La laguna de Epecuén está enclavada en el
sudoeste de Buenos Aires, Argentina, muy próxima a la ciudad de Carué.
Las aguas de esta laguna tienen la
particularidad de ser saladas y de un alto nivel terapéutico para tratar
diferentes dolencias como reumatismo y la artritis entre otros lo que llevo al
lugar a adquirir fama como centro turístico.
Debido a una lamentable inundación acaecida
en el mes de Noviembre de 1985, a las
aguas de la laguna se sumaron elevadas
cantidades de aguas recogidas de ríos vecinos trastocando los valores y la
naturaleza de dicha laguna.
Este lamentable suceso ha sido considerado
como una verdadera catástrofe.
Dicen que dicen ...que un cacique pampa conocido
por su ecuanimidad, tenía una hija de
una flagrante belleza cuyo nombre era
Epecuén.
Eran varios los jóvenes de la comunidad que
deseaban compartir con ella las lunas venideras.
Según
su padre, era hora de elegir su
pareja pero como Epecuén no se decidía, su padre resolvió que aquel
que triunfara en un torneo de lanzas y escudos y siempre que la joven aceptara,
sería la futura pareja de Epecuén.
Entre los contendientes se encontraba Carué,
al que todos conocían por su corazón puro y al que Epecuén había dedicado
varias sonrisas durante la disputa.
Alentado por la aceptación implícita de la
joven, Carué resultó ser el vencedor.
Epecuén y Carué formaban una linda pareja y
por muchas lunas vivieron felices.
Sin embargo, a veces, cuando uno menos se lo
espera, algo sucede que empaña esa felicidad.
De buenas a primeras Carué fue afectado por
un extraño mal que poco a poco iba cercenando sus movimientos.
Epecuén que tanto amaba a Carué fue
aplastada por un inmenso dolor , sólo atinaba a llorar y llorar y suplicar a
los dioses , de ese abundante llanto surgió una laguna. Carué, atraído por el
incesante llanto y los tristes lamentos de su amada se llego, no sin esfuerzo,
hasta el lugar pero, al llegar a la orilla de la laguna, debido al fuerte dolor de sus huesos, trastabilló y cayó en las
aguas de la laguna, cuyas aguas no eran, ni más ni menos, que las
lágrimas de Epecuén.
Varios de sus amigos lo trajeron nuevamente
a tierra firme.
Pero cual no sería la sorpresa al ver que
milagrosamente los miembros enfermos y adoloridos habían sido aliviados.
El lugar fue adquiriendo fama y muchas
personas concurrían allí en busca de esas milagrosas aguas que tenían el poder
de curar las dolencias.
Ese poder fue transmitido de generación en
generación hasta nuestros días.
Ahhhhh!!!!!, me olvidaba, Epecuén y
Carué tuvieron varios hijos y vivieron
felices por infinitas lunas.