VERSEADORES, NO VERSEROS…
Noventa y dos páginas
parecerían ser pocas para que al terminar de leerlas nos quede claro la enorme talla
de los poetas Romildo Risso, Pedro Risso, Gualberto Márquez, Omar
Menvielle y Miguel Etchebarne.
Hay un dicho que expresa
"lo bueno viene en frasco chico". Y aquí se comprueba que es así nomás. Con los
imprescindibles datos biográficos y fragmentos de sus obras, Carlos Risso logró
transmitirnos, en esta nueva muestra de su reconocido saber editorial, la
importancia fundamental de conocer en profundidad la obra de estos cinco
creadores.
Le dejo a otro reconocido
sabedor de estos asuntos, el paisano Atilio
Reynoso, la tarea de darles con su perfecto prólogo a "Cinco poetas
gauchos" el empujoncito definitivo para que decidan comunicarse con el autor
y/o los editores y obtener así su propio ejemplar.
Ricardo
Luis Acebal
PRÓLOGO
Según tengo leído, el
poeta Bartolomé José Hidalgo -uruguayo-, junto con Hilario Ascasubi fueron los
que iniciaron el movimiento de la poesía gauchesca en el Río de la Plata,
creando las bases principales que sustentaría su desarrollo literario y luego
seguiría esa línea, el destacado poeta argentino José Hernández, en su obra
máxima el Martín Fierro.
A partir de esa creación
hubo y hay autores que emplean este vocabulario para poder transmitir su forma
de pensar, empleando algunos de esos modismos, cuyos orígenes están en el
español antiguo y que luego fueron empleados por los primeros payadores;
también hay quienes han elegido un lenguaje académico para desarrollar sus
versos en las temáticas criollas de nuestra región.
Carlos Raúl Risso,
escritor y poeta platense, ha seleccionado cinco autores para su libro "Cinco poetas gauchos" de cada uno de
los cuales hace una minuciosa reseña, con datos muy interesantes de sus vidas y
sus obras, que han trascendido en el tiempo.
Comienza con el uruguayo
Romildo Risso, a quien le han llamado con fundados conceptos "el poeta de los árboles", él, me da la
sensación que habla por ellos, con una descripción y cariño hacia cada uno que
emociona, con su profundo decir, de alto vuelo poético, como si él fuera la
sabia cantora de su ser. En una de sus estrofas en cuartetas irregulares y en
versos asonantes dice en "Ñandubay":
"Le tengo simpatía,/ porque es todito corazón. ¡Por eso!/ ¡Porque es hecho a
rigor y es sano, de alma!/ ¡Y hasta viviendo mal tratao, es güeno!"
En la siguiente estrofa
del poema "Un árbol solo" dice: "Se
le afirmó a la vida, con coraje;/ ¡bien claváo, en el suelo!/ Habrán de darle
risa, los tirones/ ¡y el jurioso bramar de los Pamperos!..."
Y aquí en cuartetas con
versos octosílabos, en "El Aromo": "Hay
un aromo nacido/ en la grieta de una piedra/ parece que la rompió/ pa` salir de
adentro de ella".
Tuvo un cantor criollo que
musicalizó algunos de sus temas y los interpretó magníficamente, don Atahualpa
Yupanqui.
Pero este autor no se
nutrió de las costumbres criollas de la Provincia de Buenos Aires para sus
versos, tal vez porque se radicó en Rosario, Provincia de Santa Fe, cuando
llegó desde el Uruguay, lugar en el que había nacido y donde luego regresaría
después de varios años de permanencia en nuestro país.
Después le sigue un
bonaerense, Pedro Risso, admirable poeta criollo, hombre de fogones y materas,
de corrales y paisanos conocedores de los quehaceres camperos; él emplea el
vocabulario del gaucho de nuestra región, donde afloran hermosas expresiones
naturales del hombre de la campaña, de otros tiempos y aún de los actuales. Su
obra fue muy difundida por el cantor criollo Héctor del Valle. Un ejemplo para
recordarlo:
"De palo a pique"
: "Rodeao de un cardal espeso/ con la altivez de un cacique/ un corral
de palo a pique/ está enfrentando al progreso".
Otro destacado uruguayo es
don Gualberto Gregorio Márquez (Charrúa), nació en Uruguay pero se aquerenció
luego en la Provincia de Buenos Aires.
¡Quién no conoce su amplia
obra! Muchos de sus temas fueron muy populares en otros tiempos y aún se los
sigue recordando y cantando: "Tata no
quiere", "El desafío", "Lo que quiero tener" y muchos otros
más.
Empleó estrofas con
distintas medidas, de carácter criollo y, en ocasiones, románticas, como en el
vals "Temblando": "¡Linda estaba la tarde en que la vide/ el patio de su rancho
acomodado,/ y aunque guapo pa` todo me sentía…/ no pude hablarla y me quedé
temblando!"
El siguiente es otro poeta
bonaerense, don Omar Javier Menvielle, admirable escritor, a quien lo llamaron "el poeta del caballo", "El lunar de la tropilla": "Pico blanco
gargantilla/ y zarco del lao del lazo,/ supe tener un picazo/ de lunar en mi
tropilla". En "Retrato de un mensual",
pinta con palabras a nuestro paisano de la llanura: "Con güeña disposición/ el
mensual se h`acomodáo/ pa` salir bien retratáo/ como si juera el patrón".
Y finalmente, para cerrar,
un poeta criollo de esta provincia, Miguel D. Etchebarne, con un depurado
lenguaje nativista; quien también empleó varias medidas en distintas estrofas,
enalteciendo sus versos camperos, como conocedor de los usos y costumbres de
nuestra gente. Y, como dice el refrán "pa` muestra vale un botón" "Mensual de campo": "¿En qué potrero
lejano/ se prolongará su marcha/ sobre dureza de escarcha/ o trebolar de verano?"
Este ejemplar no debe
faltar en las bibliotecas de todos los pueblos y de las escuelas, para que los
niños puedan conocer a los poetas de nuestra región. Allí podrán encontrar en
cada verso una enseñanza o una descripción desarrollada con maestría, de ésta
manera sabrán de las costumbres de nuestros paisanos y de la gente pueblera en
ocasiones, porque también gustan de nuestros cantares criollos en sus distintas
especies musicales.
Preservando de este modo
una identidad en todos sus aspectos. Los versos cantados son como un árbol
cuando se llena de hojas y de flores. La guitarra y el hombre regarán su raíz,
perpetuando su existencia.
Junio de 2014
Atilio
Reynoso
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Don Atilio Reynoso, autor del Prólogo
Carlos Risso comunicando saberes en el Centro de Culturas Nativas "La Panadería" (Burzaco, Provincia de Buenos Aires)