, para determinados objetivos, nos interesa convocarlas
desde algo que llamamos "Arte y transformación social". Una clave, en la música, es un modo de
registro, un modo de lectura que permite comprender las notas y los ritmos en
el pentagrama para que pueda decodificarse según un tipo particular de lectura
posible, para su aplicación en determinado instrumento. Esto quiere decir que la clave sirve para un
determinado tipo de registro, como ser el pentagrama, que es una entre otras
maneras posibles de generar un discurso comprensible en función de un
objetivo. Yo podría también utilizar
otras claves para leer las mismas notas en el tipo de registro que se efectúa
en el pentagrama; también podría utilizar otro registro diferente al del
pentagrama y producir otros lenguajes. Creo que es el contexto el que hace que
la clave no sea solamente un registro sino, como también implica la palabra más
allá de lo musical, como una llave, una apertura al diálogo. Y creo que hablar
en clave de Arte y transformación social hoy, es una invitación a registrar y a
pensar muchas prácticas que tocan el campo de la política y del arte, aun
aquellas que en principio y quizás hasta ahora no se planteaban ser leídas en
esa clave.
ALGUNAS PROPUESTAS PARA CONCEBIRNOS EN CLAVE DE ARTE Y
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Hay algunos apuntes que
desde mi punto de vista, son un aporte fundamental:
Arte como medio y como fin
en sí mismo. Siguiendo a la Red Nacional de Teatro Comunitario, creo que es
importante reivindicar al arte como fin en sí mismo. En el arte como medio, hay
una potencia que es la de explorar alternativas mediante el arte, en función de
un objetivo. Si el arte es un medio, cumple principalmente la función de ser
herramienta, lo cual es parte de muchos proyectos muy interesantes. Ahora bien,
en la reivindicación del arte como fin en sí mismo, no solamente queda como
medio para otro fin, lo cual se conecta con lo que aparece en los próximos dos
puntos:
Característica, necesidad
y derecho de las personas y comunidades. Creo que este eje llama la atención
acerca de que el arte "está ahí (aquí) presente", como parte de lo humano, y
por ende, en los proyectos y experiencias que se nombren y reconozcan como de
Arte y Transformación social, necesariamente deberán hacer lugar a los modos en
los cuales las comunidades despliegan y/o desplegaron históricamente lo
artístico, y promover que esto se ponga en juego y cobre valor. En función de
esto, cabe recordar la diferenciación entre democracia cultural y la
democratización de la cultura: en la democracia cultural, se propicia de "abajo
hacia arriba" el despliegue de las potencialidades de una cultura, propiciando
el protagonismo y la toma de decisiones en la población acerca de las
condiciones y necesidades en función de dicho despliegue; en la democratización
de la cultura, se difunden creaciones culturales que fueron previamente
seleccionadas, las cuales "bajan" al pueblo. Desde ya que ambos son complementarios,
y es en esta complementariedad necesaria que puede darse la posibilidad de
encontrar dónde hay una necesidad sentida por la población acerca de algún tipo
particular de proyecto, y traducir esto en el ejercicio de un derecho.
Eje en el proceso sin
descuidar el producto. Siguiendo lo anterior, se trata de encontrar una
complementariedad entre lo artístico y lo transformador, de modo que en esta
conjunción haya una justa valoración a los productos artísticos, y que la
atención en el proceso no se traduzca en desestimación por las técnicas
artísticas, sino una integración. Desde otro lugar, podemos decir que tanto en
el proceso artístico como lo que atañe al proceso político de transformación,
requieren cuidar el camino hacia los productos, en tanto artísticos y también
como parte de la transformación.
