HOY, EN 2017, RESULTA IMPRESCINDIBLE UNA AVIONETA DE
"CRÓNICA"
por
Ricardo Luis Acebal
Frente a tanta mentira, a
tanto disparate que tanto los televidentes, radioescuchas y/o lectores tenemos
que soportar (como parte de un lenguaje perfectamente estudiado y puesto en
escena por expertos) la nota de Ragendorfer que integra un número especial de
"Caras y Caretas" destinado a recordar los cincuenta años del asesinato de
Ernesto "Ché" Guevara, no puede menos que revelarnos la absoluta actualidad de
cómo el "poder" instrumenta la absoluta desinformación de los pueblos que
domina.
"El Ché" es parte de
nuestra Identidad Cultural, argentina y suramericana. De eso no hay duda
alguna, más allá de los enfoques "partidarios" que se puedan hacer de su
accionar político.
La nota, que tiene como
subtítulo "Caprichos del destino" debería ser leída y analizada en los tres
ciclos de la Educación: primario, secundario y terciario.
Esta afirmación, que
seguramente causará horror a aquellos que siguen sosteniendo en 2017 que "la
política" no debe ser parte de ningún nivel educativo, es una muestra más de
que hay una "grieta" que va a demorar mucho todavía en poderse puentear.
La ilustración de Pablo
Smerling es conmovedora y dramáticamente bella.
El trabajo de Ragendorfer (modestia
aparte) no me sorprende en cuanto a su calidad porque todo lo que da a conocer ("policiales",
"política", etc.) es coherente con su compromiso de informarnos sin hacer caso
a lo que organismos "nacionales" y/o "internacionales" indiquen como
"correcto".
La revista Así dio la primicia mundial: el Che había sido asesinado.
Para que a usted le
resulte tentador agenciarse del ejemplar de Caras y Caretas que estoy
comentando, le transcribo aquí parte de la nota:
En la "bajada" dice:
"Las Fuerzas
Armadas de Bolivia informaron al mundo que el Che había caído en combate. Pero
un periodista y un fotógrafo argentinos viajaron al lugar y descubrieron que,
en realidad, el guerrillero había sido asesinado. La primicia la tuvo la
revista Así, de Héctor Ricardo
García.
En la mañana del 12 de
octubre de 1967 partió del aeroparque una avioneta Cessna 182 con el logotipo
del diario Crónica sobre los costados
del fuselaje. El piloto era Miguel Fitz Gerald. Sus pasajeros: el fotógrafo
Hugo Lazaridis y el cronista Walter Operto, de la revista Así, otra criatura editorial de Héctor Ricardo García. El destino
era Bolivia.
Imágenes reveladoras de la mentira que se pretendió instalar sobre la muerte del Ché y su posterior "desaparición".
Tres días antes, el jefe
de sus Fuerzas Armadas, el general Alfredo Ovando Candia, había informado la
"caída en combate" de Ernesto Guevara, sucedida el domingo 8 en la quebrada de
Yuro, próxima al poblado de La Higuera. Y hasta reveló sus presuntas últimas
palabras: "Soy el Che. He fracasado".
Al día siguiente su cuerpo
fue colocado en una camilla sujeta al tren de aterrizaje de un helicóptero para
llevarlo a la pequeña ciudad de Vallegrande, en el este del país. Allí, sobre
una pileta de hormigón en el lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta,
permaneció en exhibición esa noche y todo el día siguiente con la cabeza alzada
y los ojos muy abiertos. Una multitud de soldados y pobladores desfiló ante ese
cuerpo que, de modo macabro, parecía estar vivo. Entre las monjas del hospital
se difundió rápidamente la impresión de que presentaba una extraordinaria
semejanza con Cristo."
Hasta aquí la invitación a
leer completa la nota. Para finalizar, una reflexión casi obvia: necesitamos
hoy una nueva "avioneta de Crónica" para poder saber DÓNDE ESTÁ SANTIAGO MALDONADO.