IN
MEMORIAM, RODOLFO A. RAFFINO, 29-2-1944 / 25-5-2015
por Margarita E. Gentile
Investigadora del CONICET - Museo de La Plata
Profesora titular ordinaria UNA
(Universidad Nacional del Arte-Area
Transdepartamental de Folklore)
En las cercanías del 2012
conversé con Raffino varias veces acerca de la necesidad de trazar una línea
entre la publicación de Los Inkas del
Kollasuyu (1982) y el estado actual de los estudios sobre la presencia
incaica en territorio argentino. Le insistí, no siempre en buen tono, que
solamente él podría hacer un exhaustivo estado de la cuestión dados sus
excepcionales conocimientos del tema, tanto en terreno como en bibliografía
antigua y actual. El tema quedó abierto.
En lo que sigue voy a
referir un recuerdo personal y mi opinión acerca de la importancia que para los
estudios de arqueología argentina significó la publicación de Los Inkas del Kollasuyu.
En este momento, 33 años
después, es como hablar de perogrulladas, dado lo que se ha avanzado en el
conocimiento de las formas de la presencia incaica aquí. Pero me parece que no
está de más recordar, aunque sea de tarde en tarde, los contextos en los que
algunas obras se presentaron; un poco como ejemplo para los que vendrán y
también para reflexionar sobre la posible proyección de nuestros propios
trabajos.
En agosto de 1982,
conversaban Lidia C. Alfaro de Lanzone y Alberto Rex González en una de las oficinas
lo que la Universidad del Salvador había dispuesto para su instituto de
Arqueología, en la calle Rodríguez Peña. González traía la noticia de la
publicación, en marzo de ese año, de "Los
Inkas del Kollasuyu" y sus comentarios despertaron mi curiosidad. En
esa fecha yo leía y fichaba todo lo que podía de arqueología argentina,
estudiándola en sistemática comparación con lo que sabía del resto de los
Andes. Raffino era para mi un hombre de papel: artículos suyos que había leído
y ahora la noticia de ese libro.
En 1982, en Buenos Aires
no era fácil conseguir libros de arqueología, y menos aún de ediciones
sencillas y de baja tirada. Pero una de las primeras cosas que aprendí a mi
regreso aquí fue ubicar las pequeñas librerías que, sin vidrieras, existían entremedio
de oficinas y que vendían esa clase de libros. En un edificio de la zona de
Tribunales y en una de esas pequeñas librerías encontré en menos de dos días a Los Inkas del Kollasuyu; la modestia de
la edición no hacía juego con el precio, que no fue nada barato.
Lo leí casi de un tirón.
Acostumbrada como estaba a habérmelas con toda clase de materiales andinos, el
contenido del libro en sí no me llamó la atención. Sin embargo, no pude dejar
de observar que toda la bibliografía citada, sin excepciones, la tenía en mi biblioteca,
sea en libro, revista, separata o fotocopia; eso quería decir que cualquiera
que se interesara por precisar los términos de la presencia incaica en el
territorio de nuestro país podría haber escrito ese libro. Entonces ¿porqué no
se había hecho antes? No parecía tan difícil reunir esos datos, organizarlos y
presentarlos.
Me llevó un tiempo
alcanzar por mi cuenta cuál era el núcleo del interés de ese libro; en pocas
palabras y en mi opinión fue que, en la línea de los estudios de arqueología
argentina que se venían desarrollando en el marco de nuevas tecnologías y
teorías, Los Inkas del Kollasuyu
señaló un punto de inflexión hacia adelante, sin retorno. Con ese libro, los
incas entraron de una vez en los estudios de arqueología de nuestro país.
Hasta ese momento, tal vez
exceptuando la biografía de Pachacutec IX por José Imbelloni (1946), los incas
no habían sido un objeto de estudio central, para expresarlo de alguna manera.
Y algunos todavía consideraban viable la opinión de Juan Bautista Ambrosetti
acerca de que nunca habían puesto sus pies aquí. Pero los datos recopilados por
Raffino y su equipo no dejaban lugar a dudas de que sí habían estado.
Raffino tras la presencia de inkas en las ruinas de Shincal, Provincia de Catamarca.
No obstante, los
materiales que permitían reconocerlos, por alguna ignota razón no habían sido
expuestos antes todos juntos. No habían sido analizados, no habían sido
comentados ni comparados con los de regiones más allá de nuestros actuales
límites políticos.
Por eso, los motivos por
los que Ambrosetti negó siempre la presencia incaica aquí fueron para mi un
tema de indagación que me exigió el cruce de varias clases de datos, que luego
publiqué abreviados en mi trabajo sobre las pinturas rupestres del Alero de los
Jinetes.
Vamos allá, a 1902. La
existencia de figuras en las grutas trascendió a partir de un artículo periodístico
del poeta Leopoldo Lugones. Este había llegado a Cerro Colorado (Provincia de
Córdoba) siguiendo las referencias de su hermano, quien había visitado dos de
dichas grutas situadas al pie del cerro.
En esa época (1902) ya se
habían descubierto algunas pinturas y grabados en Francia y España, de manera
que estos hallazgos en Córdoba revestían un interés científico que Lugones se
propuso transmitir a sus lectores.
En una segunda excursión,
nuestro autor recorrió aleros de La Casa del Sol y del Cerro Colorado y copió a
mano alzada algunos dibujos que fueron los primeros publicados, junto con sus
descripciones (Lugones 1903: figuras 1-12).
