NINGUNA TUMBA GUARDARÁ LA MÚSICA
Y EL CANTO DEL TUCUMÁN
por Ricardo
Luis Acebal
Calificar de "otro
imprescindible" a este nuevo libro de Lucía Mercado nos remite a celebrar una
vez más sus anteriores obras, que como esta "Historia de la Música Folclórica
de Tucumán" han sido editadas por la misma Lucía. En efecto, escritas,
editadas, promocionadas por todo el país por Mercado son: "El ingenio Santa Lucía de Tucumán, los primeros habitantes", "El Gallo Negro. Vida, pasión y muerte de
un ingenio azucarero", "Santa Lucía
de Tucumán LA BASE", "Famaillá es mi
casa" (con Roberto Roja) y "La escuela
Benjamín Zorrilla 1910-2010".
También ha editado a otros
tucumanistas: "San Pablo de Tucumán" de Federico
Herrera, "Los otros, mi casa y yo"
e "Incidencia del quichua en la oralidad
del educando del NOA", ambos de Elsa
Bockl y "Juntos por el camino del Señor" del Presbítero Guillermo Romano.
A modo de ejemplo y a fin
de impulsarlo a leer todas las 432 páginas de "El Trovador…" (todas atrapantes
por igual) se transcribe aquí "FEDERICO NIEVA: Solista Cantor".
"Nací en San Miguel de
Tucumán en 1925. Trabajé en Philips, en la Caja de Ahorro, en el Banco Sirio
Libanés. Mi hermano Lucho también era bancario, la música fue sólo una
vocación, tocar y cantar por el gusto de tocar. No vivíamos de la música,
vivimos de otra cosa.
Nuestra madre murió cuando
teníamos 8 y 9 años y la casa quedó desprotegida, mi padre no podía hacernos
estudiar música que era lo que nos gustaba. Veíamos a nuestro abuelo Raimundo
Nieva, ferroviario, que tocaba la guitarra, hacía milongas y bailecitos.
Cuando éramos muchachos
grandes, 16 años, empezamos a estudiar música clásica, yo violín y mi hermano
Lucho, piano. Nuestro profesor fue don Teodoro
Marín, mis compañeras eran Alma García y Marta Mendicute.
Yo admiraba a Eduardo
Falú, en esos años vivía en Tucumán y era muy amigo de nuestro profesor Marín.
Empecé a tocar la guitarra y a cantar en 1946, de esos años puedo nombrar como
solista reconocido en Tucumán solo a Nolasco Córdoba, que ya venía cantando
desde años atrás, sobrino de Nabor Córdoba, luego fue un gran profesor de
guitarra. También tocaban la guitarra y cantaban Segundo Argañaraz Córdoba y
Lucas Luquita Córdoba, que era un
gran pianista. Todos los Córdoba eran descendientes del gobernador Lucas
Córdoba.
A mediados de la década
del `40 aquí no había músicos profesionales o eran pocos. En 1919 aquí había
venido a cantar profesionalmente Carlos Gardel. Ya desde 1930 andaban Atahualpa
Yupanqui, Virgilio Carmona, Juan Andrés Pérez y José Luis Padula. Desde 1940
había un dúo llamado Freites y Panchito, con don Francisco (El Ciego Pancho)
Quinteros. Y desde 1945 LV12 transmitía actuaciones en vivo desde su Salón
Auditorium. El locutor era Roberto Zabalza.
Entre 1940 y 1950
escuchábamos a Marta Mendicute, canto y guitarra y una autora importante, a
Margarita Palacios, que era catamarqueña y a Marta de los Ríos, santiagueña
pero que se había criado aquí en Tucumán. Esas cancionistas eran muy populares
en todo Tucumán, hasta que se fueron a vivir a Buenos Aires y allá triunfaron.
Marta de los Rios y Margarita Palacios
En 1947 el salteño
Fernando Portal que era soltero vino a vivir a Tucumán y se relacionó con
Rolando (Chivo) Valladares y Octavio Corbalán y formaron el Trío Ollantay. Se fueron a actuar en
Buenos Aires y con éxito, pero Corbalán se volvió a Tucumán, se recibió de
doctor en Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Nacional de Tucumán. Valladares también volvió a Tucumán y siguió como solista.
Portal quedó en Buenos Aires y creó el conjunto Los Quilla Huasi."
Y continúa expresando Federico
Nieva:
"En 1958/59 me invitaron a
integrar una embajada folklórica que iba a Rusia. La componíamos Horacio
Guarany, Ariel Ramírez, Los Fronterizos y yo. Viajamos en el barco italiano "SS
Conte Grande". Allá en Moscú y en muchos lugares cercanos actuamos en los
teatros y escenarios que tenían casi todas las fábricas en Rusia. Era para el
desarrollo cultural de los obreros. Cuando estuvimos allá todos nos preguntaban
por Lolita Torres, quien ya era muy conocida en Rusia, muy popular por sus
películas. Cuando volvimos para la Argentina el barco hizo una parada en
Montevideo y ahí la policía nos quitó ¡todo! Traíamos música, adornos y nos los
quitaron. Decían que hacían eso porque eran cosas de Rusia.
