MEMORIAS DE UN PANZA VERDE MARCA SOL
Entrerriano el autor, Víctor Velázquez, nacido en Abra del Chajá
en 1931, entrerriano el señor intendente de Villaguay, don Adrián Federico Fuertes, entrerriano el coordinador general, poeta Miguel Angel Federik, entrerriano el
autor de la introducción, el periodista y radiodifusor, gran animador cultural
de la provincia Mario Alarcón Muñiz,
entrerriano el fotógrafo Raúl Jaluff,
entrerriano el diseñador y director de la edición del libro ("Del Clé"), Ricardo Maldonado, que lo hizo imprimir
y encuadernar en "Taller del Poeta", ubicado en la Ciudad de Nogoyá…
En LT27 "La voz del Montiel" Villaguay, Entre Rios
A LOS CATORCE AÑOS, EN BUENOS AIRES
Página 59, parcial de "La fuga y Capdevila":
"…Ahí empecé a mirar de
otra forma el mundo; a pensar cómo iba a ser la vida en Buenos Aires, qué iba a
hacer, si iba poder ir a la escuela, yo tenía hasta 4º grado únicamente, pero
leía de corrido los diarios… Así que pasé esos días de incertidumbre hasta que
me llevaron a trabajar a una curtiembre y empecé también a tener amigos de la
infancia muy buenos, que me acompañaron, me ayudaron, me aconsejaron en todo.
Yo era muy inocente, pero ya no usaba jabón para domarme los rulos renegridos
de gurisito del monte.
Los domingos, íbamos a la
Plaza Italia donde se juntaban los entrerrianos y todos los provincianos, ahí
encontraba gente de Villaguay, de Tala, conocí mucha gente, pero era muy
inocente y había gente que iba a hacer negocios raros con los chicos, pero me
ayudaron muchos amigos que conocí ahí, en plaza Italia.
Mi única inquietud era
conseguir una guitarra, comprarme una guitarra; hasta que pude lograr trabajar
en una lechería. En la lechería iba juntando la plata… Un día vino a la
lechería un señor al que yo le llevaba la leche y el pan de manteca que vivía
en Canning y Ugarteche.
Don Alfonso -que era mi
patrón y gallego- me dice: `-¿Tú sabes a quién le llevas la leche y el pan de
manteca? -No, le digo. -Se llama Arturo Capdevila es escritor y poeta. Yo no
sabía quién era, pero como él me hablaba siempre de don Arturo… que es un
hombre que le hace tanto bien a las letras… Mi patrón me hablaba de él con
mucho respeto."
Resulta imposible no
dejarse ganar por la emoción leyendo, diría que casi devorando con los ojos del
corazón las páginas de este libro. Con sólo hojear los títulos de los capítulos
que detalla el índice uno se siente desafiado a dejar para más tarde lo que
tenga que hacer y meterse "de lleno" en ese mundo mágico de don Víctor.
La puerta de entrada la
abre la introducción maestra de Alarcón Muñiz: veintiséis páginas sin
desperdicio.
¡Adelante paisano! Ensille
mate, una lusera, o lo que guste y ¡déntrele!
Ricardo Luis Acebal
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Audio de la nota: "Milonga y camino abierto" de y por
Víctor Velázquez