Afortunadamente
no todos los diarios que aparecen en Buenos Aires se ocupan solo de las "malas noticias", las
que solo nos informan de violaciones, accidentes fatales, asaltos y asesinatos (cuanto
más sangrientos y espeluznantes mejor) y de decirnos que absolutamente todas
las medidas que toma el gobierno nacional son
equivocadas.
En su edición
del 28 de enero de 2014 "Tiempo Argentino" le dedicó una página y media al
pintor Enrique de Larrañaga, a propósito de la exposición de obras de su
creación que el Museo Nacional de Bellas Artes expuso hasta el 23 de febrero.
Ivana Romero
, que firma la nota, expresa (además de otros
conceptos):
"Su amistad con
los desposeídos le permitía pintar El
tonto Bonilla, Mister Teddy, Mi amigo
José y un retrato que le hizo a un organillero tuerto (…) Compartió en
bodegones de mala reputación mesas verdaderamente comprometedoras. Amigo de
taberneros y malandrines, lo fue también de toda esa faramalla de gente anónima
que se mueve en redor de boxeadores de renombre y de futbolistas de nota". El
texto encomillado se puede leer en el catálogo del 65 Salón Nacional de Artes
Plásticas de la década de 1940.
De quien se
habla es de Enrique de Larrañaga, un artista central de la plástica argentina
durante la primera mitad del Siglo Veinte.
Nacido en 1900,
discípulo de Bernaldo de Quirós y Fernando Fader, su obra
-en sus inicios ligada al posimpresionismo,
que luego incluyó una atenta mirada sobre hombres y mujeres de los submundos-
pronto marcó un estilo propio. Distinguido con premios en el país y el
exterior, elegido vicepresidente de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos
en 1945, Larrañaga se transformó además en director de la Escuela Nacional de
Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.
Mientras tanto,
dejó atrás su simpatía de juventud por el radicalismo yrigoyenista para
confluir en el peronismo. Finalmente fue proscripto por el régimen que se
instaló en el poder en 1955. Murió al año siguiente. Es así como su obra cayó
en el olvido. De ahí la importancia del rescate de su trabajo a través de una
importante retrospectiva en el Museo nacional de Bellas Artes que es, además,
un justo homenaje.
La muestra Larrañaga -que se pudo ver hasta el 23
de febrero- reúne decenas de lienzos de este artista que entre 1915 y 1931
vivió en España, donde comenzó a interesarse por escenas populares.
Además de sus
amigos de las barriadas, Larrañaga también frecuentó a figuras como Antonio
Machado, en España y en la Argentina a Leopoldo Marechal, Hugo del Carril,
Antonio Berni, Enrique Santos Discépolo,
Alfonsina Storni, Raquel Forner y Juan de Dios Filiberto, como parte de
una lista extensa de artistas e intelectuales.
Alberto
Petrina, Director Nacional de Patrimonios y Museos agrega: "A la hora de trazar
su perfil personal, resulta insoslayable señalar que, como tantos jóvenes de su
tiempo, se acercó tempranamente al radicalismo yrigoyenista. Después de 1945,
esa postura inicial lo llevaría -como fue el caso de su amigo Homero Manzi, de
Raúl Scalabrini Ortiz y de Jauretche- a confluir naturalmente con el peronismo,
con cuyo ideario nacional, popular y antiimperialista se sintió naturalmente
identificado".
Enrique de Larrañaga
FICHA
ENRIQUE
DE LARRAÑAGA
Larrañaga, Enrique
de
nació en San Andrés de Giles, Provincia de Buenos
Aires, en 1900 y falleció en Buenos Aires en 1956. Realizó sus estudios de arte
en la Academia Nacional de Argentina, donde fue además profesor de dibujo. En
1915 viajó a España, en donde estudió la obra de Velázquez y se vio influido
por la pintura de Gutiérrez Solana. En el Salón de Otoño de 1927 presentó el
cuadro
Puerta cerrada
y en la Exposición Nacional de
Bellas Artes de 1930 obtuvo una medalla por el cuadro
Plaza del Ángel
. Al año siguiente volvió a Buenos Aires.
Se
puede decir que su consagración definitiva fue el "Gran Premio Nacional
Adquisición de 1936"
(por su obra
Entre telones)
. En 1937 ganó una medalla de oro en la
Exposición Internacional de París con el cuadro
Mi esposa
.
De modo que los grandes reconocimientos a la obra de
Larrañaga ocurrieron una década antes de que Perón comenzara su primera presidencia.
