MALVINAS: LOS MUERTOS SON DE NOSOTROS, LAS ISLAS EN
MANOS AJENAS
por
Ricardo Luis Acebal
En ocasión de realizarse
el FESTICALA (Festival de la Cultura Argentina y Latinoamericana) en la
localidad de Ministro Rivadavia (Partido de Almirante Brown, Provincia de
Buenos Aires) Juan José Mussi ex
intendente de la bonaerense Berazategui expresó:
Nosotros estamos llevando
a cabo una cruzada malvinizante. En distintos municipios de la Provincia de
Buenos Aires. Nos había preocupado (yo era intendente de Berazategui después de
la Guerra de Malvinas) que se había llevado adelante una especie de
"desmalvinización" por parte del gobierno militar que nos había mandado a la
guerra.
Indudablemente había habido
una desmalvinización después de la guerra y
parecía como que la
derrota militar le había quitado valor a la gesta de Malvinas. Cuando me tocó
asumir como intendente municipal, con un grupo de veteranos de Malvinas de mi
municipio de Berazategui empezamos una tarea que al principio fue muy difícil.
Hacíamos los actos por
Malvinas y nos juntábamos los veteranos y los familiares nada más.
Malvinizar, malvinizar, malvinizar...
Pero no bajamos los
brazos. Aquí está con nosotros Eduardo, uno de los veteranos de Malvinas de
Berazategui (aplausos). Pero como decía no bajamos los brazos, seguimos
adelante. Comenzamos a ponerle nombres a calles de los lugares donde habían
vivido los seis compañeros que quedaron allá. La iniciativa desde el municipio
fue "no les cobremos las tasas a sus familias..."Cosas chiquititas, pequeñas, que
nos acercaban a los veteranos. Lo planteábamos públicamente, hasta que en un
determinado momento nos dimos cuenta que estábamos malvinizando, porque
hacíamos los actos patrios, desfilaban los muchachos y el aplauso iba creciendo
e iba creciendo también en los actos específicos de Malvinas la cantidad de
ciudadanos que se acercaban.
EL SINDROME DE VETERANOS DE GUERRA
Me tocó después ser
Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires y desde ese lugar creamos un
programa para atender especialmente el sindrome que los veteranos de guerra
tenían, que era distinto a todos los demás. No existían en ningún libro de
Psicología ni de Psiquiatría el tema Malvinas. Y nosotros decidimos llevar
adelante ese programa y para eso trajimos dos médicos que habían estado en la
guerra de Vietnam. Los tuvimos durante
dos años formando a médicos argentinos para atender a los veteranos de guerra
de Malvinas.
Pero además los que
recibían a los chicos que venían a hacerse atender eran los propios veteranos
de guerra de Malvinas y eso lo sembramos en todos los hospitales. Con eso
logramos -y lo dicen los propios compañeros veteranos- QUE NO SE PRODUJERA NI
UN SOLO SUICIDIO DURANTE TODOS ESOS AÑOS.
No hubo un solo suicidio.
Después, como muchas otras cosas, se dejó de llevar adelante este programa.
Seguimos malvinizando.
Hasta que hace nueve meses (N.de R.: la charla de Mussi fue en noviembre de
2016) fui a Malvinas.
Mussi y Veteranos en Malvinas
Era algo que me debía. Ya
estoy grande y me dije si no voy ahora no voy más. Quería ver lo que había
pasado y me fui con cuatro veteranos, uno de los cuales era Eduardo.
Cuando bajé del avión (era
febrero, verano) y un golpe de frío y de lluvia me pegó en la cara, ahí nomás
empecé a pensar ¡la pucha! Esto que yo estoy viviendo ahora lo vivieron durante
setenta y cuatro días esos "chicos" que ni sabían manejar un arma y así los
llevaron.
Pero después sucedieron
más cosas que tienen que ver con todo esto: vi los puestos, las trincheras, las
posiciones las llamaban ellos, donde habían estado resguardados. Las
posiciones, las trincheras, eran palitos con especie de lajas que estaban en
ese lugar y que les servían para resguardo. Ahí vi los pedacitos de mantas, que
todavía quedaban en ese lugar... unas mantitas finitas para semejante frío... Y ahí
supimos que algunos de ellos también pasaron con una sola muda de ropa los
setenta y cuatro días.
Al lado de eso estaban los
cráteres, del tamaño de una mesa, donde caían las bombas. Y ahí se habían
resguardado. Veía eso e imaginaba la vida de esos muchachos durante todos esos
días.
