La extraordinaria investigación de Sebastián Premici, labor periodística
que inició en Página/12, revela con documentos, testimonios y análisis -atributos de la "buena práctica del periodismo"- el impactante entramado del
poder económico y político cuyas víctimas son peones rurales. Trabajadores que
son el eslabón más débil y desamparado del universo laboral. Sobre esas
personas vulnerables, empresarios, políticos y sindicalistas dejan caer toda la
arrogancia del poder. Premici los descubre, denuncia, los expone públicamente.
Como un perro de presa, capturó el interés periodístico acerca de un tema
generalmente silenciado y no lo soltó más. Con paciencia y perseverancia -méritos que gradúa a los periodistas que pretenden dejar una huella en la
profesión--, y fundamentalmente con rigurosidad informática, concurriendo a los
lugares de los hechos, conversando con los peones explotados, entrevistando a
los empresarios explotadores y al representante sindical encubridor de los
explotadores. Sin inhibirse frente a la impunidad del poder, con la fuerza de
la información, con datos duros, Premici avanzó en su investigación desnudando
una de las más escandalosas injusticias que se despliega en el mercado laboral
con los trabajadores del campo como protagonistas desamparados.
Fragmento del prólogo de
Alfredo Zaiat
Explotados
y...
Por Sebastián Premici ("Página 12" del 9-10-16)
No es la
primera vez en la historia que existe un Momo Venegas, un Ramón Puerta, un Luis
Miguel Etchevehere o un Mauricio Macri. Patrones de estancia los hubo siempre.
Esa matriz de explotación intentó quebrarse en 1944 con la sanción del Estatuto
del Peón Rural, luego convalidado por ley. Por primera vez, cientos de miles de
trabajadores fueron sujetos de derecho, hasta la llegada de la última dictadura
cívico-militar que los abolió, concretamente en 1980. Tuvieron que pasar 31
años desde que pisotearan las conquistas de los peones rurales hasta que
nuevamente un gobierno popular sancionara en el Congreso un nuevo estatuto,
reinstalando aquellos derechos que habían sido apaleados por la dictadura y el
neoliberalismo.
Con la llegada de Mauricio Macri al
Gobierno, más la designación de Ramón Puerta como Embajador en España, la
alianza con el presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere
(elegido por tercera vez para ocupar ese cargo institucional), y el
enaltecimiento de Venegas como nexo sindical del macrismo, todo volvió a fojas
cero: otra vez en la historia los cientos de miles de peones rurales quedaron
subsumidos en el silencio, el dolor, la exclusión. Cabe pensar si para este
conjunto de trabajadores el Estado de Derecho no haya sido nada más que una
anomalía en los 200 años de la Argentina como tal.
El libro De Patrones y Peones, los
aliados esclavistas de Mauricio Macri pretende visibilizar la explotación
sufrida por peones y tareferos, y al mismo tiempo exponer a los empresarios,
funcionarios y representantes sindicales artífices y cómplices de ese accionar,
conjuntamente con los medios de comunicación hegemónicos (que nada dicen) y
parte de la Justicia, que nada hace. También es la visibilización de una
política de Estado, que a la luz de la sanción del nuevo estatuto del peón
rural en diciembre de 2011, conjuntamente con la creación del Renatea, le
devolvió al Estado su potestad para dignificar la vida de los peones rurales,
tal cual lo había hecho Juan Domingo Perón cuando un 17 de octubre de 1944
determinó por decreto la vigencia del primer estatuto del peón.
El libro, editado por Acercándonos
Ediciones, narra tres líneas de investigación periodísticas iniciadas en Página/12
en 2011 y continuadas a través de los años con entrevistas en el territorio,
con la búsqueda paciente de la voz de los peones explotados, el análisis
minucioso de las distintas causas judiciales, y con reportajes a los
empresarios explotadores y al dirigente sindical encubridor de esos delitos.
Tres historias urgentes
No son formas de esclavitud del siglo
XXI. Es la misma esclavitud de siempre pero más silenciada, maquillada.
Perfeccionada. Los explotadores contratan empresas, que a su vez subcontratan a
otras compañías que se encargan de ser la cara visible de la explotación. Otros
simplemente obtienen una tajada de la fuerza laboral subsumida en la miseria
por décadas. Y la ganancia económica generada desde esa misma miseria es
depositada directamente en la cuenta bancaria del primer eslabón, el patrón de
estancia, el CEO que hace las veces de dirigente empresarial, sindical o
Embajador en España.