En cuanto a la cronología
del sitio, consideró que se trataba de pinturas prehispánicas y agregaba:
"Su semejanza con los
calchaquíes de [la gruta de] Carahuasi (publicada por J.B. Ambrosetti en 1895)
les da un alto valor arqueológico, pues una identidad comprobada podría indicar
ó la unidad étnica de tan vasta región como la comprendida entre la sierra
cordobesa y la frontera boliviana, ó la extensión de la conquista incásica."
(Lugones 1903).
Este comentario de Lugones
tenía su razón de ser, pero provenía de otro ámbito. Como dije antes, en un
trabajo de 1899 Ambrosetti afirmó que los Incas nunca habían gobernado el
noroeste argentino. Esta postura era, ya en aquel momento, difícil de sostener
frente a la muy difundida y aceptada afirmación del Inca Garcilaso de la Vega
de que los cusqueños habían conquistado el Tucumán (Garcilaso [1609] 1985 II:
125).
Sin embargo, puesto el
tema en su contexto, es probable que la insistencia de Ambrosetti tuviese, a su
vez, que ver con circunstancias más políticas que científicas. Estas eran la
discusión por los límites en la región del lago Titicaca que en esos años
sostenían las repúblicas de Perú y Bolivia.
La prueba peruana era un
sólido alegato reunido por su ministro Víctor M. Maúrtua en varios tomos de
documentación colonial que describían la presencia incaica en la zona del
litigio. Y justificaba el reclamo de la soberanía del Perú sobre esos territorios
porque Cusco estaba en territorio peruano.
Por su parte, Ambrosetti
había recorrido algunas regiones argentinas comisionado por nuestro país para
temas de límites políticos y la posibilidad de sostener una soberanía actual
sobre hechos tan lejanos en el tiempo es más que probable que haya sido lo que
lo impulsó a mantener su primera afirmación, a pesar de sus propios hallazgos
de piezas incaicas, reconocidas como tales a partir de la publicación de León
Léjeal & Eric Boman en 1907.
Que la negativa de
Ambrosetti fue más opinión que ciencia podría demostrarlo también el hecho de
que su discípulo, Salvador Debenedetti, haya publicado "Influencia de la
cultura de Tiahuanaco en la región del Noroeste Argentino" en 1912.
Sin embargo, en 1915 tuvo
lugar una rebelión en Puno liderada por Teodomiro Gutierrez Cuevas, apodado
Rumi Maqui, cuyo objetivo era la restauración del Tahuantinsuyu (Contreras
& Bracamonte 1985).
Dicho en criollo,
Ambrosetti se la vio venir y trató de atajarla ... y hay que reconocer que tuvo
bastante éxito, hasta que en 1982 Raffino y su equipo publicaron "Los
Inkas del Kollasuyu", cuando ya los límites políticos de nuestros países
se habían establecido.
Rodo, que la tierra te sea leve.
Raffino investigando en campo
Bibliografía citada
Ambrosetti, Juan B., 1893
- Viaje a las Misiones argentinas y brasileras. Revista del Museo de La Plata.
Tomo V: 225-250.
Ambrosetti, Juan B., 1895 - Las grutas pintadas y los petroglyfos de la Provincia de Salta. Boletín del
Instituto Geográfico Argentino XVI: 311-342. Buenos Aires.
Ambrosetti, Juan B.,
1896-1899 - Notas de arqueología calchaquí. Boletín del Instituto Geográfico
Americano. Nota 18, Tomo tomo XVIII: 141. Buenos Aires.
Contreras, Carlos &
Bracamonte, Jorge, 1985 ? Rumimaqui en la Sierra Central. Documentos inéditos
de 1907. Documento de trabajo nro.25. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
http://www.iep.org.pe
Debenedetti, Salvador,1912
- Influencia de la cultura de Tiahuanaco en la región del Noroeste Argentino (nota
preliminar). Revista de la Universidad de Buenos Aires, XVII: 326 y stes.
Buenos Aires.
Garcilaso de la Vega,
Inca, 1985 [1609] - Comentarios Reales de los Incas (2 tomos). Caracas:
Biblioteca Ayacucho. http://www.bibliotecayacucho.gob.ve
Gentile, Margarita E.,
2011 - El Alero de los Jinetes: Iconografía e Historia de sus representaciones
rupestres (Cerro Colorado, Córdoba, República Argentina).
http://www.rupestreweb.info/alero.html
Imbelloni, José, 1946 - Pachacuti IX (El Inkario Crítico). Buenos Aires: Editorial Humanior - Editorial
Nova.
Léjeal, León, & Boman,
Eric, 1907 - La question calchaquie. XV CIA, II, Quebec.
Lugones, Leopoldo, 1903 -
Las grutas pintadas del Cerro Colorado. Diario La Nación, suplemento ilustrado,
30 de marzo de 1903. 1er.año, nº 30. Buenos Aires.
Maurtua, Víctor M., 1906 -
Juicio de límites entre el Perú y Bolivia : Prueba peruana presentada al
Gobierno de la República Argentina. Barcelona: Imprenta de Henrich y Comp.
Maurtua, Víctor M., 1907 -
Juicio de límites entre el Perú y Bolivia : Memoria de observaciones y tachas á
la prueba de Bolivia presentada á la Comisión asesora del Gobierno Argentino.
Buenos Aires: Editorial Companía Sud-Americana de Billetes de Banco.
Maurtua, Víctor M., 1907 -
Juicio de límites entre el Perú y Bolivia : Contestación al alegato de Bolivia.
Barcelona: Imprenta de Henrich y Comp.
Raffino, Rodolfo A.,
Olivera, Daniel E., Iácona, Lidia A., Baldini, Lidia, & Alvis, Ricardo J.,
1982 - Los Inkas del Kollasuyu. La Plata: Ramos Americana Editora.