Vimos después otras cosas.
Fuimos a Puerto Argentino y al Cementerio de Darwin. En ese cementerio están
las tumbas que dicen "soldado argentino, solo Dios sabe su nombre".
En todo ese lapso los que
estaban ahí, los que formaban parte de la base militar nos estuvieron espiando
continuamente. Donde íbamos había una camioneta con dos o tres personas arriba
y durante todos los días sobrevolaban aviones sobre nosotros como para decirnos
¡ojo con lo que hacen! Nos estaban atemorizando. Cuando estábamos en el cementerio
(habíamos llevado pergaminos y otros papeles que nos había dado la gente en las
escuelas de Berazategui que decían "las Malvinas son nuestras"...) quisimos
sacarnos una foto para que la gente de las escuelas supiera que habíamos
llevado lo que nos habían dado, los pusimos en el piso, delante de las cruces.
Les pusimos unas piedritas
encima para que no se volaran y les sacamos las fotos, dejándolos ahí.
Pusimos también cintitas
argentinas en las tumbas... Yo incluso había escrito una poesía y la dejé en una
de las tumbas.
De repente apareció un
señor, como de unos ochenta años, espigado, muy bien vestido, de traje, miró
los pergaminos y con el bastón que tenía tiró las piedritas y a los pergaminos
los levantó para que se volaran y se fue.
Al otro día apareció una
nota en el diario "El pingüino" (es el diario de ellos y circula por todo el
mundo) que decía que "argentinos habían provocado disturbios en el cementerio
de Darwin y que sería muy bueno que las autoridades de las islas tomaran muchos
más recaudos con los argentinos que llegaban a ese lugar".
Nuestras Malvinas también integran el ADN del Papa Francisco
"Es anecdótico, pero
revelador de que ellos también quieren desmalvinizar. Los ingleses quieren que
nosotros nos olvidemos de la gesta de Malvinas.
Cuando volví, después de
que por supuesto no nos dejaron traer tierra ni piedritas de recuerdo, que nos
habían pedido nuestros vecinos, quitándonos todo en el aeropuerto, concluí en
que evidentemente nos quieren desmalvinizar, que nos olvidemos de nuestras
islas y que cuando desaparezcan los veteranos de Malvinas, los demás ni nos
acordemos de las islas. Y así se termine definitivamente el tema de las islas.
Eso fue lo que me movió,
modestamente, junto con los compañeros de Berazategui, a decir "tenemos que malvinizar", tenemos que volver
a la calle con el tema Malvinas. Pero además algo muy importante a tener en
cuenta: Lo tenemos que hacer desde el lugar donde solamente se hizo algo por
Malvinas que fue desde el peronismo. En 1946 el general Perón, ni bien asumió
la presidencia, reclamó por las Islas Malvinas. En 1973, cuando volvió al país,
el general Perón fue quien trató y había logrado una especie de convenio para
cogobernar las islas. Que hubiera un tiempo un gobernador isleño y otro un
argentino y que flamearan juntas las banderas argentina e inglesa y que
compartieran la administración de las islas.
El general Perón dijo en
el 74: "si ponemos un pie en las islas no nos vamos más". Conociéndolo a Perón
creemos que esto era así. Quería meter un pie en las islas y lo había logrado,
pero tuvimos la desgracia de que falleciera en 1974 y todo se echó a perder.
Después, en el 82, con la
"recuperación militar" se le hace el favor a Margaret Tatcher, que se estaba cayendo
y lo de las islas le sirvió para seguir en el poder y tener una estatua en las
Malvinas que nosotros vimos.
Seiscientos cuarenta y
nueve jóvenes argentinos quedaron en las islas. Jóvenes que como decía, en ese
frío, en ese lugar, verdaderamente sufrieron y padecieron la guerra.
Nos contó uno de los
veteranos de guerra que a uno de nuestros chicos de Berazategui lo tomó una
granada cuando salió a buscar comida. Los veteranos también nos contaron que en
un momento dado habían ido a buscar un jamón que encontraron en un depósito,
sacándole la carne y dejando el hueso. Y a los pocos días fueron a buscar el
hueso.