Primeros y segundos premios en importantes encuentros de pintores fueron
habituales para él a partir de 1931. No obstante para los "fusiladores de 1955"
fue "pintor peronista", "pintor del régimen", lo que desató su persecución
política, el apartamiento de la historia del arte argentino, el ostracismo y
hasta la destrucción de algunas de sus obras más emblemáticas.
Bibliografía
Arnáiz, José Manuel (dir.), Cien años de pintura en España y Portugal(1830-1930) ,
Madrid.
Antiqvaria, 1990, tomo 4, pág. 230.
Pantorba, Bernardino de, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes
celebradas en España [1948],
Madrid, Jesús Ramón García-Rama, 1980, p. 284.
"LARRAÑAGA: ARTE, HISTORIA Y POLITICA"
Lo que sigue es una colaboración del profesor Alberto Sorzio, que una vez más prestigia con su participación esta página.
Alberto Sorzio es docente del I.U.N.A. Area Folklore, es artista plástico y ha sido Subsecretario de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, entre otras actividades.
Identidad Cultural.
Así titularía yo la muestra que se realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes de la obra del pintor argentino Enrique de Larrañaga (1900-1956) y que se extendió hasta el 28 de febrero pasado. También se podría titular "PREJUICIOS, ABSURDOS Y CEGUERA" o "MALDAD INSTITUCIONALIZADA Y MENTIRA CULTURAL".
A través de la extensa obra expuesta se pueden observar los cambios del artista, su búsqueda, sus cuestionamientos y hasta sus indecisiones, que son las búsquedas, los cambios y las indecisiones de las artes visuales de la Argentina entre las décadas del 30 al 50. Hay un camino que va desde el impresionismo fadereano (casi diría un academicismo para la época) hacia una búsqueda más autentica de interioridad identitaria. ¿No se lo ve con Leopoldo Marechal en una foto? Evidentemente no fue una casualidad. El buceador de "Adán Buenosayres" fue el paradigma de la reflexión sobre lo nacional en los años que desembocan en la gran transformación del 45 de la que participaron valiosos hombres de las artes y las ciencias
En 1924 viaja a España y es importante observar la gravitación de lo hispánico a través de Gutiérrez Solana que, como otras artistas de la época, trabajaban en el rescate de lo folklórico y lo popular.
Larrañaga intenta esos caminos aquí en su Patria. Hace incursiones en los temas tradicionalistas (payadores, gauchos, etc.) pero a mi entender la culminación de esa búsqueda son los carnavales, los titiriteros, los payasos, toda la construcción alrededor de la máscara. No voy a desarrollar el tema del "otro que soy" o "que quiero ser" Hay mucha escrito al respecto. Me detendré en una reflexión que ilustra la muestra y que dice: "EN LA RISA POPULAR ESTAN TODOS INCLUIDOS Y EN ESA CUALIDAD RADICA SU FUERZA UTOPICA" Síntesis excelente de la obra de Larrañaga.
Y esto nos remite al otro aspecto a considerar de esta muestra: el marco cultural y político en que se desarrolló su obra, o sea la revolución peronista. Las definiciones sobre política cultural del 2º Plan Quinquenal, el trabajo de maestros y alumnos en los campamentos Eva Perón en Mar del Plata son algunos de los tantos intencionados olvidos de la historia oficial. La obra de Larrañaga no es una obra panfletista, ni siquiera se aproxima a la carga de denuncia que tuvieron los "Artistas del Pueblo". Entendió "la risa popular" que nos incluye a todos. Aportó a ese espíritu no solamente su obra sino también su trabajo y compromiso como director de la Escuela Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredon".
Claro: el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina el 16 de junio de 1955, impulsado por las fuerzas antinacionales (instigadoras y partícipes del mismo), borró la alegría popular, destruyó y fusiló, y quiso exterminar la fuerza utópica del pueblo.
También quisieron destruir parte de la obra de Larrañaga y hundirlo en el olvido. No fue así: en su pago natal de San Andrés de Giles hace más de 30 años, anualmente se realiza un concurso de pintura que lleva su nombre (del cual integré varias veces el jurado) con una numerosísima participación de artistas .
La muestra del Museo Nacional de Bellas Artes invitó a reflexionar, construir la memoria, y a los jóvenes les descubrió lo que fue la Argentina justa, libre y soberana de los 50. Fue una fiesta disfrutarla. ¡Que se repita!
Alberto Sorzio