Después de venir de Rusia
con un amigo nos fuimos al Uruguay y dimos una prueba en Radio Carve de
Montevideo y ahí nomás actuamos esa misma noche. Desde entonces he ido muchas
veces a actuar en Montevideo.
Después de lo de Rusia, en
1963 integré el conjunto "Los Cumpas" con Fernando Portal, Luis Gentilini, Rolo
Espíndola y mi hermano Lucho Nieva.
Khum`pa es palabra
quichua. Con este conjunto tocábamos en la Peña
de Chirola Carro, que estaba en la calle Marco Avellaneda, cerca de la
estación.
Pero también de vez en
cuando tocaba con Gentilini, con Julio Figueroa y Alfredo Grillo. Actuábamos en
el casino, en otros lugares de música, en fiestas que nos contrataban… Portal
vivía de estas actuaciones y de dar clases de guitarra.
En 1966 integré la
delegación tucumana que fue a Cosquín, con Manuel Aldonate de Monteros (con su
poesía), Orlando Galante, las Hermanitas Altamiranda, que eran bailarinas con
Heredia Luna y también con Alfredo Grillo. Cuando volvimos yo seguí actuando en
El Rancho de Atahualpa, en la calle
Maipú.
No conocí a don Virgilio
Carmona pero he cantado y actuado con sus hijos Adolfo (Bachicha) Carmona, Hugo
Carmona -que cantaba tangos- y las Hermanitas
Carmona, famosas cantoras de folklore. Digo que los Córdoba, los Carmona,
Julio Figueroa, su hermano Orlando Figueroa fueron los pioneros en nuestra
música folklórica tucumana.
A fines de los `50 y
comienzo de los `60 ya empezamos a ver más dúos, más tríos y los primeros
conjuntos folklóricos. Uno de los primeros que recuerdo fueron "Los Tejareños" de Monteros.
He sido un gran admirador
de Atahualpa Yupanqui. Cuando era joven, año 1942, tenía un disco de pasta de
Atahualpa con la canción "Viento, viento" cuya letra decía "Viento, viento,
traeme aguacero…" Y como trabajaba en la Casa Phillips que tenía los aparatos
para escuchar discos, aprovechaba y todos los días lo poníamos en el
tocadiscos. Hasta que un día se rompe el disco. Mis compañeros me decían:
"Nieva ¡se acabó el aguacero!..."
Don Ata ("siempre andoy por todas partes, siempre vuelvo a Tucumán
") y la autora y editora Lucía Mercado
Años 1948/49 yo iba mucho
a "La Peña de Chirola Carro". Una noche vino Atahualpa Yupanqui y después de
escucharme tocar y cantar se me acercó y me dijo: "Amigo, usted toca muy bien
la guitarra". Desde ese momento he sido un gran amigo de Atahualpa. Fuimos muy
amigos, nuestra relación fue de mutua admiración. En esos años se casó con la
señora Paula Pepín, a la que le decíamos Nenette. Era canadiense, francesa.
Perón lo tenía prohibido a Atahualpa por comunista. Una vez estábamos en una
peña en Tucumán, donde un cantor iba a cantar una de sus canciones y dijo como
anuncio: "Vamos a tocar una zamba de autor anónimo, que hoy nos honra con su
presencia…"
Después él se fue a vivir
a Francia. Hacía giras por muchos países, fue a Japón… Cada vez que venía me
buscaba. La última vez que vino fue en abril de 1992 y fui a verlo al Hotel
Mayoral. Estaba solo, porque en realidad aquí no se lo apreciaba, nadie iba a
verlo. Me regaló dos guitarras. Me contó que en mayo de ese año iba a ir a
Nimes, Francia, para dar una conferencia. Y ahí murió, solo, en la habitación
de un hotel.
Yo seguía con mi guitarra,
pero no salía todas las noches porque trabajaba en el banco.
Tengo una hija, Cecilia
Nieva, que vive en Alemania. Desde chica estudió música y es intérprete de
guitarra. Con su marido, que es alemán, enseñan música y guitarra en Alemania.
Tocan folklore y me cuenta que sus alumnos, muchos niños, se interesan por Atahualpa
Yupanqui. Sí, en Alemania.
Voy mucho al Uruguay, a
Radio Carve de Montevideo. Hoy mi vida pasa por ser jubilado de mis ocupaciones
y tocar en reuniones de amigos, familiares y hacer alguna actuación especial en
algún homenaje o acompañando a otros colegas". (Federico Nieva, 87 años, 2012)
Mercedes Sosa, una de las grandes embajadoras de la tucumanía