¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE LA IDENTIDAD?
Entre los soldados de
Belgrano, Artigas, San Martín y Bolívar había payadores, pintores que no habían
ido a aprender su oficio a ninguna academia de bellas artes, bailarines que no
se habían diplomado en ninguna academia nacional de danzas, indios que no
sabían hablar español, negros que hasta tener que entregar sus vidas por la
"Patria Grande" sólo habían sido tratados como seres inferiores... Casi ninguno
sabía leer y escribir. Ocurrió durante la primera mitad del Siglo 19.
Hoy, que ya hemos transitado diecisiete años
del Siglo 21, continuamos escuchando en escuelas o a través de los medios de
difusión calificaciones (¿o más bien descalificaciones?) que separan: Arte o
"Artesanía", Música Seria o "Música popular", Poesía o "Payada", Arte plástico
o "Ilustración", Cine Arte y "Cine popular"...
Sí, mi amigo, en el campo de las expresiones artísticas también hay una
"grieta" que separa a los
cero identidad
(los "medio pelo"
¡bah!) de los que no lo somos y nos
gusta el aire de aquí.
La grieta argentina se
consolidó como p`a siempre a partir de
una frase creada y publicada en el Siglo 19 por el "padre del aula, Sarmiento
inmortal": "Civilización y Barbarie".
La consigna fue: Terminar
con los "bárbaros" (indios y gauchos) a balazos, ya que "su sangre para lo
único que sirve es como abono de la tierra".
Durante los cien años que fueron
desde la caída del gobierno de Juan Manuel de Rosas hasta la mitad del Siglo 20 (con el pequeño
alivio de los pocos años gobernados por Hipólito Irigoyen) todo lo que
proviniera del "pueblo iletrado" (la chusma, los orilleros, los "cabecitas",
los negros de m.) no se consideraba expresión artística merecedora de que se la
tuviera en cuenta.
Dice Rodolfo Kusch, en su "Anotaciones
para una estética de lo americano":
"El
problema del arte en América Latina es el problema de su vida política, social
y económica. Se trata de la misma alternancia amarga entre luz y sombra, la
misma reversión de lo que nos parece real y firme y nos infunde placer por el
sentimiento de lo tenebroso y una realidad amorfa y sombría. Detrás del
formalismo elegante de Mitre, la fealdad heroica del Martín Fierro. El arte
americano es dual, bifronte, con dos caras que mantienen entre sí un abismo
similar a la oposición maldita entre Dios y el Diablo."
Los profesores Abel Anibal Zabala, Ricardo Acebal y Alberto Sorzio conduciendo una clase especial sobre Payadores en el Area Folklore de la UNA (Universidad Nacional del Arte). Foto: Rafael L. Gindin.
Dice el profesor
bonaerense Abel Anibal Zabala en "Caminé con ellos-Maestros de la palabra
viva que alimentaron mis sueños", tercer libro en el que refleja su
concienzuda investigación de 62 años acerca del arte de los payadores:
"Allá por
1974, los payadores orientales Gustavo Guichón y Nilo Cavallero actuaron en un
bar ubicado junto a la estación de trenes y la parada de colectivos, en Santa
Lucía, pueblo de mi residencia. De más está decir que allí estuve junto a
ellos. Pero, también, debo decir que la presencia de un docente de escuela
secundaria en una "cantada"
noctámbula no tenía una prensa muy favorable entre la gente bien. Los payadores, no mencionaron mi presencia para evitar
maledicencias que pudieran dañar mi reputación presentándome como un mal
ejemplo frente a mis alumnos... Bien conocían los prejuicios del medio pelo argentino que, como la
Castilla de Machado, "desprecia cuanto ignora".
Estaba "mal visto" que un profesor frecuentara
esos "antros de vagancia"... siendo que -en realidad- estaban poblados, mayoritariamente, por obreros, reeditando la
escena que pintara don Luis Alberto Martínez:
Cuando la noche manda a terminar la brega
dejando
la mancera, la fragua y el taller,
en el
café del pueblo el bardo los congrega
y el
canto milagrero tiene alma de mujer.
(Martínez: 1997:34)
Viví
(sufrí) en carne propia el paternalismo humillante de pretendidos eruditos que
atendieron mis inclinaciones payadoriles con dadivosa condescendencia, trasuntando
una indulgencia caritativa, frente a mis pedestres
opciones..."
Kaw?skar-yamana, sobrevivientes de un genocidio cometido en nombre del "progreso" por civilizados nacidos afuera y adentro del territorio americano.
UN BOTÓN DE NÁCAR CHILENO
En el
campo del Cine, celebro con todas las ganas que Patricio Guzmán (director chileno residente en Francia) tenga el
éxito que merece (al menos internacionalmente) con su producción de 2015 "El botón de nácar".