HACIA UN ARTE POPULAR
Dado que existen muchos
modos de concebir al arte, considero que es importante retomar, para el tema
que nos convoca, la definición que Ticio Escobar realiza de Arte Popular, quien
concibe como tal "al conjunto de las formas sensibles, las expresiones
estéticas de esa cultura en cuanto sean capaces de revelar verdades suyas,
aunque estén profundamente conectadas con todas las otras formas y cargadas de
diversas funciones (...) Lo que caracteriza al arte popular es su posibilidad
de expresar estéticamente determinadas situaciones históricas desde la óptica
de una comunidad que se reconoce en sus signos y se sirve de ellos para
comprender dichas situaciones y actuar sobre ellas"
[1]
. De este
modo, siguiendo a Ticio Escobar, no es un tipo de estilo, técnica, los
contenidos, quien produce o cómo se distribuyen las expresiones lo que
determina que un arte sea popular, sino el particular vínculo que, a través de
ellas, se establece con una comunidad determinada. Claro que si el nivel transformador del arte
está dado por un vínculo que se construye a través de lo simbólico, los
elementos antes mencionados pueden ser aportes a la constitución del arte popular.
Asimismo, el arte popular, desde esta perspectiva, no estaría solamente
relacionado con la función estética, sino que también cobra importancia la
función social y política de sus prácticas.
Quizás, el desafío se
trata de ir descubriendo de qué modo mirar, qué variables tomar en cuenta a la
hora de encarar proyectos artísticos que se propongan generar procesos a nivel
social.
Trans-formarse: yendo más allá de las formas conocidas
Dice Rodolfo Kusch: "El
pueblo como tercera dimensión es el que agota el fenómeno cultural (...). La
cultura no vale porque la crean los individuos, o porque haya obras, sino
porque la absorbe la comunidad, en tanto ésta ve en aquella una especial
significación"
[2]
En clave de Arte y
transformación social, podemos preguntarnos de qué modo el pueblo alcanza a ser
protagonista de diversas producciones y acciones. Es por eso que nos toca
profundizar acerca de las transformaciones que se dieron en los últimos tiempos
en el campo de lo artístico y lo político.
En ambos campos, podemos ubicar un malestar que dieron lugar a este
"entre", a un encuentro posible, como vía para regenerarse, incluso en
contextos en los cuales no podía ser pensado el accionar en la relación entre
lo artístico y lo político. En ambos campos, el malestar se pudo traducir en lo
"nuevo", entendiendo lo "nuevo" como lo novedoso y también como una
recuperación y reinvención de lo originario.
Nuevos modos de gestación,
producción y circulación artística / nuevos modos de acción política:
En el creciente rol de las
acciones artísticas en el marco de proyectos
sociocomunitarios en la actualidad, se refunda la posibilidad de
participación y acción política para aquellos/as que quizás de otro modo no
tendrían un espacio en el plano político.
Es así como se produjo el
surgimiento de nuevos actores de la acción política, cobrando cada vez mayor
entidad. Con este término me refiero a las innumerables personas que participan
en manifestaciones, acciones urbanas, eventos comunitarios, que a partir de
dicha expresión artística logran estar y encontrar un nuevo protagonismo y modo
de recrear el sentido de lo público. En conjunción con esto, cabe destacar el
surgimiento de nuevas modalidades de creación artística colectiva, es decir que
a partir de la intención transformadora y la función política del arte, las modalidades
creativas en cuanto a su organización, producción y circulación, se vieron
modificados: cómo adaptar los tiempos, los espacios, los materiales y todo
aquello que implica la decisión y técnicas artísticas en función del desafío de
lo público. Esto "nuevo" que intentamos remarcar, no se da solamente en cuanto
a lo visible hacia afuera, sino también en la necesidad de darle coherencia al
proceso y así incidir y renovar en los modos de organizativos, los procesos de
participación en la toma de decisiones en cada organización, distribución de
roles, entre otros factores. Para lo
político, el arte trae consigo la inclusión de la dimensión afectiva,
emocional, y de la multiplicidad de sentidos. El arte, a través de la política,
multiplica sus dimensiones y funciones, de modo que la función estética no deja
de estar presente y se ve enriquecida por otras funciones del arte.