Abusos poco diplomáticos
El designado embajador en España, Ramón
Puerta, afronta una causa penal por trata laboral impulsada desde la Fiscalía
Federal de Posadas, con la colaboración de la Procuración contra la Trata de
Personas y la Explotación Laboral (Protex). El ex gobernador de Misiones y ex
Presidente interino durante los convulsionados días de fines de 2001, es
también un empresario yerbatero que ha usufructuado del trabajo esclavo para
maximizar sus ganancias. Para eso se valió de una red de tercerizaciones con la
pretensión de quedar alejado de cualquier delito, hasta que fue denunciado por
un trabajador.
A partir del accionar del Registro
Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (Renatea) -hoy un organismo
destruido por las autoridades del Poder Ejecutivo- y del Ministerio Público
Fiscal, a través de la Protex, fueron rescatados de su campo 60 tareferos en
condiciones infrahumanas, de los cuales 40 vivían en carpas sin agua, ni
alimentos, ni condiciones mínimas de dignidad. Varios de ellos eran menores de
edad.
No es algo que ocurrió una sola vez.
Historias sobre tareferos explotados fueron escritas desde siempre. Pero ésta
tiene la particularidad de que ocurrió dentro del campo de un ex presidente de
la Nación y actual Embajador en España, aliado y amigo del actual Primer
Mandatario, Mauricio Macri.
-¿Cómo era trabajar en el campo de
Ramón Puerta? -le preguntó este cronista a Ramón, un tarefero que en la jornada
del 30 de enero de 2014 decidió huir junto a su hermano Carlos ante la
presencia del Renatea.
-Nosotros fuimos engañados, nos decían
que iban a pagar todo correcto pero era todo mentira. Todo era demasiado caro.
-¿Por qué antes tuvieron miedo y
corrieron y ahora aceptaron contar lo que les pasó?
-Yo sé lo que es la gente de los
yerbales, vi muchas veces cómo agarraban gente, por eso sé todo y muchas cosas
más.
Desde España, Puerta habla de las
potencialidades de la Argentina, de la agenda del Cambio, de la unificación del
peronismo. Mientras tanto, los vestigios de la explotación laboral planificada
desde Yerbatera Misiones SRL, a partir de la cual todo el grupo económico que
gira alrededor de su apellido obtuvo una rentabilidad extraordinaria, siguen
repiqueteando como las hormigas que buscan una guarida ante el vendaval. Como
dice Rodolfo Walsh, ahí seguirán hormigueando entre las plantas verdes, con sus
caras oscuras, sus ropas remendadas, sus manos ennegrecidas: la muchedumbre de
los tareferos. Hombres, mujeres, niños, niñas, el trabajo no hace distingos.
Sin ley. Sin defensa. Hasta ahora, la jueza Verónica Skanata no avanzó sobre
ninguna de las evidencias que lo sitúan a Puerta como máximo responsable de los
casos de trata laboral denunciados.
38 años de exclusión
Sergio y Antonio son dos de siete
hermanos, con una particularidad. Casi no se conocen entre ellos. En 1959, la
familia Cornejo vivía tranquilamente cerca del arroyo de Rosario del Tala,
Entre Ríos. Hasta que una feroz crecida partió a la familia en siete. La madre
de Sergio y Antonio estaba embarazada, a punto de dar a luz. Aquel día de
tormenta, la partera no pudo llegar y ella murió. Ante esa situación, el padre
de los hermanos decidió desperdigar a sus hijos entre distintos parientes. Así
fue como Sergio y Antonio se quedaron en Tala y en 1976 ingresaron junto a su
padre en La Hoyita, el campo de la familia Etchevehere. Nunca más tuvieron
contacto con sus hermanos y hermanas. Nunca más se fueron de ese lugar.
La historia de los Cornejo es una
verdad que se grita en silencio, en el silencio impune creado en torno a la
familia Etchevehere. Es una verdad que cruje por las calles de Rosario del
Tala. Todos saben quiénes son pero todos callan.
Desde que salió a la luz el caso de
explotación en uno de los cascos que forman parte de la empresa del Grupo
Económico Etchevehere (Las Margaritas SA), el discurso del presidente de la SRA
incluyó dos premisas para intentar desligarse de las denuncias: la primera era
que los hermanos Cornejo vivían sobre el borde del río como montaraces, y que
no tenían nada que ver con ellos, y el segundo eje fue que La Hoyita no tenía
nada que ver ni con él ni con Las Margaritas SA. Ambas afirmaciones resultaron
falsas.
El Grupo Económico Etchevehere,
liderado por el presidente de la SRA, no sólo logró el encubrimiento de los
medios de comunicación hegemónicos, sino que contó como aliado a Gerónimo
"Momo" Venegas, el titular de la Uatre. El Momo se convirtió en los últimos
años en un fiel "socio" de la Sociedad Rural.