Estas cosas las vimos en
Malvinas, las comprobamos en Malvinas. A mi me golpeó muy fuerte todo eso y a
partir de ahí empezamos a decir "si a las Malvinas no fue ningún hijo de rico,
si los que fueron eran todos de hogares muy humildes de las provincias y Buenos
Aires, seguramente eran peronistas. Entonces nosotros tenemos que integrar a
las Malvinas a los concejos de partido del peronismo. Porque esos chicos en un
99 por ciento o quizá en el 100 por ciento eran peronistas. No tenemos casi
ninguna duda de eso."
Además si nosotros
afirmamos que la protección de la Salud es algo universal, la Educación es algo
universal y tenemos secretarios de Salud y Educación en los concejos de partido
y no pensamos de ninguna manera que el cien por ciento de los médicos ni el
cien por ciento de los educandos sean peronistas y ahí en Malvinas tenemos un
99% de peronistas porqué no hacerlo. Si hablamos de que la Salud es universal,
que la Educación es universal, cómo no vamos a concluir en que la Soberanía es
universal también.
Por eso en Berazategui ya
hemos integrado un compañero como "Secretario de Malvinas" en el concejo de
partido y ya hemos ido a otros municipios donde están por hacerlo. Fuimos al
concejo de partido en el orden provincial y nos dijeron que sí. Y en el orden
nacional también.
En esta etapa del
peronismo donde tenemos que resistir, si hay alguien que sabe lo que es
resistir, lo que es la resistencia, es el veterano de Malvinas.
Pero además y por último
si nos preguntamos qué necesita el peronismo en este momento, la respuesta es
la unidad, es unirse. Y si hubo un momento en que el pueblo argentino estuvo
más unido que nunca (a pesar de que los que mandaron a los chicos a la guerra
querían otra cosa) fue en la gesta de Malvinas.
Ojalá los compañeros
veteranos de guerra de Malvinas incluídos en el peronismo sirvan también en
este caso para la unidad del peronismo y para recuperar la presencia que
nosotros tenemos que tener en Malvinas. Esto es una cruzada. Hablemos con
cincuenta, con diez, con cinco compañeros: lo más importante es malvinizar y
para lograrlo estar cerca de los próceres que siempre lucharon para malvinizar
y son los del peronismo. El general Perón, Néstor Kirchner y Cristina fueron
los que más pensaron en el tema de Malvinas. Y en este momento este gobierno
que tenemos ya se bajó los pantalones delante de los ingleses y está intentando
junto con ellos desmalvinizarnos.
Así como tenemos que generar
una resistencia porque nuestros obreros se quedan sin trabajo, porque nuestra
gente tiene hambre, porque nos han quitado todos los derechos que habíamos
adquirido, así tenemos que resistir porque la soberanía de Malvinas no es un
hecho que se puede rifar ni vender."
CAÍDAS DEL MAPA (contratapa de Página 12 del 3-1-17,
por Vicente Battista)
Hay que avisarle al presidente y a su ministra que las islas Malvinas, Sandwich y Shetland y el Sector Antártico Argentino también forman parte de nuestro territorio.
Año nuevo, vida nueva. Y
mapa nuevo: la tarjeta que, vía Internet, enviara la ministra de Desarrollo
Social Carolina Stanley, anunciaba con la calidez y el amor que el momento exigía:
"Que el 2017 nos encuentre unidos y en paz, ¡Feliz Año Nuevo", un mapa de la
República Argentina, rodeado de simpáticos globos Pro, completaba la cariñosa
postal. Un solo detalle: el archipiélago Malvinas, con las islas que lo
componen, no figuraba en el mapa.
¡Alegría!: este molesto
grupo de islas, que tantas desventuras nos trajera, dejaba de ser un problema
para el país. En definitiva, se estaba cumpliendo lo que el propio Presidente
anunciara en septiembre del pasado año, horas después de su primera visita a la
Asamblea General de Naciones Unidas. En esa oportunidad, confesó
campechanamente que durante el almuerzo ofrecido por el secretario general Ban
Ki Moon, él (Macri) en una charla, igualmente campechana, con la primera
ministra británica Theresa May, dijo que le había dicho: "estoy listo para
comenzar un diálogo abierto, que incluya por supuesto el tema soberanía sobre
las islas". ¿A qué soberanía se refería, a la argentina o a la británica?