Teoría del arte: pensamiento y discursos en torno al
arte / nuevos sentidos de la política
Es un hecho que ya no
podemos seguir pensando y hablando del arte y de la política en los mismos
términos que antes. A veces, encontramos que la proliferación de los términos y
los múltiples usos que van teniendo, nos hace sentir que ya no valen las
palabras. Entonces nos toca agregar a la palabra "arte" otras palabras, como
"participativo", "político". Otras
veces, nos toca discutir los sentidos de
las palabras que hoy queremos repensar, como por ejemplo, el uso de la palabra
"artista", que por su significación e implicancias, provoca que algunos grupos
busquen reivindicarla y otros, correrse de ella. Además, vamos creando nuevas palabras,
aquellas que precisamos para nombrar lo que antes no existía o no tenía una
palabra: "artivismo", "espectactores", entre otras. Por eso es que, siguiendo a
Adolfo Colombres (2011), es importante prestar atención al marco del
pensamiento, para construir, según dicho autor, una teoría americana del arte,
es decir, generar un pensamiento sobre arte que sea propio, para construir un
arte de base solidaria y compartida en el marco de la cultura popular.
Pensarnos, imaginarnos, implica que parte de la acción artística es ir
redefiniendo desde dónde nos pensamos, qué referencias utilizamos, en qué lugar
del mapa nos ubicamos y desde allí, qué posicionamientos tenemos, en esta
vinculación entre Arte y Transformación social.
Ya se declaró el fin del
arte, el fin de la política y el fin de la historia. Pero la historia continúa,
el arte y la política siguen caminando. Más allá de los decretos que se vayan
haciendo sobre dónde empieza y dónde termina la frontera, queda instalado el
desafío constante de darle el sentido propio y en esa búsqueda, continuar
caminando.
BIBLIOGRAAFÍA UTILIZADA:
Colombres, A. (2011).
Nuevo Manual del Promotor Cultural I. Buenos Aires: Del Sol.
Lechner, N. "Los nuevos
perfiles de la política. Un bosquejo". Nueva Sociedad. 180-181 (2002): 263-279.
Acha, J., Colombres, A. y
Escobar, T. (2004). Hacia una teoría americana del arte. Buenos Aires: Del Sol.
Wajnerman, C. (2014). Arte
Popular y Transformación Social Comunitaria. Buenos Aires: Ediciones Artes
Escénicas. Disponible en:
https://es.scribd.com/document/332006437/Arte-popular-y-Transformacion-Social-Comunitaria-Cuaderno-en-bandada-alimentando-vuelos-Carolina-Wajnerman
[1]
Escobar,
T. (2004). El mito del arte y el mito
del pueblo. En Hacia una teoría americana
del arte. Buenos Aires: Del Sol. (pp. 153)
[2]
Kusch, Rodolfo. Geocultura del hombre americano. En: "Obras completas,
Tomo III". Rosario: Fundación A. Ross. 2007. Pág. 173.
Boletín Digital Nº 006 - 22 de Enero de 2018
Sección: LITERATURA Y LENGUAJE
CULTURA
ORAL Y EDUCACIÓN: LA IDENTIDAD NEGADA
por ADOLFO COLOMBRES
Se cuestiona aquí de manera radical la pretendida universalidad de la
concepción occidental de la literatura, porque estuvo desde elprincipio al
servicio de una hegemonía. Sólo así podremos abrirnos sinprejuicios hacia otras
literaturas escritas del ámbito popular, ysobre todo a los tesoros de la
oralidad, que es donde se cifran lasclaves de nuestra identidad. Para ello,
debemos fundarnos en lapalabra y no en la escritura, en el lenguaje en sí antes
que en eltexto impreso, en el que suele fundarse la pedagogía del vacío.
PALABRA VIVA Y ESCRITURA
En un principio, se sabe, era el verbo,
la palabra queilumina la sombra, brotando como un manantial inteligente. En la
granNada primordial irrumpe la palabra en la boca de los dioses, los quesin
ella no podrían haber creado al mundo ni a los hombres. Es elviento de la
palabra, con su tono imperativo, el que engendra eluniverso. Entre la palabra
pronunciada y el acto no podía haber, enesos luminosos orígenes a los que se
remonta el mito, distancia
alguna. Para los tupí-guaraní, el ser y el lenguaje son una sola cosa.