-Etchevehere dijo en su discurso que no
todos los que ganan plata eran explotadores. ¿Pudo preguntarle usted por los
peones rurales encontrados en condiciones de extremísima precariedad en su
campo La Hoyita?-, le preguntó este cronista al "Momo".
-Sí, claro que le pregunté. Me dijo que
tenía todos los papeles y que eran montaraces.
Ni los medios de comunicación
hegemónicos, ni los dirigentes políticos aliados de Etchevehere, ni los
representantes gremiales del sector ahondaron en el caso de los hermanos
Cornejo. O quizás sí, preguntaron nada más que un poco, como para cumplir con
la idea republicana de escuchar a la otra parte. Y la grandísima mayoría
escuchó lo que quería escuchar ("son montaraces"), y fin del asunto. Mientras tanto,
el eco de las palabras de los Cornejo siguió su derrotero intentando colarse en
las conciencias del Cambio.
-¿Les gustaría aprender a leer y
escribir?
Sergio: -¿Vamos a aprender a la edad
que tenemos?
-¿Y por qué no?¿Les gustaría que las
cosas fuesen distintas? -insistí. El silencio que siguió a la pregunta fue
apabullante, insoportable hasta para el eco que había en esa habitación
desgajada. Demoledor. Cinco segundos después, una respuesta tan incierta como
inmensa. -Y por qué no, si alguna vez lo fueron.
Como patrón de estancia
"Eh, che, no somos mafiosos nosotros".
La frase retumbó entre las paredes del sexto piso de Reconquista 630, allí
donde el "Momo" Venegas armó la sede central de la Uatre. Antes de pronunciar
esa confesión, el "Momo" había escuchado en boca de Carlos Isequilla y Liliana
Giménez, dos ex trabajadores del gremio, las irregularidades en la obra social,
los casos de intoxicación de peones abandonados a su suerte y un accidente de
tránsito que para Carlos fue una amenaza para acallar sus críticas.
En la larga mesa de la sala de
operaciones de la Uatre ubicada en el microcentro porteño, no sólo el "Momo"
miraba con sorna a sus interlocutores. También estaban Viernes Muñoz,
secretario de Finanzas del gremio, y Ramón Ayala, secretario de Organización,
otro hombre clave dentro del armado de la Uatre, quien ahora ocupa la
titularidad del nuevo Registro de los Trabajadores Rurales y Estibadores
(Renatre versión Macri).
Este cronista logró entablar un
contacto con Carlos y Liliana en enero de 2012, luego de haber publicado una de
las primeras notas sobre los desmanejos financieros del Momo dentro del
Renatre. Primero fue un correo electrónico, luego una charla telefónica y tras
la confirmación de que aceptarían hablar en "on", un viaje a La Pampa que
incluyó largas horas de conversación intercaladas con el análisis minucioso de
documentos como libretas de peones rurales fraguadas, recetas de la obra social
cuyos reintegros fueron cobrados por personal de la obra social de la Uatre en
vez de beneficiar a los peones rurales y datos concretos de cómo el gremio
inflaba el número de trabajadores registrados.
A las pocas horas de cerrar la primera
parte de la investigación, -publicada el 13 de febrero de 2012-, este cronista
dialogó con Venegas.
-Hay datos que indican que muchos
peones eran registrados en la localidad El Bobadal (Santiago del Estero),
cuando no eran de ese lugar. Y que se entregaban más libretas que trabajadores
existentes. Hay más de 50.000 registrados en una localidad que tiene poco más
de 1300 habitantes. ¿No le parece raro?
-Ah, ¿pero vos estás haciendo una
investigación? Cómo puedo saber yo lo que están haciendo. Si estás haciendo una
investigación, si tenés alguna denuncia, publicala, si te animás.
Esa fue la segunda nota de una larga
serie de textos que indagaron sobre el encubrimiento del Momo Venegas a casos
concretos de explotación laboral, a partir de la tercerización del trabajo de
fiscalización en empresas vinculadas a la obra social de su gremio, y al manejo
de una enorme caja de recursos que primero puso al servicio de Eduardo Duhalde
y más cerca en el tiempo, a disposición de Mauricio Macri.
Las denuncias vinculadas al
actual embajador argentino en España, Ramón Puerta y al presidente de la
Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, completan un cuadro de delitos cuyo
eje central es haber subsumido a condiciones laborales infrahumanas a un
conjunto de trabajadores para obtener una rentabilidad extraordinaria, tal cual
lo estableció la Fiscalía Federal de Posadas en la investigación sobre el ex
gobernador de Misiones.