DOCIENTOS AÑOS DE IDENTIDAD
27 de febrero de 1812/2012
por Ricardo Luis Acebal
.
Tres notorias
"desobediencias" a órdenes recibidas desde gobiernos con asiento en
Buenos Aires cometieron Manuel Belgrano y José de San Martín.
De la primera se cumplen
docientos años este 27 de febrero de 2012 (feriado nacional "por esta
única vez").
Contra la voluntad del Primer
Triunvirato, que le ordenó "esconder esa bandera creada por usted",
como respuesta a su solicitud de permiso para enarbolarla (respuesta que le
llegó varios días después del 27 de febrero) Belgrano hace izar la bandera blanca
y celeste al atardecer de la mencionada fecha poniéndole colores para siempre a
nuestra Identidad.
La otra desobediencia belgraniana
hizo posible un triunfo decisivo para nuestra Independencia Política, la
batalla de Tucumán, librada desde las 8 y 30 de la mañana hasta el anochecer
del 24 de septiembre de 1812. La orden porteña era que el ejército del Norte
retrocediera hasta Córdoba.
Pero don Manuel llegó a Tucumán
después de cumplir el glorioso "Exodo Jujeño", iniciado el 22 de
agosto de 1812 dejándole tierra arrasada al invasor realista. En las
proximidades de la ciudad de Tucumán recibió a una comisión que le ofreció los
hombres y las armas disponibles para hacer frente a los realistas y, lo que es
más, la decisión de vender caras sus vidas. Decidió entonces desobedecer al
gobierno para luchar al lado de ese pueblo heroico.
En cuanto a la desobediencia
sanmartiniana, ocurrió varios años después, en diciembre de 1819, cuando Buenos
Aires le ordenó recruzar la Cordillera de los Andes y marchar contra las tropas
de José Gervasio Artigas. Como nuestro Libertador no cumplió la orden el
directorio puso al frente del ejército a Rudecindo Alvarado. Sin vacilar, San
Martín, en pleno desacato, comenzó la segunda campaña de los Andes y se llevó
las tropas al Perú, afirmando de este modo la liberación de todo el Sur de
Suramérica.
Belgrano y San Martín cometieron
otras "desobediencias", pero sin duda alguna las más notorias y
GENIALES fueron las tres señaladas.
Algún despistado pensará que a
estos dos gigantes los unía un casual afán díscolo, adolescente, de no hacer
caso a "papá y mamá".
Estudiando a conciencia la
Historia Argentina que han escrito Fermín Chávez, Norberto Galasso, José María
Rosa, Enrique Manson (y otros investigadores) y apartándonos de la mitrista,
que por desconocimiento y desidia nos siguen inculcando la mayoría de nuestros
docentes primarios, secundarios y universitarios, podremos comprobar cuántas
coincidencias ideológicas hicieron que Belgrano y San Martín se comportaran
como ha sido expresado aquí.
Los dos eran continuadores de la
línea revolucionaria de Mariano Moreno, Castelli, French, Berutti y otros
lúcidos realizadores del 25 de mayo de 1810, que desde el vamos miraron (y
vieron) a nuestra Patria, imaginándola dos siglos después de los hechos que ellos
estaban generando.
Por ello aceptaron a
regañadientes la existencia de una junta que gobernaba a nombre del rey español
Fernando cuando se morían de ganas de romper los silencios cómplices
proclamando a viva voz nuestra absoluta libertad.
Belgrano: "...siendo
preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste
conforme a los colores de la Escarapela Nacional; espero que sea de la
aprobación de V.E. ...". La misma fue confeccionada por Doña María
Catalina Echevarría de Vidal y fue izada en el momento de la puesta en
funcionamiento de dos baterías defensivas a las que don Manuel bautizó
"Libertad" e "Independencia" dos nombres no muy
complacientes para un gobierno que decía representar a un rey.
La amistad entre Belgrano y San
Martín no se debió solamente a una cuestión de simpatía personal, sino -y por
sobre todo- a sus coincidencias "políticas". Ambos creían
firmemente en la importancia de la educación popular y la apoyaron no solo con
palabras sino con sus dineros particulares; ningún pueblo analfabeto
puede integrar y llevar al éxito a un proceso revolucionario. Los dos abrazaban
los ideales de la Revolución Francesa de 1789 y de la española de 1808,
consideraban al aborigen como un hermano, como un "paisano" y
estaban en contra de la esclavitud a que se condenaba entonces a los africanos
y sus descendientes.
También creían que los pueblos
debían elegir a quienes los gobernaran.
Para más información consultar
"Historia Argentina" de José María Rosa, "Historia de la
Argentina" y "Seamos libres y lo demás no importa nada, Historia de
San Martín", ambos de Norberto Galasso, todas las obras de Fermín Chávez y
Enrique Manson y los libros editados por el Instituto Superior Arturo Jauretche
(ver nuestra sección Libros).