La misma palabra tupí significa "sonido de pie", y este puebloconsidera
al ser un sonido, un tono de la gran música cósmica, regidapor Ñamandú Ru Eté,
el supremo espíritu creador, llamado también Tupa,que significa "sonido
que se expande", y que fue asociado al truenoque precede a la lluvia
fecundante, y también sería el estallido,igualmente fecundante, de la palabra.
Pero existe algo anterior
a la palabra, sin la cual éstaresulta impensable: la misma voz que la sustenta.
La voz transportó ala palabra como un carro sagrado hasta que la escritura la
decretóprescindible, al fundar un lenguaje sin voz, privado de una grancantidad
de elementos semánticos que no sólo eran usados como recursosdel éxtasis, desde
un plano estético, sino también como criterios deverdad poco falibles. Es que
la voz, en tanto sonido, no puede dejarde registrar la estructura interna del
cuerpo que la produce. Al
juzgar esta transmutación, conviene tener presente que la aventurahumana no se
funda en la escritura, que es un mero artificio exaltado por la civilización
occidental, la más grafocéntrica de todas, sino enla palabra, que es fuego
nombrador, poder generador y normativo. Estapalabra-fuego de los orígenes está
siendo suplantada hoy por lapalabra-juego que tanto gusta al pensamiento único,
porque no bucea elnumen de las cosas sino que se despliega sobre la superficie
de lasmismas, en artilugios autocomplacientes que nada revelan. Y como biense
sabe, lo que no revela no rebela. En África se dice que el poeta noes un
prestidigitador, sino un hechicero que busca el secreto de lashondas comunicaciones,
de los grandes incendios.
Es preciso cuestionar de manera radical la pretendidauniversalidad de la
concepción occidental de la literatura, porqueestuvo desde el principio al
servicio de una hegemonía. Sólo asípodremos abrirnos sin prejuicios hacia otras
literaturas escritas delámbito popular, y sobre todo a los tesoros de la
oralidad. Para ello,hay que fundarse en la palabra y no en la escritura, en el
lenguaje ensí antes que en el texto impreso. El desafío pasa entonces por
construir una teoría comprensiva de todos los sistemas, y basadostanto en la
escritura como en la oralidad. Tal nuevo orden debeestablecer relaciones
simétricas, es decir, no jerárquicas, entre sus partes, considerando lo enriquecedor
que resultó siempre el diálogo,tanto para la oralidad como para la escritura.
Esta ciencia de la literatura a crearse sobre tal baseserá verdaderamente
universal, por reconocer todas las prácticas narrativas y poéticas del lenguaje.
Además de la historia y la críticaliterarias, tomará en cuenta la antropología,
la sociología, lafilosofía, la semiología y la teoría del arte. Devendrá así
algoprofundo, que no se quedará en el mero comparativismo. O sea, se tratade
hacer algo que la literatura comparada aún no logró, acaso porhaber descartado
en su misma base metodológica (definida en l95l por
Marius F. Guyard) los contextos sociales y las situaciones dedominación.
En l96l, George Steiner alertó sobre el aceleradoempobrecimiento del lenguaje
que se estaba operando, así como sobre laforma en que la cultura de masas iba
destruyendo la cultura literaria.
A su juicio, la palabra configuraba ya un medio de intercambio tanperverso como
el dinero, formando parte del fetichismo de lamercancía. Esto era consecuencia
de la publicidad y otrasmanipulaciones ideológicas. En los 46 años que pasaron
desde entonces,en los que conocimos una sorprendente revolución en los medios
dedifusión, el problema no hizo más que agravarse, hasta el extremo deque la
comunicación sólo puede hacerse ya efectiva dentro de unlenguaje disminuido y
corrupto.
En esta era
de la palabra devaluada, adocenada,domesticada, se torna acuciante recuperar
ese valor mágico, numinoso,que aún posee el lenguaje de muchos pueblos de la
mal llamada"periferia", sistemas de pensamiento que guardan claves capaces
desalvar al mundo de la desertificación del sentido. Es que una palabravaciada
de sentido no puede tener ya vínculos con la acción, o sólosirve para poner
trabas a todo acto capaz de transformar la realidad,como se ve con harta
frecuencia.
