Digo aquí el
respeto y admiración que siento por la importantísima colonia japonesa que se
ha hecho América Profunda a partir de aquellos primeros migrantes que dejaron
sus islas del Océano Pacífico y su Fujiyama fundando lejos de ellas familias
trabajadoras y honradas, sobre todo en Argentina y Brasil.
Don Atahualpa
Yupanqui, runa alpakamaska (hombre tierra que anda) visitó el Japón en 1964.
Nos dejó un libro de lectura imprescindible, como todo lo que nos legó Don Ata:
"Del algarrobo al cerezo".
Expresa en las
páginas 10 y 11, como parte de la Introducción que él llamó "Amigo
lector":
"En las
notas reunidas para este pequeño trabajo he procurado alejarme del acento
típico de las descripciones turísticas: las ascensiones al monte Aso, donde el
viejo volcán ha derramado rubíes en las cuestas; la bahía, mansa y apretada de
Nagasaki, con su Casa del Alto, desde donde en estatua de piedra, Puccini,
junto a la pequeña soprano que estrenó Madame Butterfly, miran la paz de ese
rincón de pescadores que llevan en la proa de sus barcas faroles de colores en
la noche; la historia de los primeros mártires sacerdotes católicos degollados
en el Siglo Dieciocho por los bandidos coreanos que asolaban la isla; la gracia
de la pastelería comarcana, donde el postre más amado se llama
"castera", porque lo hacían aquellos monjes, algunos de los cuales
eran originarios de Castilla (España) y le dieron su nombre a esa tradicional
torta que acompaña el té de las tardes en Ida y Kumamoto.
No quise
extenderme, repito, en detalles de carácter turístico. Hay libros para eso.
Muchos y bien escritos. Yo he procurado no olvidar aquello que golpeó fuerte en
mi estremecido corazón de llevador de coplas por los caminos del mundo."
Le dejo a usted
la tarea de adentrarse con toda su alma en el libro de don Ata, que fue
reeditado por la Universidad Nacional de San Luis en el año 2002, porque lo que
sigue a continuación seguramente lo emocionará, como me ocurrió a mi y lo
invitará a querer saber más acerca de la "lejana" nación japonesa.
Ricardo Luis Acebal, primavera de 2011.
Esto parece una
imagen normal de japoneses, en una la
plantación de arroz normal
Pero a medida
que se desplaza hacia abajo, emerge un cuadro como el arroz crece.
Hacia la parte
inferior, las imágenes están subtituladas con una explicación de este arte
único.