Aquella vez la
desestabilizadora mala prensa señaló que había sido un papelón de nuestro
primer mandatario. Ahora queda claro que Macri estaba hablando con la verdad y
transparencia que lo caracteriza. La propia canciller Susana Malcorra se ocupó
de zanjar esa duda: con el rigor que su cargo exige, investigó de qué modo se
había comportado el gobierno de Carlos Menem, tan afín al actual de Macri,
frente al conflicto Malvinas. Supo que en la Navidad de 1998, su colega Guido
Di Tella había intentado seducir a los kelpers enviándoles seiscientos libros "uno por familia" con los cuentos infantiles del osito Winnie the Pooh, todos
iban acompañados por un peluche del tierno animalito. Ese gesto de buena
voluntad no había dado buen resultado.
Pragmática, Malcorra
comprendió que ese no era el camino. En el último Mini Davos que se llevó a
cabo en el Centro Cultural Kirchner, entre el 12 y el 15 de septiembre pasado,
se reunió con el vicecanciller británico de Asuntos Exteriores, Alan Duncan. En
uno de esos tres venturosos días, nuestra canciller y el vicecanciller
británico acordaron un sistema de cooperación con Gran Bretaña y las Islas en
materias que iba desde la explotación conjunta de pesca e hidrocarburos
en la zona marítima del conflicto hasta la navegación y el turismo.
En diciembre de 2013, el
Congreso de la Nación aprobó una enmienda a la Ley de Hidrocarburos que preveía
penas de cárcel y multas millonarias a aquellos ejecutivos y empresas que
participaran, sin el permiso de la Argentina, en la explotación petrolera del
archipiélago del Atlántico sur. Con el fin de no sufrir la angustia que
padecieron nuestros patriotas cuando decidieron independizarse de España, el
presidente Macri se comprometió a eliminar las sanciones que le aplicábamos a
Londres por la explotación petrolera en las islas. En definitiva, como la propia
Malcorra había señalado en el Financial Times, de Londres: "las relaciones
bilaterales con frecuencia son buenas en un 80% y malas en un 20%. Queda claro
que ese 20% tiene que ver con las Malvinas. Pero en el largo plazo, podemos
encontrar una solución".
Había que demostrarle a
Gran Bretaña que a nuestro mandatario no le temblaba el pulso: el 13 de
diciembre pasado no vaciló en vetar una ley que beneficiaba con dos
jubilaciones mínimas a los veteranos de Malvinas. Hombre de paz, pero firme en
sus convicciones, Macri creyó necesario escarmentar una vez más a esos soldados
que durante la contienda habían incurrido en repetidas indisciplinas, y habían
obligado a que sus superiores, probos militares de carrera, los estaquearan en
la nieve. Hubo libros que intentaron cuestionar esos lógicos y castrenses
episodios, tal el caso de Iluminados por el fuego, escrito por Edgardo Esteban,
un veterano de Malvinas. Testimonio que Tristán Bauer convirtió en una película
que incomprensiblemente ganó varios premios en América y Europa.
Por fortuna, las aguas (al
menos las del Atlántico Sur) parecen volver a sus cauces: no hubo que esperar
tanto para poner fin al conflicto que nos acosa desde hace siglos, la ministra
Carolina Stanley se ocupó de solucionarlo: bastó emitir una tarjeta de fin de
año con el mapa de la Argentina, en donde sobraran los globos pero faltara el
archipiélago Malvinas, ese 20% que afectaba nuestras relaciones con Gran
Bretaña fue borrado: desde ahora llamaremos Falkland Islands lo que hasta el
año pasado llamábamos Islas Malvinas. Lancemos globos al aire, bailemos sin
descanso: estamos ingresando al primer mundo.
Si bien es cierto que
horas después de colocar la tarjetita, la ministra Carolina Stanley,
compungida, se ocupó de aclarar lo que, dijo, fue un malentendido. Como no
cuadraba afirmar que fue fruto de "la pesada herencia recibida", explicó que
había sido un error del Departamento de Diseño. Los artistas, es fama, suelen
estar alejados de la realidad social, y los ministros no controlan lo que hacen
sus artistas.
El asunto Malvinas ya está
zanjado, ahora habrá que prestarle atención a la Provincia de Santiago del
Estero, no sea cosa que cualquier día de estos aparezca un santiagueño con
aspiraciones presidenciales. No temer, a Cambiemos le restan tres años de
gobierno y, como bien se ve, está en condiciones de poner fin a esos desmanes.
Para escuchar a Mario Bofill haga click aquí:
Audio de la nota: "Combatiente" (canción) letra: Julián Zini, música: Mario Bofill, cantada por Mario Bofill, con palabras dichas por Julián Zini.