Si bien este mito parece haberse iniciado
sobre las márgenes del río Uruguay entre Brasil y Argentina, se ha extendido a
todo el norte argentino, y relata costumbres nacidas después de la conquista, más
exactamente es una denuncia sobre el maltrato recibido por los negros esclavos,
traídos desde el África hasta América.
Dicen que dicen...
que cuando
un paisano pierde algo, con solo encenderle al negrito un cabito de vela y
dejarle algo de tabaco, si es negro mejor, él intercede, y lo que ha sido
extraviado aparecerá.
Cuentan que los esclavos recibían un
maltrato tan inhumano, que muchas veces los llevaba a la muerte.
Aseguran que en una finca, perteneciente a
una acaudalada familia, el patrón era tan cruel con sus sirvientes, que todos
le temían.
Este hombre, por cualquier motivo, los
golpeaba fieramente e incluso muchos hallaron la muerte cuando él se ensañó con
ellos.
Entre los esclavos de este hombre, había un
negrito mota, locuaz y pícaro a quien le habían asignado la tarea de cuidar el rebaño.
Cierta vez, mientra el muchacho estaba con los animales, que por cierto eran muy numerosos, tres de ellos se apartaron del
grupo y por más que el muchacho los buscó y los buscó, no le fue posible
encontrarlos.
Al caer la tarde, el negrito afligido volvió
a la finca y le dio la noticia al patrón.
Este, ofuscado, lo azotó despiadadamente,
tan feroz fue la paliza que el muchacho no pudo resistir y a los pocos días
murió.
Con el transcurrir del tiempo, otro de los
esclavos, amigo del anterior fue asignado al mismo puesto.
Pasado un tiempo, cuando se desató una
ventisca, éste otro esclavo volvió a
perder parte del ganado, aterrado pensó correr la misma suerte que había tenido
su antecesor.
Desesperado le prendió una vela a su amigo y
le ofrendó su tabaco, rogándole por ayuda… y el negrito le concedió su deseo
haciéndolo encontrar los animales en una
cañada.
Desde esa vez, cuando algo se pierde, los
paisanos le piden ayuda al negrito del pastoreo, y él les concede sus
deseos.
Audio de la
nota : "El negrito del pastoreo" - Canción de Yamandú Rodriguez y en canto y guitarra Héctor Numa
Moraes