Celebrar al lenguaje es hoy celebrar al Homo sapiens, esdecir, a ese bípedo
insatisfecho que, en su afán de conocer el mundo,inventó millones de palabras
para dar cuenta de los más sutilesmatices al inteligir la realidad o expresar
un sentimiento. El Homoconsumens, por el contrario, no experimenta ningún deseo
deprofundizar, de saber, ni posee sentimientos especiales que expresar ymenos
aún las palabras para expresarlo. Por el contrario, hizo de surenuncia al
lenguaje una llave mágica que le abrirá las puertas de unafelicidad tan pobre
como ilusoria. Es que la cultura de masas, diceBaudrillard, excluye de plano la
cultura y el saber.
CULTURA Y EDUCACIÓN: LA PEDAGOGÍA DEL VACÍO
Se hace cada vez más necesario combatir el divorcio que existe entre
cultura y educación, construyendo puentes sobre esta zanja cavada por
el positivismo que tanto favoreció a los procesos de colonización.
Francisco Miró Quesada señalaba que, tomando en cuenta lasmentalidades de
nuestros pueblos, debería instrumentarse un sistemaeducativo no racionalista,
que desarrollase la vía simbólica. Ellooperaría como antídoto contra esta
anomalía de la concepciónoccidental del mundo, que tanto privilegió el
pensamiento analíticosobre el simbólico, que logró atrofiar a este último en la
casitotalidad de los sectores ilustrados de la región. Dicho mal sepropaga en
Nuestra América por medio de la colonización pedagógica, laque, lejos de
atenuarse por los vientos libertarios que soplan en el
mundo, se acrecienta con el modelo de escuela "moderna" que nosimpusieron,
alentado por el Banco Mundial. Se ha calificado a estenuevo proceso como "la
gestión de la ignorancia", y también de"pedagogía del vacío", por tratarse de
una pedagogía formal, quesoslaya la cuestión de las materias a transmitir y la
naturaleza de lamirada para fetichizar el método.
Claro que esta dilución de la base ética abona el terreno al Homo
consumens, al que esta pedagogía procura servir a conciencia. Para ser
ciudadano, un individuo debe conocer la historia de su pueblo, su
patrimonio, sus valores culturales y aspiraciones seculares, algo que
se enseña cada vez menos. Señala Jean-François Mattéi en este sentido
que la educación actual tiende a encerrar a la escuela en el sujeto y
al sujeto en sí mismo, nuevo avatar de la escuela moderna entendida
como un repliegue sobre el yo. Un hombre amurallado en sí mismo,
sumergido en su pensamiento subjetivo, despreocupado de los asideros
de la objetividad y las resonancias del mundo, no puede ser
protagonista de ninguna construcción social valiosa. Si socializar es
humanizar, la escuela que no socializa deshumaniza, despolitiza, crea
monstruos morales, mutantes como los que vemos en todas partes
encaramarse al poder para corromper el ethos social. La humanización
no puede hacerse desde una razón abstracta, desvinculante, sino desde
la propia historia de la sociedad.
La pedagogía de la dominación ha convertido a la enseñanza no en un
esfuerzo de pensamiento crítico, sino en un conjunto amorfo de
información que el alumno debe recibir, sin tener, para procesarla,
más que las tristes categorías que imponen la cultura de masas y ese
pensamiento único al que José Saramago ha caracterizado como
"pensamiento cero". Lo que no se ve casi en ninguna parte es pensar la
realidad en base a categorías propias, un serio intento por definirlas
y sistematizarlas. Esto hace que la gestión política del saber vaya
casi siempre contra la identidad profunda de nuestros pueblos. Y lo
que atenta contra la identidad de un grupo social, por lo común actúa
también contra sus intereses. Por eso los colonizadores se han ocupado
siempre de borrar las huellas del pasado, para dejar a la memoria sin
respuestas suficientes. La falta de actitudes radicales en este
sentido está hablando de una impotencia para llegar al fondo de lo
real.