Utilizando
a pleno su enorme talento (sin el cual ningún director puede aprovechar al 100%
las diversas posibilidades que sólo el Cine da para ir a fondo en el
tratamiento de un tema como la identidad de una nación) se hace cargo de
demostrar el ninguneo histórico de los dirigentes de nuestra hermana República
de Chile hacia sus aborígenes sureños contribuyendo a su exterminio, iniciado
(¡cuándo no!) por invasores ingleses que llegaron a las islas australes gracias
a los mapas realizados por Fitz Roy. También subraya la equivocación histórica de
darle la espalda al inmenso Océano Pacífico adoptando una identidad cultural ajena
a su realidad geográfica y el haber soportado (y todavía no juzgado del todo como
debiera ser) a la horrenda dictadura de Pinochet, con su carga de desaparecidos
arrojados al mar.
Integra
esta nota un "avance" de "El botón de nácar" ( en el sector derecho de esta página) usted podrá ver oprimiendo el
botón correspondiente. En este tramo se puede apreciar parte de la abundante
información que la película nos da acerca de la cosmogonía de los aborígenes
canoeros yámana (kawéskar), que "de puro salvajes e ignorantes que eran"
pintaban sus cuerpos reproduciendo las constelaciones. Lo mismo que los
aonikenk, alacaluf y sélknam aseguraban que el agua había venido a la Tierra
desde las estrellas y vivían en perfecta armonía con la Naturaleza, con sus
cuerpos totalmente desnudos, sobre sus canoas y con una temperatura media que
llegaba en ocasiones hasta los 25 grados bajo cero.
Los kawéskar
eran expresivos artistas plásticos,
según puede apreciarse en la película de Guzmán. Podrían aprender de ellos
algunos "pintores" y "fotógrafos" de nuestro tiempo que se hacen los raros
arrojando pintura de cualquier manera contra las telas, "dibujando",
mamarracheando cine y realizando lo que han dado en llamar "instalaciones"
mezclando objetos de cualquier clase (a menudo figuras queridas como Perón y
Evita) en cualquier orden. Claro, lo
hacen en locales apropiados y con las críticas
de especialistas que los elogian y ayudan a vender esos extraños productos
que no tienen la menor identidad argentina ni suramericana. Es lamentable que
instituciones del Estado como la Universidad Nacional de las Artes incluya a
estos sujetos en programas de televisión del Canal Encuentro reporteándolos
como si fueran geniales creadores.
Ricardo Luis Acebal
¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE LA IDENTIDAD? (2)
ACADEMIAS: ¿LEJOS DEL PUEBLO?
por
Alberto Sorzio
(artista
plástico y profesor del Area Folklore de la
Universidad
Nacional de las Artes)
La palabra Academia, de
origen griego, se refiere el espacio creado por Platón en las afueras de Atenas
y deriva del nombre del héroe Akademos que salva a dicha ciudad de una guerra
provocada por el rapto de Helena. No se sabe con certeza por qué Platón eligió
ese nombre, pero no viene al caso detenernos en las suposiciones. Lo que sí es
cierto es que el término ACADEMIA
deriva de EKAS, que significa
lejos
y de DEMOS que significa
pueblo.
A través de los siglos el termino Academia
fue utilizado para muy diversas asociaciones.
En los tiempos modernos (¿qué son tiempos modernos?) el término
designa a agrupaciones de exclusividad. Eso en sí mismo no sería
criticable si el propósito fuera unirse alrededor de un saber o una
especialización para profundizar conocimientos o investigaciones. Pero
asistimos en la mayoría de los casos a la formación de entidades exclusivistas
que dictaminan sobre el saber o el
pensar y que aquel que accede a ese ámbito es un ser superior casi divinizado
que necesariamente tiene que separarse del vulgo. Y lo que es peor, estas
"entidades" tampoco investigan.
Profesor Alberto Sorzio.
En cuanto a las Artes Visuales,
el criterio de espectáculo va ganando a los artistas contemporáneos. Los
griegos, que crearon la Academia, no tuvieron entre las nueve musas hijas de
Zeus, a ninguna referida a la pintura o la escultura: porque estas actividades
eran consideradas oficios en la
misma categoría de los constructores o albañiles. Quiere decir que esas labores
acompañaban a la arquitectura que es la creación de espacios para la gente.
Desde los orígenes del hombre, las artes en sus diversas
manifestaciones, estaban ligadas a lo sagrado, a lo ritual; quiere decir que
cumplían funciones comunitarias y necesarias para la vida de los pueblos. Las
artes visuales comenzarán a perder esas características a partir del
"Renacimiento" cuando sus producciones se conviertan en obra de autor y en
bienes muebles y por lo tanto coleccionables, perdiendo paulatinamente el
carácter comunitario dado que su función será meramente estética y de uso y
contemplación privados.
Es cierto que la historia
transcurre y es irrepetible, pero en una Patria como la nuestra y en un
continente que sigue elaborando definiciones identitarias, los artistas, los
hombres de la cultura, no debemos estar al margen de esas reflexiones, optando
por subir al carro de la moda o del éxito publicitario o comercial, porque es
precisamente lo que buscan los medios hegemónicos para continuar con la
colonización cultural.
