AMIGOS POR DELANTE DE LAS CÁMARAS Y POR DETRÁS
TAMBIÉN.
He aquí el caso de un
amigo real de Carlos Gardel. Vale la aclaración, y no porque el cantor no los
tuviera de verdad, sino porque después de su fallecimiento se adjudicaron tal
condición muchos que simplemente lo habían conocido y tratado sin profundizar
más allá de alguna charla circunstancial (y a menudo, ni siquiera eso...).
Amigos fueron Deferrari, Laurent, Maschio, Alippi, Guibourg... y Tito Lusiardo.
No obstante ser un prototipo del porteño, había nacido en El Ferrol, sobre la
orilla septentrional de la ría de Betanzos, en La Coruña. Algún motivo
fomentado por el propio Lusiardo (quizá la necesidad de reforzar su imagen
paradigmática de hombre de tango, en el sentido más amplio de la frase) llevó a
que se lo creyera nacido en Buenos Aires, en el barrio de San Telmo, y así fue
transmitido en algunos textos.
Lo cierto es que ya desde
muy pequeño vivía en esta zona y que fue en sus patios de conventillo donde
aprendió los primeros pasos de baile que le darían tanta fama años después. Una
anécdota de su adolescencia cuenta que hizo lo imposible por estar cerca de
Isabel (María Isabel Francisca de Asís de Borbón), infanta de España y dos
veces princesa de Asturias, cuando ésta visitó la Argentina en representación
del gobierno español con motivo de los festejos del Centenario de 1810.
Lusiardo, que no deseaba perderse la ocasión, consiguió un lugar llevándole la
cola del vestido.
Atraído por el ambiente artístico
de la época y muy seguro de su vocación de actor, consiguió vincularse al medio
cuando ingresó como utilero del Teatro
Nacional. Este puesto, ofrecido por el empresario Pascual Carcavallo,
consistió al principio sólo en acarrear enseres (Lusiardo afirmaba haber
acomodado las sillas para algunas actuaciones del dúo Gardel-Razzano).
En 1918 ya tuvo ocasión de
compartir escenario en "El cabaret", obra de Pacheco, para la que el actor Luis
Vittone debió prestarle su propio smoking. Lusiardo apareció bailando un tango
junto a Concepción Sánchez. Su primer gran éxito en las tablas lo consiguió
interpretando un papel en Tu cuna fue un
conventillo, de Alberto Vacarezza. Luego vendrían un sinfín de actuaciones
(El conventillo de la Paloma, Al tango hay que saberlo bailar, Mujercitas de
lujo...) lntegrando las grandes compañías de la época, como la que encabezaban Enrique Muiño y Elías Alippi.
También tendría una
permanente presencia en los teatros de revistas. A lo largo de su carrera
trabajó junto a nombres destacados como Francisco
Álvarez, Olinda Bozán, Gregorio Ciccarelli, Pierina Dealessi, César Fiaschi, Vicente
Forastieri, Gloria Guzmán...
En 1930 contrajo nupcias
con la actriz Delia Codebó, iniciada en el teatro y quien aparecería en varios
films entre 1936 y 1939. De este matrimonio nació una hija.
Lusiardo fue convocado
nuevamente por Carcavallo en 1933 para cubrir algunos roles en la obra "De
Gabino a Gardel (Crónica cómica de la canción nacional a través de los años)",
de Ivo Pelay, estrenada el 23 de
marzo. Como actor y bailarín aparecía en el primero, segundo y sexto cuadro
(también en el tercero junto a toda la compañía). Si bien no todas las críticas
fueron favorables por lo endeble de la puesta, casi todos los medios destacaron
sus intervenciones, además del cierre a cargo del propio Gardel. Ese mismo año
ingresa a la cinematografía local, en la que fue la segunda producción de la
empresa Argentina Sono Film: "Dancing" (dir.: Luis Moglia Barth),
basada en la obra teatral homónima. En este film, del que no parecen haber
sobrevivido copias, podía verse a Lusiardo junto a estrellas como Arturo García Buhr, Amanda Ledesma, Alicia
Vignoli, Alicia Barrié, Severo Fernández, Pedro Quartucci, Héctor
Quintanilla, Amelia Bence y Rosa Catá, además de la orquesta típica
de Roberto Firpo, la jazz de René Cóspito y el conjunto Los de la Raza. Fue estrenado el 9 de
noviembre en el Teatro Porteño.
Un año después protagonizó
"Ídolos de la radio" (dir.: Eduardo Morera), en la que a pesar de lo endeble
del libro y la torpeza con que fue rodado, pudo salir relativamente airoso. Es
verdad que todo el tiempo pareciera estar al servicio de una comicidad que no
llega, pero por suerte el interés de la película es otro: se trata de un desfile
de las estrellas radiofónicas de entonces encabezado por Ada Falcón, Ignacio
Corsini, Pablo Osvaldo Valle, Francisco Canaro, el Trío Gedeón, Tita Merello,
Ernesto Famá, Los Bohemios, Fred y Leo y unos cuantos más, asistidos por
actores de teatro como Lusiardo y Olinda Bozán. Tras su estreno en el cine
Monumental el 24 de octubre de 1934, la crítica señaló precisamente la buena
participación de estos últimos. Afianzada su amistad con Gardel, éste lo llamó
a su lado para que apareciese en dos películas rodadas en Long Island, EE.UU.