Es notable que las historias del Arte Argentino traten someramente lo
producido antes del 1800, como si no hubiera ocurrido nada entre las manifestaciones
de los pueblos originarios y el aporte de lo hispánico, como si no hubiera
existido un arte criollo. Inclusive cuando se refieren al barroco americano
suelen presentarlo solamente como una
impronta colonizadora y no lo relacionan a los modos decorativos en las
culturas prehispánicas. (lean a Buschiazzo y Schenone). Yo aquí haría una reflexión: la palabra
"arte" deriva del latín ARS y ARTIS que a su vez proceden del griego TEKNE, que
designaba cualquier actividad humana destinada a un fin útil y generalmente
comunitario. Pero hoy designa actividades "académicas", de producción
individual, generalmente emparentadas a modelos
establecidos por los centros hegemónicos de cultura. Ahí aparece otra
palabra: "cultura" cuya aplicación hoy día está muy alejada de su origen latino
"cultus" que era "cultivar la tierra".
Por eso son "Historia del Arte": narran lo que hicieron los "cultos",
los que saben, y poco importa reflexionar sobre la finalidad comunitaria,
identitaria y sacralizadora de las manifestaciones preexistentes. Graciela Dragoski dice: "en el siglo 19, con el nacimiento de nuestras oligarquías
republicanas se inaugura el periodo de autocolonizacion". Y agrego yo: dura hasta hoy.
La creación de nuestras escuelas de arte se realiza en el marco
intelectual de la generación del 80, al calor del postulado "civilización o
barbarie", que impregna toda la discusión académica de una época que aspira a
celebrar el "Centenario" mostrando nuestra pertenencia "al mundo", reafirmar
que "no quedamos afuera" (me parece haber escuchado algo parecido no hace mucho)
que somos igual que Europa...
Era un discurso
centralizador que pretendía "homogeneizar
y controlar a los sectores populares con distintas tradiciones, historias y valores orientados hacia su propia
legitimación" (Roberto Amigo).
Esta impronta constituye algo así como el bajo continuo de la educación
artística que resuena incluso bajo los matices rupturistas de algunas
manifestaciones. No por nada la crítica y la prensa hegemónica los difunde y
elogia.
No da esta nota para extenderme mucho más en el problema de cuál sería
un arte nacional y americano. Además quien lo desarrolló maravillosamente fue Rodolfo Kusch en "Anotaciones para una Estética de lo Americano" que tendrían que
conocer y reflexionar todos los estudiantes de arte (y no me refiero solo a los
de artes visuales). La dualidad, la estética de lo tenebroso, el carácter
mandálico, la bidensionalidad, el "hedor" de América, la cosmovisión del
"Estar", no se pueden comentar en pocas líneas: lean "América Profunda" y después me cuentan. (¿no tendría que ser lectura fundamental de la formación docente?)
La vidriera nos gana: un arte del cambio por el cambio mismo nos conduce
a que "Cambiemos" sin saber para qué. Como diría
Kusch : "se valora el producto artístico
sobre la génesis de ese producto", por eso "una estética de lo americano no puede fincar en una estética del arte sino del acto artístico"... "porque el acto artístico parte de la vida
como absoluto"...en lo más hondo "es
un triunfo de lo estático sobre lo dinámico". Y aquí habría que desarrollar
toda la teoría del "ser" y el "estar" (repito: lean América Profunda). La
comprensión de la vida como absoluto solo es posible en una cultura de lo
comunitario y la inclusión, porque lo estático es lo esencial. Lo contrario
sería existencialismo individualista.
Pocos artistas han logrado eso. Un camino tendría que ser el folklore, pero se
desvía por el afán de originalidad y exigencias del espectáculo. En una cultura
de reflexión, de interioridad y sacralidad, no entran ni el ruido, ni la
velocidad, ni el virtuosismo. Un arte
que perdura es porque procede del fondo vital, ("tenebroso" diría Kusch)
fundamentalmente colectivo. La copla es un ejemplo, que existe más allá de
deformaciones comerciales. Y lo mismo diría de mi admirado Molina Campos,
vagamente o casi nada mencionado en las
Historias del Arte, que subsistirá más allá del merchandising (¡se ve que lo dominais...!) que trata de
reducirlo al campo de lo pintoresco y superficial porque no lo comprende, o
quiere vaciar su contenido.
"Areco, a ponerse serio" de Florencio Molina Campos (1934)
Será necesario
que los que transitamos las artes visuales, recordemos que Zeus no designó
ninguna hija para presidir nuestro quehacer, que nuestro oficio fue
esencialmente eso: un oficio como los albañiles o el de los agricultores, que nuestra función en la
historia fue traducir en imágenes visuales el pensamiento colectivo, que desde
los primeros tiempos de la humanidad esas imágenes estuvieron ligadas a lo
ritual, que el artista (¿se lo llamaría así?) no buscaba la producción
de imágenes originales, sino imágenes eficaces. Y la eficacia el fundamento de
los gestos del ritual.
Lejos de las "academias" y cerca de nuestra América Profunda, les mando
a todos los lectores un gran abrazo.