Con el tiempo se convirtieron en las dos actuaciones más recordadas de Lusiardo
y la imagen de ambos, actor y cantante, quedaría fija para siempre en la
memoria del tango. El primero de estos títulos fue "El día que me quieras" (dir.: John Reinhardt), rodado en enero de
1935. Lusiardo, interpretando a Rocamora, compuso a la perfección el rol de un
entrañable compañero de correrías de Julio Argüelles/Julio Quiroga (Gardel), e
incluso en una secuencia canta a trío con éste y Saturnino (Manuel Peluffo) el
vals "Suerte negra", escrito especialmente para el film por Gardel y Le Pera.
La simpatía natural de Lusiardo conquista enseguida al espectador. Cuando el
acto termina arruinado por su ataque de hipo, pasa convincentemente de lo grotesco
a lo dramático; e igual solvencia demuestra más adelante cuando no tiene
fuerzas suficientes para comunicarle a Argüelles/Quiroga que su esposa
Margarita (Rosita Moreno) ha muerto.
Carlos Gardel, Tito Lusiardo y Enrique De Rosas
El segundo fue "Tango Bar" (dir.: John Reinhardt)
producido un mes después. Aquí Lusiardo hace de Juan Carlos Puccini,
incondicional amigo de Ricardo Fuentes (Gardel), al punto de acompañarlo a
Europa... viajando como polizón en el mismo barco. El personaje ideado para
Lusiardo es más sólido que el de El día
que me quieras (y debe reconocerse que el propio guión del film es
superior) y supo aprovecharlo desplegando toda su gama de recursos expresivos.
Su presentación ante el capitán del buque (José Luis Tortosa) es sencillamente
inolvidable, a la vez que refleja al típico «porteño vivo» que se cree capaz de
salir indemne de cualquier entuerto. Por ejemplo, al no tener argumentos para
defenderse y librarse de la prisión, apela a su prosapia y con gesto canchero
busca comprensión diciendo: «-Capitán... ¿un Puccini preso...?». Imposible no
solidarizarse con el caradura. Pero la trágica muerte de Gardel, que pesó mucho
en el sentimiento de Lusiardo, puso prematuramente un punto final en aquello
que prometía ser una dupla cinematográfica, ya que el actor encajaba a la
perfección como partenaire del cantante. De nuevo en los estudios argentinos,
actuó en cerca de cuarenta películas entre 1936 y 1969. Sería ocioso
mencionarlas a todas. Basta con un inventario de sus papeles más destacados,
que fueron los que hizo en "La muchachada de a bordo" (Manuel Romero, 1936), "Tres
anclados en París" (Manuel Romero, 1938), "Jettatore" (Luis Bayón Herrera,
1938), "El sobretodo de Céspedes" (Leopoldo Torres Ríos, 1939), "Un señor
mucamo" (Enrique Santos Discépolo, 1940), "El mozo número 13" (Leopoldo Torres
Ríos, 1941), "El fabricante de estrellas" (Manuel Romero, 1943), "La calle
Corrientes" (Manuel Romero, 1943), "Con la música en el alma" (Luis Bayón
Herrera, 1951) y "El cartero" (Homero Cárpena, 1954).
Lusiardo apareció en
algunos films de homenaje al Zorzal, como "La historia del tango", "El morocho
del Abasto" y "Carlos Gardel: historia de un ídolo". También repitió papeles en
la versión de 1967 de "La muchachada de a bordo" y en la de 1969 de "El día que
me quieras", dos «remakes» innecesarias que se convertirían, curiosamente, en
sus últimas intervenciones en la pantalla grande y todo un récord, al hacer el mismo personaje
con casi treinta y cinco años de diferencia.
Siempre presente en el
teatro, en su extraordinaria condición de actor y bailarín de tangos, tuvo por
parejas de baile a Tita Merello, Olinda Bozán y Beba Bidart. Había desarrollado un estilo muy particular para
caminar sobre la pista, lo que hacía la delicia de los espectadores. Su última
gran demostración la hizo en un espectáculo junto a la orquesta de Mariano Mores. En marzo de 1977, participando
como invitado en el programa Grandes Valores
del Tango, lo atacó una hemiplejía de la que nunca se recuperó.
En junio de 1982 falleció
en el Sanatorio Evangélico. Sus restos fueron velados en el hall del Teatro
Presidente Alvear y hoy reposan en el Cementerio del Oeste. El coche fúnebre
que lo llevó hasta su morada final, totalmente cubierto de flores, llevaba en
su luneta trasera el retrato de su gran amigo Carlos Gardel.
Horacio
Rodriguez Fischer
Tito Lusiardo en "Tango Bar"
Afiche de "Tango Bar" (año 1935)
EN EL VIDEO: Bailan Beba Bidart y Tito Lusiardo. Anibal Troilo y
Roberto Grela tocan "La trampera", de
Troilo.